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Jorge Pla: el madrileño que quiere ser astronauta e ir Marte para comprender la Tierra

El investigador, que trabaja en tres proyectos de la NASA, forma parte de los 1.361 seleccionados para ser astronauta de la Agencia Espacial Europea 

Jorge Pla-García, aspirante a astronauta.
Jorge Pla-García, aspirante a astronauta.Gonzalo Pérez MataLa Razón

Cuando en 1990 Paul Verhoeven dirigió «Desafío total», situó al protagonista de la película, Doug Quaid –quien, interpretado por Arnold Schwarzenegger, tiene constantes pesadillas con un viaje a Marte que no recuerda haber hecho–, en el año 2084. El film, que salta continuamente entre el sueño y la realidad, es solo uno de los cientos –tal vez miles– de ejemplos de ese futuro que el imaginario colectivo había creado, por aquel entonces, sobre lo que sería el siglo XXI. En un momento en el que la tecnología empezaba a abrir un universo de posibilidades, la capacidad de salir de los límites del planeta Tierra cada vez era más factible, y el sueño de ir a Marte, como el de Schwarzenegger, parecía cada vez más real.

Sin embargo, hay personas que no solo han soñado con ir a Marte «desde la infancia», sino que trabajan para ello. Este es el caso del madrileño Jorge Pla, del INTA-CAB, doctor en Astrofísica por la Universidad Complutense de Madrid y que actualmente investiga en tres misiones de la NASA en el planeta rojo: instrumento REMS, de la misión Curiosity rover; instrumento TWINS (misión InSight) e instrumento MEDA y Consejo de Atmósferas de NASA (Perseverance rover). Además, en septiembre de 2021 fue seleccionado por la Agencia Espacial Europea como uno de los 1.361 participantes del proceso de selección de sus astronautas, entre más de 22.500 personas de toda Europa.

Si bien comenzó su trayectoria estudiando Ingeniería Informática, este madrileño realmente soñaba con el espacio. «Me enteré que desde aquí, desde Madrid, el Centro de Astrobiología se había especializado en crear estaciones meteorológicas para Marte», explica a La Razón. «Eso me impulsó a continuar mi formación para poder entrar, y aquí estoy», dice. «Ahora mismo, en suelo marciano hay muchos robots, pero que funcionen y nos envíen datos, solo hay cuatro: tres americanos, que son en los que trabajamos desde España, y uno chino», señala.

El hecho de que en esos tres robots haya estaciones para medir el clima de Marte, tal como apunta Pla, «ha convertido a España en líder en meteorología en suelo marciano». De hecho, este Centro de Astrobiología es el único adscrito a la NASA que se encuentra fuera de territorio estadounidense. Por ello, el trabajo de Pla, además de en esa preparación para alcanzar físicamente el espacio, es el estudio de la atmósfera de Marte para, así, comprender un poco mejor la vida en nuestro planeta.

«En Europa hay cinco máquinas que imitan la atmósfera marciana, pero ninguna tan completa como la que tenemos aquí», dice. Es capaz de imitar desde la delgadez de la atmósfera hasta el polvo en suspensión, la cantidad de CO2, la presión y la luz solar que llega hasta el planeta rojo. Con todo ello, Marte sigue siendo el planeta con más posibilidades y más amable para la vida, ya que, si bien cuenta con unas circunstancias «hostiles» si lo comparamos con la Tierra, «no son mortales si vamos lo suficientemente preparados», asegura Pla. «Por ejemplo, para solucionar el problema del oxígeno, estamos ya probando aparatos en Marte que generan oxígeno a partir del CO2 de la atmósfera», apunta. «Era algo que sospechábamos, pero ahora que sabemos que somos capaces de crear oxígeno, que es vital no solo para respirar, sino también para utilizarlo como combustible para volver a la Tierra», asevera.

El sueño de ir a Marte, sin embargo, no tiene tanto que ver con un deseo de dejar atrás la Tierra, sino de preservar la vida en ella. De hecho, el estudio de las condiciones atmosféricas de Marte para lo que es vital es para aprender sobre nuestro planeta. «Es una de las grandes ventajas de estudiar otros cuerpos del Sistema Solar», explica Pla. «Cuanto más conocemos Venus y Marte, más entendemos la Tierra», dice. Y, en esta lucha que tenemos actualmente contra el cambio climático, que a veces deja escenas de ciencia ficción, el conocer bien cómo son y cómo han evolucionado las atmósferas de otros planetas «facilita que comprendamos mejor la nuestra, de la cual aún se nos escapan cosas».