Gastronomía
La cuesta de enero más gocha: los mejores restaurantes anticrisis de Madrid
En 2023 prometo seguir buscando nuevos lugares que «quiten el sentío». Aquí van espacios donde comer «rico, rico» y a un precio apto para todos los bolsillos
Ya vislumbramos en el horizonte el fin de los desayunos, comidas, cenas y recenas con un sinfín de platos sobre la mesa. Nuestra mejor sonrisa y la visita a la farmacia en busca de esas pastillas milagro no son suficientes para sobrellevar esas digestiones que, sin duda, son imposibles. Estos compromisos, gracias a Dios, ya quedan atrás parar liberar nuestras agendas, dispuestas a llenarse de nuevo en favor de contribuir a cultivar esa barriga que antes no teníamos –o que al menos podíamos disimular–.
Como siempre, estrenamos año con la mirada puesta en la cuesta de enero y con firmes propósitos –que a lo largo del año se van desvirtuando–. Un servidor en 2023 promete seguir buscando nuevos lugares que «quiten el sentío» –leído al más puro estilo Lola Flores– para llevar mejor la cuesta de enero y todas las que vengan. Mi firme propósito es seguir disfrutando de una buena comida y, cómo no, de compartir mis secretos gastronómicos con aquellos que se encuentra al otro lado, ávidos de rincones donde rendirse al placer más animal: el de comer.
Golpe en la mesa de los barrios
Dejamos el bullicio del centro de la urbe –que nos mata y nos da la vida a partes iguales– para darnos cuenta de que los barrios hace ya tiempo que dieron un golpe sobre la mesa y se convirtieron en tendencia, con espacios donde comer «rico, rico», como dice el gran Arguiñano, y a un precio apto para todos los bolsillos. Guía Repsol con sus Soletes de Barrio, nos ayuda a desgranar por barrios el Madrid culinario más periférico con la distinción de 37 establecimientos, que no son archiconocidos, pero que, con el boca a boca, hacen pleno día tras día. Desde Arganzuela a Barajas, pasando por Usera, Vallecas, Chamartín o Montecarmelo.
Nuestro viaje comienza en Carabanchel, del que dicen que es el Brooklyn madrileño. A las modernas galerías de arte y sus hipsters paseando entre los grafitis más cañís, se suman soletes como la fábrica de cerveza artesanal Patanel, el Vegania Veggie Bar o D’Neto, con una sorprendente carta de hamburguesas con guiños brasileños. Damos el salto a Usera, barrio multicultural por antonomasia, cuya rica mezcla se refleja en la comida que ofrece a vecinos y visitantes. Aquí mención especial para la Taberna Andaluza Sacromonte con sus pinchos, donde lo castizo y lo oriental se unen, por ejemplo, al degustar su guantá de gyozas –con ingredientes comprados en los comercios orientales de la zona– o al cantar una Salve rociera acompañada de un buen vino. En Barajas no solo está el aeropuerto señores; Barajas existe en la figura de BarraCruda, un restaurante de alta cocina especializados en «raw food», técnicas de crudos, semi crudos y cocción a baja temperatura –inigualables los ceviches y tiraditos–.
Entre lo familiar y lo vegano
Los amantes del cachopo que viven fuera de la almendra central tienen una parada obligada en Cuadrilla, que cuenta con dos sedes en la capital, una de ellas en el barrio de Montecarmelo. Ofrecen cada día cachopos de gran tamaño y mejor sabor, pero también taco de gambón en tempura o de panceta ibérica. Seguimos nuestro periplo y desembarcamos en Vallecas, donde en la plaza Vieja nos espera La Pajarería con su cocina 100 % vegana. Guía Repsol no ha pasado por alto algunos locales dentro de la M-30: en Chopera destacan los vinos naturales y los quesos de La Cruda, mientras que en el barrio de Adelfas se encuentra el Femary con la mejor tortilla de Madrid y ese toque de local familiar que te hace sentir como en casa.
No obstante, la prestigiosa guía también ha pensado en aquellos que prefieran cobijarse y hacer frente al año desde el calor de su hogar. Guía Repsol lanza su tienda gourmet (www.repsol.es/tienda/gourmet) donde podemos encontrar una selección de los mejores productos de nuestra gastronomía: aceites, vinos, embutidos, arroces, verduras, dulces…
No nos salen las cuentas para cumplir los propósitos de comer bien y perder esos kilos de más, así que este último lo dejamos para 2024. Solo podemos decir ¡Larga vida a los antiácidos!
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