Tecnología
Un joven español de 19 años, al frente de la NASA de los picosatélites
Julián Fernández es el creador de una empresa que, en plena Gran Vía, ofrece soluciones para el internet de las cosas. Su objetivo es desplegar una nueva constelación de 80 satélites en 2024
En medio del habitual ajetreo de la Gran Vía está la empresa que ha hecho realidad el famosísimo dicho «de Madrid al cielo». Y es que, en el noveno piso de uno de sus emblemáticos edificios, nos adentramos en FOSSA Systems, una startup española que se dedica a fabricar picosatélites para dar servicios de conectividad IoT. Allí mismo, en una oficina con vistas a toda la ciudad, sus jovencísimos empleados diseñan, desarrollan y fabrican satélites que pueden cogerse con una sola mano y que dan vida al conocido como «internet de las cosas».
Sí, la NASA española existe, está en Madrid y ha sido creada por un joven que aún no ha cumplido los 20 años. Él es Julián Fernández, CEO y Co-Fundador, con Vicente González, de FOSSA Systems. «Esto no es Netflix ni Amazon», dice Fernández a este periódico. Con estos satélites lo que se logra, sin embargo, tiene un enorme impacto en el funcionamiento del mundo tal como lo conocemos: «Logramos una conectividad a muy baja velocidad, con muy pocos datos, para las industrias, la agricultura, la logística o la ganadería», explica. Así, pequeños sensores pueden enviar datos como la humedad, la temperatura o la geolocalización, para, vía satélite, recogerlos en zonas en las que no hay conectividad y facilitar los procesos.
«Más del 80% del planeta no tiene acceso a conectividad», señala el CEO de la empresa. Puede ser un dato sorprendente, pero, de hecho, en España tenemos una falta de conectividad de entre el 10 y el 15%. «Tenemos todos los días clientes que nos piden soluciones como estas», apunta, «por eso, nuestro objetivo es llevar el IoT a un nivel global, para que cualquier persona pueda acceder a la conectividad mediante satélites y ayudar a estas empresas a conocer mejor lo que está ocurriendo». Esto facilita, además, la optimización de los recursos y, con ello, la reducción de emisiones, por lo que es un medio de llevar las tecnologías a la protección del medio ambiente, ya que, «entendiendo mejor los procesos productivos pueden tomar mejores decisiones».
Y es que, a través de estos satélites, se puede saber cuándo hay un aumento de la humedad pero también una tala ilegal árboles. «La tecnología IoT lo que hace es monitorizar parámetros. Si ponemos en la agricultura uno de estos sensores en la tierra, podemos medir los niveles de humedad, temperatura y PH, lo que nos hace conocer en qué estado se encuentra esa tierra para optimizar los procesos de regadío», explica Fernández. Del mismo modo, en el caso de una flota, como puede ser de mensajería, la IoT permite monitorizar las rutas y optimizar el consumo de combustible.
Sin embargo, lo que más llama FOSSA Systems es que fabrica unos satélites de un tamaño muy reducido, lo que les diferencia de la mayoría de los que existen ahora mismo. De esta manera, los 13 que la empresa ya tiene en órbita –lanzados junto a SpaceX–, lo que hacen es actuar como torres de comunicaciones en el espacio. «Tienen un coste mucho menor que los satélites tradicionales», señala Fernández, «por lo tanto, en lugar de invertir cientos de millones, por unos 10 millones se puede poner en órbita toda una constelación de estos satélites para conectividad IoT, sin la necesidad de grandes antenas que precisa la conectividad tradicional». Además, al ser tan pequeños evitan la contaminación del cielo nocturno.
Por su parte, Vicente González, CTO de Fossa y Co-Fundador de la empresa –y quien tampoco llega aún a la treintena–, pone el pie de este viaje al espacio un poco más atrás. Concretamente, en 2020, cuando la compañía se puso en marcha. «Habíamos empezado a movernos un par de años antes, ya que Julián tenía un sueño: democratizar el acceso al espacio a las comunicaciones IoT», explica. Así, y a través del foro internacional Reddit, encontró a una serie de compañeros que le ayudaron a desarrollar el primer satélite, que se puso exitosamente en órbita a finales de 2019. «Gracias al interés de los potenciales clientes de esa misión se empezaron a acercar interesados en nuestra solución, y así decidieron dar el paso en su actividad comercial», añade González. Hoy, la empresa tiene 23 empleados, con perspectiva de que a finales de año el equipo esté formado por 30 personas. A partir de ahí, pretenden seguir con un crecimiento exponencial que les ayude a cumplir «los objetivos tan ambiciosos que tenemos». «Nuestra visión es que queremos ser los líderes en soluciones IoT a través de satélites en el espacio, afirma González. Para ello, tienen muy claro que el único camino es «verticalizar la estructura de la empresa» para, aprendiendo cada detalle de cada proceso, «aportar soluciones no solo robustas para el internet de las cosas, sino también eficientes a nivel de costes, con el objetivo de llegar a cuantas más empresas, mejor. «El objetivo es desplegar una nueva constelación de 80 satélites en 2024, que es lo que nos permitirá dar un servicio cercano al tiempo real, y, a partir de ahí, seguir aumentando el número de satélites para seguir dando un mejor servicio».
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