Historia

¿Qué era el sifón Sparklets, la “eterna juventud” en botella?

Una forma de beber sofisticada y elegante que fue sustituida, con el paso del tiempo, por las bebidas embotelladas de usar y tirar

Sparklets, bebidas de otra época
Sparklets, bebidas de otra épocaBNE

Una bebida antigua... y un concepto muy moderno también. De los tónicos reconstituyentes del siglo XIX a las “bebidas verdes”, mezclas clave para alcanzar la eterna juventud. O eso se vendía. En Madrid, y en otros puntos de España, la preocupación por la salud, el cuidado personal y el bienestar, de aquellos que se lo podían pagar, claro, comenzaba a abrirse paso: era el momento del sifón Sparklets. En él se concentraba, nunca mejor dicho, el concepto de beber sano. Hablamos de la larga lista de conocidas bebidas “medicinales”, tan de moda en las últimas décadas del siglo XIX, como por ejemplo el agua Vichy, Mondariz, etc. Eran tiempos de teorías higienistas, aguas termales, cereales, gimnasia y algún que otro aparato eléctrico. Y es que la electricidad, que acababa de llegar a nuestras vidas decimonónicas, podría ser la gran panacea. Descargas para revitalizar el cuerpo...

Sparklets, bebidas de otra época
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El sifón, en realidad, se componía de tres cuerpos. El receptáculo, de vidrio blanco, de forma y tamaño similar a una botella de Champagne, algo que lo hacía más atractivo y sofisticado, y recubierta con una malla de metal, tenía en la boca una rosca interior donde se atornillaba el segundo cuerpo. Este consistía en una esfera de metal niquelado que por su interior estaba atravesada por un tubito que ponía en comunicación el primer cuerpo con el tercero; el cual consistía en una caperuza que se atornillaba también al segundo cuerpo y que estaba destinado a recibir en él la cápsula llamada “Sparklets”.

Así, recibían el nombre de “sparklets” los sifones que funcionaban con cargas individuales de gas. Utilizados sobre todo en el ámbito doméstico, contaban con la ventaja de la higiene, en unos tiempos en que no se fiaban mucho de las manipulaciones que pudieran llevarse a cabo en los procesos industriales o de los lugares donde podrían haber estado estas botellas. Fabricados por la compañía Sparklets Ltd, de Londres, el primero de ellos, que no era propiamente un sifón sino una botella, fue patentado en 1896.

Como apuntábamos, en ese proceso, en que se terminaba atornillando el tercer elemento, esa especie de caperuza que, al colocarla, perforaba la cápsula, era clave oír un ruido similar a un pinchazo: esto indicaba que el gas se había liberado. Bastaba con agitar un poco el artefacto para disponer de la bebida efervescente. Toda una modernidad técnica. La prensa de la época se hacía eco de la maravilla del invento de forma que “si dais un banquete, no necesitaréis comprar Champagne sin remisión. Cualquier vino blanco agradable desafiará al Moet Chandon más espumoso”(La Correspondencia de España 02/06/1899).

Como todo, los “sparklets” fueron evolucionando. La Sparklets Corporation de Nueva York, filial de la compañía londinense, introdujo en los años 30 una válvula de no retorno que permitía retirar la recarga después de que el sifón estuviera cargado. Estos sifones estaban confeccionados, además, con cristal hecho en Checoslovaquia. Lo más de la sofisticación. Luego vinieron los “sparklets” hechos con una aleación cromada, y los de colores y distintas formas con cabeza de nylon, muy populares en los guateques de los 60 y los 70.

Comodidad, Higiene y Economía” en los hogares madrileños que también podía llevarse de viaje. Una manipulación que hacía de cada uno un barman, como si de la barra del hotel Ritz se tratase. Algo que unió el nombre de los sifones Sparklets a un cierto concepto de vida sofisticado y elegante. Al menos así fue hasta que el consumismo de usar y tirar, de la mano de las bebidas embotelladas llevaron al ostracismo primero y al olvido después a los sifones “Sparklets”. Y allí siguen, entre el olvido y la nostalgia de quienes los conocieron (cada vez menos).