Opinión

Isabel, un año después te debemos tres

El consejero de Educación, Universidades, Ciencia y Portavoz del Gobierno del Gobierno de la Comunidad de Madrid repasa las claves del triunfo de Díaz Ayuso el 4-M de 2021

La presidenta de la Comunidad de Madrid
La presidenta de la Comunidad de Madrid"Jesús Hellín "Europa Press

Se cumple en estos días un año de la victoria electoral de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y también de esa recordada frase «España me debe dos» con la que la propia presidenta se refirió al «doblete» de las consecuencias de su éxito: la renuncia de Pablo Iglesias a su poltrona en la Moncloa –un movimiento realizado con la intención arrogante de «ganar Madrid» para la izquierda– y su posterior adiós a la vida política tras el revolcón sufrido en las urnas el 4-M. Transcurridos doce meses, esa afirmación queda ya más que refrendada por los hechos: Iglesias está fuera de juego, incluso en sus aspiraciones de estrellato mediático. Francamente, ¿quién se acuerda de él, en quién influye, a quién le importa? Si dejamos a un lado los cuatro titulares residuales que aún protagoniza a costa de tarjetas SIM destruidas y de niñeras pagadas a costa del erario público, su figura se ha evaporado definitivamente sin dejar apenas rastro, para alivio de la humanidad.

Sí, tenía razón, España le debía dos, pero lo mejor estaba por llegar, porque en los meses siguientes el impulso y la claridad de ideas de Isabel Díaz Ayuso en su acción de gobierno ha conseguido logros muy relevantes y ratificado la solvencia y eficacia de las políticas liberales, desenmascarando la falsedad de las premisas de la izquierda, para beneficio de los madrileños y de nuestro país.

En primer lugar, ¿no clamaban los socialistas y comunistas que era irresponsable buscar un equilibrio entre salud y economía y defendían que lo recomendable era mantener echado el cierre a los negocios? Pues ha quedado demostrado que las regiones gobernadas por la izquierda que siguieron esas recetas de la ruina ni se recuperan ni crean empleo al ritmo de la Comunidad de Madrid.

Las bajadas de impuestos en nuestra región también han jugado un papel fundamental en este tiempo, por supuesto. El pasado noviembre la presidenta anunció la mayor reducción de la historia del IRPF en nuestra región –un 0,5% en cada uno de los tramos autonómicos–, y la supresión de todos los impuestos propios, en cumplimiento de uno de los compromisos más relevantes del programa electoral del Partido Popular. Es un hecho objetivo que, a menor presión fiscal, mayor actividad económica y más ingresos para el sostenimiento y mejora de los servicios públicos. La ecuación funciona. Tanto y tan bien, que el inicuo Gobierno que padece hoy España no deja de hostigar y poner cerco a la moderación de los impuestos en nuestra región, sin que le importe el hecho de que dinamitar la locomotora haría descarrilar a todo el tren: lo que pretenden imponernos sería muy malo para los madrileños, sí, pero también para los valencianos, riojanos, castellano-manchegos o extremeños. Para todos.

Además, gracias a la mayor capacidad de recaudación propiciada por nuestras políticas fiscales, el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha podido planificar y lanzar la más ambiciosa estrategia de natalidad de toda España, un proyecto integral con 80 medidas para hacer frente al invierno demográfico. Mencionaremos sólo dos de ellas: desde el 1 de enero las madres menores de 30 años de nuestra región, con rentas anuales por debajo de los 30.000 euros, tienen ya acceso a una ayuda de 500 euros al mes por bebé, desde el quinto mes de gestación y hasta que el niño cumple dos años, y se han habilitado también deducciones de hasta 2.100 euros en el IRPF por nacimiento o adopción de hijos a lo largo de tres años.

En cuanto a lo que me atañe directamente, por mis responsabilidades de gestión: ¿no presumen los miembros de la coalición PSOE-Podemos de ser los grandes defensores de la educación pública? Pues se la están cargando a conciencia. No nos engañemos: rebajar el nivel de la enseñanza y regalar aprobados y títulos perjudica a todos los alumnos, pero muy especialmente a los que no pueden pagar una formación de refuerzo para compensar esas carencias. Adiós a la educación como ascensor social, por obra y gracia de Pedro Sánchez. Menos mal que en este año aciago, en el que el Ministerio de Educación se ha volcado en la supresión de aprendizajes esenciales y en el ninguneo a la enseñanza de la filosofía y la historia de España, desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid hemos seguido dando la réplica con un modelo educativo alternativo en el que protegemos la calidad de los contenidos, la equidad y la cultura del esfuerzo.

Al mismo tiempo, el Gobierno sanchista ha suprimido las calificaciones numéricas de los alumnos en la ESO. No les gustan las cifras concretas, por su exactitud y objetividad, ni en la educación ni en cualquier otro ámbito. Así que no está de más, como último recordatorio, subrayar algunos de los números que más escuecen en Moncloa: la Comunidad de Madrid acaba de registrar el récord histórico de cotizantes a la Seguridad Social (3,4 millones), es líder en la creación de empleo efectivo (370.000 puestos de trabajo desde septiembre de 2020) y encabeza también la creación de empresas: nacen 65 nuevas cada día. En resumen, un año después del 4-M nuestra región ha cobrado varios cuerpos de ventaja como motor de España. Otra más que más que le debemos a Isabel Díaz Ayuso.