Arte
Conocemos a través de ilustraciones los rincones más especiales de Madrid
Félix Díaz de Escauriaza ha sido el autor de la campaña del Gobierno regional para promocionar sus once villas y los lugares patrimonio declarados por la UNESCO
La Gran Vía, el Palacio Real, El Retiro o el Museo del Prado son algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Pero Madrid es mucho más. Y es que lejos de ese ambiente urbano que todo el mundo conoce, también es el destino rural perfecto. Es por esto, que la Comunidad de Madrid ha querido promocionar el amplio abanico de paisajes, patrimonio histórico y actividades que se pueden hacer en plena naturaleza sin salir de sus fronteras. Con el marco de sus dieciocho ilustraciones, el artista madrileño Félix Díaz de Escauriaza propone un viaje a través del arte por las once villas madrileñas y los cinco espectaculares enclaves declarados Patrimonio mundial por la UNESCO.
Buitrago de Lozoya, Manzanares el Real, Colmenar de Oreja, Torrelaguna, Nuevo Baztán, Navalcarnero, Patones de Arriba, Rascafría, San Martín de Valdeiglesias, Villarejo de Salvanés y Chinchón son las primeras. Un descubrimiento para el propio ilustrador que no conocía muchas de ellas y que ha podido hacerlo gracias a esta campaña. «Fui a casi todas ellas para escoger con precisión lo que quería reflejar y poder llegar al máximo detalle», asegura Díaz a LA RAZÓN. Sin embargo, algunos escenarios no mostraban su imagen habitual debido a la sequía, como el Pantano de San Juan en San Martín de Valdeiglesias. «Para estos casos tuve que apoyarme en imágenes, en el propio Google Street View o en vídeos de YouTube, donde hay grabaciones hechas con drones que son maravillosas», confiesa.
Satisfecho con el resultado de la mayor parte de sus ilustraciones –su exigencia no le permite estarlo del todo con alguna– confiesa que fue la de Chinchón la que más trabajo le dio. «Como en todas mis ilustraciones, me gusta incluir pequeños detalles o personajes que a primera vista no se ven. Que puedas volver a ellos y descubrir cosas nuevas», y añade, «por eso, en la Plaza de Chinchón, aunque los soportales estén tapados por un toldo me gusta poner personajes tras ellos y que se vea que detrás están pasando cosas».
Del segundo grupo de cinco ilustraciones, dice sentirse orgulloso de la de Aranjuez y el Palacio de Cristal, incluido en el Paisaje de la Luz, y la más complicada con diferencia para el ilustrador. Aunque cada una de ellas le llevó de 3 a 5 días, aún recuerda las horas que pasó allí para lograr el color real, reflejar cómo estaban sus hierros ensamblados o cuál era la disposición de cada una de sus partes. «Cuando hago una ilustración suelo tener muy claro lo que quiero y cómo lo quiero. Una vez hice el boceto y empecé a colorear me di cuenta que no era la técnica que quería y que no estaba quedando como esperaba… dudé si continuar, pero ahora me alegro de haberlo hecho porque estoy contento con el resultado», asegura.
Esta campaña, con la que la Comunidad de Madrid busca dar a conocer aquellos municipios de la ciudad con menos de 20.000 habitantes, es además una muestra de la gran variedad de destinos con los que cuenta a pocos kilómetros del centro y que tanto llamó la atención del ilustrador.
Desde que apostó, hace algo más de 12 años, por hacer de su hobby su profesión, la capital ha estado presente en todos sus trabajos. «Recuerdo un libro que compré en la Feria del Libro y que solo era de imágenes del cielo de Madrid y de las esculturas que había en sus tejados y azoteas», confiesa. Algo que aparece reflejado en todas ilustraciones hasta ahora. También su gusto por los edificios. Uno de sus trabajos con más repercusión fue una ilustración del número tres de la Calle Milanesesy su escultura «Accidente aéreo» o la del edificio con el Romano en plena Gran Vía.
Tal ha sido siempre su interés que, incluso, «antes que estudiar periodismo, me replanteé estudiar arquitectura porque me gustaba esa parte estética pero aposté por otra forma de comunicar», asegura. Algo que dice no haber dejado de hacer desde pequeño, ya que desde que tiene uso de razón –y algunos folios con garabatos y dibujos que aún conserva lo ratifican– siempre ha tratado de transmitir su mundo interior de cualquier manera. Y aunque según dice, todavía está tratando de encontrar su estilo si por algo se caracterizan sus ilustraciones es por el color. Al que da mucha importancia. «Intento trabajar con una paleta reconocible pero me gusta experimentar con ellos, que el color refleje algo y que cuando vean mis ilustraciones les digan algo», detalla. Por esta flexibilidad, trabaja de forma digital aunque está tratando de volver a los métodos más tradicionales que usaba en sus inicios. Con lápiz, plumilla o bolígrafo.
Aunque, sin duda, este ha sido uno de sus grandes trabajos, Díaz ya ha trabajado para algunas grandes marcas y ha ilustrado varios libros.Otra de sus pasiones. «Aunque digan que no hay que juzgar un libro por la portada, para mí uno muy bien editado es de las mejores cosas que hay. Y yo sigo comprando un libro por su portada», asegura». En muchas de sus ilustraciones se pueden encontrar también resquicios de las novelas clásicas infantiles que aún, a día de hoy, sigue leyendo. «Igual que mis trabajos tienen un toque realista también lo tienen de surrealista, como en las novelas de Roald Dhal o ‘Alicia en el país de las maravillas’», apunta.
Sin dejar atrás sus ilustradores de referencia como Quentin Blake, Jean-Jacques Sempé o Ignasi Monreal, entre los más actuales. Después de acompañar historias, algo que no descarta repetir, pocas cosas le quedan por hacer. Quizás a nivel arquitectónico, pues aún hay algunos rincones de la ciudad que le gustaría dibujar y de los que guarda fotografías en una carpeta. Otros se les resisten, como la azotea del edificio Metrópolis.
Sus obras a la venta: NFTS y en el extranjero
Hace algo más de un año, Díaz empezó a escuchar hablar de los NFTS. Aunque pasó por un largo periodo de investigación, en el que pudo conocer en qué consistían, a los compañeros que estaban apostando por esta nueva modalidad de arte o las plataformas que podrían ser de interés para él, el madrileño dice estar «muy calmado» en este aspecto. «Hubo una locura muy bestia y gente que ha ganado millonadas pero yo prefiero mantenerme en un segundo plano y aprender bien las cosas», confiesa.
Por ahora, se encuentra dando salida a mucho trabajo personal del que dice estar «muy orgulloso» y que ha puesto a la venta en sutienda online como el resto de sus láminas. También acaba de empezar con una agencia de representación que le está abriendo camino en el extranjero.
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