Patrimonio

El tren de Navacerrada: una línea que cumplirá un siglo y que lleva más de dos años cerrada

La plataforma Salvemos Navacerrada confía en que el trayecto que cubre de Cercedilla a Cotos, inaugurado en 1923, reabra antes de final de año

El tren de Cercedilla a Navacerrada, el día de su inauguración
El tren de Cercedilla a Navacerrada, el día de su inauguraciónMartín Santos Yubero / Archivo Fotográfico de la Comunidad de Madrid

Es el día 12 de julio de 1923. Los Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, se desplazan en automóvil hasta Cercedilla. A las 18:00 horas presiden un acto oficial: la inauguración del ferrocarril eléctrico que partía desde esa localidad del noroeste de Madrid con destino al Puerto de Navacerrada. Acompañados de autoridades como el obispo de Madrid-Alcalá o el ministro de Fomento, la cabecera del tren porta las banderas de España y Suiza, debido a que los automotores habían sido construidos en el país helvético. No solo supuso un hito para nuestro país en lo que se refería a la tecnología y a las infraestructuras; también supuso un impulso para un buen puñado de localidades que, desde entonces, hicieron de la nieve su modo de vida, acercándola a su vez a todos los madrileños.

Todo ello lo documenta Chus Martín-Merino, portavoz de la plataforma Salvemos Navacerrada, en su ensayo «Caminos de Hierro, caminos del Guadarrama». Un texto en el que recoge las circunstancias políticas, sociales y económicas que posibilitaron la puesta en marcha de una línea férrea que, en 2023, cumplirá un siglo de vida. Con todo, desde la plataforma recuerdan que hace más de dos años que el tren no llega a la estación. La línea, hoy conocida como C-9, y que conecta Cercedilla con el puerto de Cotos, sigue sin estar en funcionamiento. Aprovechando el estado de alarma, Renfe la cerró el 14 de marzo de 2020 para acometer una serie de obras y actuaciones sobre las instalaciones de la propia línea. Y es que su ubicación geográfica –parte de los 1.100 metros de altitud en Cercedilla y llega a los 1.819 del Puerto de Cotos– provoca que la C-9 sea especialmente sensible a las inclemencias invernales.

En diciembre de 2021, Renfe avanzó que la línea volvería a prestar servicio durante el primer trimestre de este año. Sin embargo, dicho momento se está haciendo esperar. Por el momento, no se ha anunciado fecha.

Con todo, desde Salvemos Navacerrada esperan –y confían– que, a finales de este 2022, la línea se reabra. Y no solo por el valor histórico que atesora un trayecto que en menos de un año cumplirá un siglo de vida. La reapertura de la línea ha sido uno de los caballos de batalla de la plataforma desde su creación. Hay que recordar que Salvemos Navacerrada nació como una respuesta ciudadana al cierre, decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez alegando perjuicios para el medio ambiente, de las tres principales pistas de la estación de esquí: El Bosque, El Telégrafo y El Escaparate. Un cierre –o una «no renovación– que, a día de hoy, se encuentra en un ínterim judicial, lo que ha permitido a la empresa concesionaria seguir abriendo las instalaciones. Como explica Martín-Merino, la reapertura del tren «descongestionaría la Nacional VI», un punto que supone una fuente de polución en la actualidad. «Hablamos de un tren eléctrico y sostenible. Parece que la intención de reabrirlo es clara», añaden desde una asociación que «ha logrado que no se cierre la estación. Los políticos han comprendido la magnitud de lo que significa Navacerrada y la empresa concesionaria se sintió lo suficientemente arropada como para abrir las pistas».

Ingeniero y emprendedor

En su ensayo, Chus Martín, autora asimismo del libro «Hijos del Guadarrama», detalla la historia de un ferrocarril que supuso un salto a varios niveles. En 1888, existía una línea férrea que unía a Madrid con Segovia, con parada en Cercedilla. Fue en 1919 cuando el llamado Sindicato de Iniciativas, con el ingeniero José de Aguinaga al frente, planteó la posibilidad de crear un ramal que conectara Cercedilla con Navacerrada. ¿El objetivo? Acercar el Puerto a todos los madrileños. El Ministerio de Fomento admitió a trámite tanto la construcción como la explotación. Así se constituyó la Sociedad Anónima del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama. Con todo, la obra pasó por dificultades. En 1921 y en 1922 tuvieron que pararse los trabajos debido a las inclemencias del tiempo. Un año después, se produjo la inauguración, ya referida al principio de este artículo.

El ferrocarril, en la década de los sesenta
El ferrocarril, en la década de los sesentaMartín Santos Yubero / Archivo Fotográfico de la Comunidad de Madrid

Hay que tener en cuenta varios efectos colaterales que tuvo la implantación de esta vía férrea. Entre ellos, la implantación de la central eléctrica para poner en marcha el ferrocarril –se necesitaban 500CV, motor Diesel de cuatro cilindros y cuatro tiempos para ponerlo en marcha–, que propició que las localidades de la zona pudieran beneficiarse, por primera vez, de aquella fuente de energía.

Por otro lado, también hay pequeños tesoros patrimoniales. En el punto kilométrico 58.100, un camino de unos 600 metros conduce a la Capilla de las Nieves. Este pequeño templo fue realizado por los mismos productores del ferrocarril. Y, además de ofrecer servicios religiosos –ha oficiado desde bautizos a bodas–, también hace las veces de refugio para los excursionistas. Lo cierto es que, casi veinte años después, en 1941, un vasto incendio dio pie a su reconstrucción. Ya en los años sesenta, su tejado sufrió mucho debido a la acumulación de nieve en la cubierta, si bien fue el propio párroco el que asumió su reparación. Desde 1972, permanece en uso, como recuerda Chus Martín-Merino.

Ya en los años sesenta, la llegada de excursionistas convirtió a la zona en un importante foco económico. Surgen el Chalet Club Alpino Español, el Hotel Victoria, los albergues de la Sociedad Deportiva Excursionista y del R.S.E.A. Peñalara... De hecho, la estación de esquí ya funcionaba a pleno rendimiento. No en vano, el primer remonte del Puerto d Navacerrada es de 1945. Además, acogió el Evento internacional de esquí a principios de los años cincuenta.

La hija de Franco

Hay una anécdota al respecto. Al evento asistió Carmen Franco Polo, hija de Francisco Franco, y entonces embarazada de su primera hija. Debido a su delicado estado, tuvo que ser trasladada en un trineo hasta el andén del tren para volver a Cercedilla. Las dificultades del traslado provocaron que el Estado tomara conciencia de la importancia de su mantenimiento, motivo por el cual adquirió la línea, que pasó a formar parte de Renfe.

Fue a finales de los años cincuenta cuando se decidió prolongar la línea hasta el Puerto de Cotos, tal y como la conocemos hoy, estableciendo un recorrido de 19 kilómetros por las laderas de la zona central de la sierra de Guadarrama. Y es aquí donde se cita otro de los grandes hitos arquitectónicos: el túnel de 671 metros gracias al cual el tren pasaba bajo el Puerto de Navacerrada. Un túnel que, como toda esta pequeña y casi centenaria red ferroviaria, lleva más de dos años sin ver pasar un ferrocarril.