Auge y caída

Siempre Cibeles: la piedra en la que siempre ha tropezado Pablo Iglesias

Fue el Ayuntamiento de Madrid la plaza (efímera) de una de las victorias del ex líder de Podemos: llevo a la Alcaldía a Carmena. La ex jueza soltó amarras. Mañana, el Pleno de esta ciudad le reprobará

Pablo Iglesias y Manuela Carmena, en julio de 2015, durante una reunión en el Palacio de Cibeles
Pablo Iglesias y Manuela Carmena, en julio de 2015, durante una reunión en el Palacio de Cibelesmadrid.esmadrid.es

“Ahora el Ayuntamiento de Madrid está al servicio de los ciudadanos, es un Ayuntamiento para la gente”. Pablo Iglesias pronunció estas palabras en julio de 2015. En la planta noble del Palacio de Cibeles. Comparecía ante los medios de comunicación tras reunirse con la recién elegida alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. Apenas un mes antes, el 13 de junio, Iglesias tampoco había querido perderse la toma de posesión de la ex jueza. Ese mismo sábado, en un buen puñado de consistorios de toda España, los rebautizados como “del cambio”, un candidato vinculado a Podemos de una u otra manera se hacía con el bastón de mando. Barcelona, Zaragoza, La Coruña, Valencia, Cádiz... Pero Iglesias eligió Madrid. No era sólo su ciudad. Era muy consciente el líder de Podemos del impacto de su imagen desde la tribuna del Palacio de Cibeles jaleando y aplaudiendo cómo “su” candidata tomaba el relevo de Ana Botella entre gritos de “sí, se puede”.

Esa imagen de Iglesias asomados a un balcón del salón de Plenos de Cibeles con el puño en alto es uno de los símbolos de los ayuntamientos del cambio. Una instantánea vale también para describir la capacidad de autodestrucción del partido que nació del 15-M:Iglesias estaba acompañado en ese instante por Iñigo Errejón, Jesús Montero y Juan Carlos Monedero; y ninguno de ellos, figuras claves para el partido en Madrid, están ya en la primera línea morada. Lo que estaba claro en aquel momento es que hacerse con la primera ciudad del país era un éxito incontestable para los de Iglesias.

Pero todo quedó ahí. Fueron, esos meses de junio y de julio, los únicos de verdadero idilio entre Iglesias y Carmena. La estrategia de Podemos pasaba por convertir Cibeles en un banco de pruebas, también en un altavoz, para Podemos. Un reclamo electoral: “Lo que va a hacer Carmena en Madrid es lo que haremos al llegar al Gobierno de España”. Pero esa hoja de ruta morada se alejaba mucho de la que la nueva alcaldesa tenía preparada. Y, prácticamente, desde ese momento inicial, superado el éxtasis derivado de la sorpresa electoral y del histórico desalojo del Partido Popular de uno de sus feudos por excelencia, el Ayuntamiento de Madrid se convirtió en un quebradero de cabeza para Iglesias y para los suyos. Una constante que se ha mantenido hasta ahora, con la reprobación pública a la que será sometida su figura en el Pleno municipal de esta semana.

Desde ese mismo verano de 2015, la relación entre ambas partes -el núcleo duro de Iglesias en Podemos y el equipo más próximo a Carmena- comenzó a complicarse. «En el entorno más próximo a Manuela, se extendió la tesis de que fue ella la que ganó las elecciones y de que, por tanto, ella sola podría volver a ganarlas», reconoce una antigua asesora de ese Gobierno municipal. Desde la otra orilla, la impresión era la contraria. A juicio de los de Iglesias, Carmena debía a Podemos haber llegado a la Alcaldía y, con el paso de los meses, fueron siendo conscientes de la intención de la ex jueza de soltar amarras.

Y no se equivocaban. No se concretó la “venganza” en un único movimiento. En noviembre de 2018, Podemos inició un proceso de primarias para después sumarse a una plataforma encabezada por Manuela Carmena para presentarse a las elecciones municipales de 2019. Con lo que no contaba este partido ese con que Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, y otros cinco ediles del consistorio pertenecientes a Podemos hubieran decidido abandonar ese proceso de primarias abierto por la formación morada en la ciudad. Además de Maestre se apartaron los concejales José Manuel Calvo, Jorge García Castaño, Paco Pérez, Esther Gómez y Marta Gómez.

El estallido final estaba al caer. Entre tanto, Errejón había sido designado candidato de Podemos a la Asamblea de Madrid de cara a las elecciones de mayo de 2019. Pero nada terminó siendo como Iglesias había planeado por la cabeza. Y saltaron por los aires todos los puentes hasta el punto de convertirse, la gestada en Cibeles, la crisis más seria a la que se ha enfrentado Podemos en su historia. Tras varios meses de incertidumbre, Carmena comunicó a los suyos que había deshojado la margarita y decidido volver a concurrir como cabeza de cartel. Pero, tras cuatro años en el cargo, exigió condiciones: no habría cuotas en sus listas, no permitiría que los partidos –especialmente Podemos e Izquierda Unida– le escribieran el guion y el programa de su campaña y no habría primarias. Nacía Más Madrid, a la que más tarde, «pacto de las empanadillas» mediante, se uniría Iñigo Errejón como parte de una operación que puso en jaque a Iglesias.

El capítulo final de Iglesias en política también tuvo como escenario Madrid. No fue Cibeles, en este caso. La decisión de Isabel Díaz Ayuso de adelantar las elecciones regionales al 4 de mayo de 2021 llevó al líder de Podemos a abandonar su cargo como vicepresidente del Gobierno de Pedro Sánchez. Lo que los madrileños decidieron en las urnas precipitó su adiós a la política. La región en la que nació, dio la espalda a Iglesias y llevó a la derecha a una mayoría absoluta histórica. Mañana, será su ciudad de nacimiento -y de residencia hasta que se mudó a Galapagar- la que repruebe a Iglesias.