Historia
La fuente milagrosa de San Isidro, tradición religiosa y lúdica de Madrid
Beber agua del Santo fue para muchos madrileños una costumbre irremplazable en la festividad del patrón de la capital
Santo y seña de Madrid. Nunca mejor dicho. Situada a unos metros de la Ermita del Santo y del Cementerio de San Isidro, es habitualmente frecuentada durante las fiestas de San Isidro, patrón de la capital, cuya fiesta se celebra el 15 de mayo, como saben todos los gatos y algunos forasteros. Por eso, unos días antes de esa fecha clave, la Archicofradía Sacramental de San Pedro, San Andrés y San Isidro organizan la bendición del agua en el jardín del manantial milagroso contiguo a la ermita. Un momento memorable. Año tras año.
La Fuente de San Isidro guarda una de las tradiciones más antiguas de la capital. Consiste en que los fieles beban de sus aguas tras visitar la Ermita del Santo. De esta forma, se apuntaba desde antiguo, que se curaba cualquier dolencia. Esta tradición nace en el siglo XII cuando se documentan por primera vez las propiedades curativas del agua de su manantial, que San Isidro habría hecho brotar milagrosamente al clavar su aguijada en el suelo para dar de beber a su señor, Iván Vargas. Un milagro para muchos desde aquel momento.
Así las cosas de la memoria histórica... o de la leyenda, el origen de la fuente se debe a la petición de un sediento Iván de Vargas, el propietario de las tierras en las que trabajaba Isidro, o a la acción espontánea del propio santo, que acercó su vara a un peñasco del que de inmediato surgió el manantial.
Sea como fuere, el caso es que se atribuye a San Isidro el nacimiento de esta pequeña corriente de agua en este punto de Madrid, que poco a poco la gente fue considerando curativa. No hay tampoco que despreciar el hecho de que bajo el suelo de la capital corrían numerosos caminos de agua.
La fuente permanece abierta, desde el 27 de octubre de 2021, todo el año, de 9 a 15:00 horas, tras llevarse a cabo una serie de obras de restauración, saneamiento y acondicionamiento del manantial, siguiendo las medidas sanitarias exigidas por la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid.
La devoción por el Santo por parte de labradores y madrileños comenzó a aumentar cada vez más hasta dar origen a la celebración de una romería. Algo por demás habitual durante siglos, que además cumplía un sentido social más allá del religioso. Al principio, solo consistía en una procesión hasta la Ermita de San Isidro para beber del agua milagrosa, venerar la reliquia del santo y comer en sus aledaños. Finalmente, en los siglos XVIII y XIX acabó convirtiéndose en una conmemoración religiosa y lúdica.
La costumbre de los campesinos, anterior a la construcción de la ermita de San Isidro, era, como decíamos, en beber el agua que brotaba de la fuente al ser considerada milagrosa. Villanos y señores. La emperatriz Isabel de Portugal quiso probar las bondades que los madrileños atribuían al agua y, tras beber del manantial, el emperador Carlos V y su hijo, el futuro monarca Felipe II, se recuperaron de sus enfermedades. Agradecida la reina por la curación de su esposo e hijo, la reina Isabel ordena levantar una nueva ermita en honor al Santo en 1528. Aquello marcó un antes y un después.
Con anterioridad al 15 de mayo, día de la festividad del Santo Patrón, la Archicofradía Sacramental de San Pedro, San Andrés y San Isidro organiza la bendición del agua en el jardín del manantial milagroso contiguo a la Ermita, invitando a autoridades eclesiásticas y civiles y contando con la presencia de un padrino o madrina diferente cada año, con un popular acto que goza de una gran asistencia ciudadana. Una de las tradiciones más sentidas de Madrid, que muchos impulsan para que no caiga en el olvido.
✕
Accede a tu cuenta para comentar