Salud
La agonía del Dionisia Plaza: «no podemos más»
El centro de rehabilitación psicopedagógica ha ido perdiendo pacientes desde 2014, cuando firmó el concierto con el Sermas
Si algo ha dejado tras de sí la pandemia ha sido la preocupación por la salud mental, especialmente, de los más jóvenes. En este contexto, el centro Dionisia Plaza lleva casi 70 años ofreciendo rehabilitación psicopedagógica a niños con enfermedades neurológicas o psiquiátricas. A lo largo de los años se ha convertido en un centro de referencia, hasta tal punto que, en 2014, se le adjudicó un concierto con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid para que niños y niñas con enfermedades del sistema nervioso o trastornos psiquiátricos pudieran ser derivados a él desde el Servicio Madrileño de Salud (Sermas). Una labor fundamental para que este servicio llegase al máximo número posible de pacientes pero que, ahora, ha hecho que desde este centro sean muy claros: “No podemos más”.
Quien habla es Enrique Plaza, gerente del centro. Y no se refiere ni a la capacidad de prestar atención a los niños ni a una sobresaturación de pacientes. Más bien, todo lo contrario. Jorge Fernández Ordás, abogado del Dionisia Plaza, explica la situación. “Los términos del concierto con el Sermas nos obliga a tener los recursos humanos y materiales necesarios para atender a 230 niños. Pero, desde que se firmó el contrato, el descenso ha sido incesante, tal vez por todas las trabas burocráticas que hay a la hora de derivar niños al centro”. De hecho, tal como subraya Plaza, “de las 230 plazas que tenemos que tener disponibles, solo hay ocupadas 101, lo que hace inviable la supervivencia del centro”. Algo, apunta Fernández, que es “del todo ilógico, ya que en los planes de Salud Mental de la Comunidad de Madrid se da mucha importancia a estos centros”.
Tal es la desesperación del Dionisia Plaza, que, en una carta enviada a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dicen que “la única razón que se encuentra paro ello es la implementación por el Servicio Madrileño de Salud de un proceso de derivación complejo, en el que la toma decisiones se prolonga en el tiempo y que desincentiva a los especialistas lo recomendación del centro como recurso sanitario válido”. Y es que, debido a las exigencias del contrato, el centro solamente puede trabajar para la Consejería de Sanidad, lo que le impide buscar vías alternativas de financiación que contribuyan a su viabilidad. “Estamos a las puertas de un nuevo concierto, el próximo mes de mayo, pero no sabemos si llegaremos a él por la situación en la que estamos”, asegura Plaza.
“Desde Sanidad y Servicios Sociales no entienden lo que está pasando con el Dionisia Plaza”, asegura el gerente. “Tiene que tratarse de un error humano, pero la gente con la que hemos hablado siempre se ha mostrado muy proactiva”. Pero el problema no queda ahí. A esta incesante pérdida de pacientes de 2014 se le unió, hace ya tres años, la irrupción de la pandemia, cuando la llegada de niños prácticamente desapareció debido a la falta de diagnóstico previo que les derivase al Dionisia Plaza. “Lo que ocurre es que para que los niños lleguen a este centro tienen que ser valorados por profesionales en una consulta presencial. Esto, como es normal, cuando llegó el Covid quedó parado. Pero, cuando comenzaron a abrir los centros de salud, con el auge de las consultas telemáticas, tampoco se ha solucionado la situación”, explica Fernández.
Así, los únicos pacientes que ingresaron en el centro fueron aquellos que ya habían sido previamente diagnosticados con problemas mentales graves, lo que, tal como explican en su carta, “lo que hizo fue romper el necesario equilibrio entre niños con estas patologías y los que adolecen de algún tipo de disfunción neuronal”. Como consecuencia de todo ello, Fernández explica que el centro solicitó a la Consejería de Sanidad un reequilibrio de las condiciones del contrato en mayo de 2021, el cual abarcaba el periodo que comprende del 1 de abril de 2020 al 31 de marzo de 2021, el cual fue reconocido en mayo de 2022. Con ello, se restauró el equilibrio, reconociendo que la falta de pacientes se debía a la falta de derivación de los mismos por la disminución de atención presencial durante la pandemia.
Sin embargo, la concesión de este reequilibrio no solucionó la situación, dado que “los servicios asistenciales siguen sin derivar pacientes” al no haberse retornado a la normalidad en las consultas presenciales de pediatría y psiquiatría infantil. Por ello, el centro presentó el 7 de julio de 2022 otra solicitud de reequilibrio que abarcaba desde el 1 de abril de 2021 hasta el 31 de marzo de 2022. Pasaron seis meses desde la presentación sin obtener una respuesta de la administración, por lo que se interpuso un recurso contencioso administrativo, que actualmente se encuentra en fase de contestación de la demanda.
La respuesta llegó en agosto de 2023, en la que se reconocía el derecho a este nuevo reequilibrio de las condiciones del contrato, aunque con un periodo que solo llega hasta el 30 de septiembre de 2021. “Además, hay errores aritméticos en el cálculo de la compensación”, señala Fernández, “con lo que ello implica para la viabilidad del centro”. Un error de cálculo que deja una diferencia de casi 150.000 euros y cuya reclamación, por parte del centro, aún no ha recibido contestación por parte de la Consejería de Sanidad. “Es una cantidad que, al menos, nos permitiría llegar al mes de mayo para el nuevo concurso, porque, en las condiciones actuales, nos es imposible”, asegura Plaza. “Esto es un centro concertado, las familias aquí no pagan nada”, añade. “Lo que ocurre, en definitiva, es que, por contrato, tenemos que mantener los recursos como si tuviéramos 230 niños, pero no es así. Ojalá lo fuera”.
“A pesar de la difícil situación que está pasando el centro, los niños son lo primero y su atención y cuidado no se está viendo afectada para nada”, asegura Isabel Juárez, directora de Psicología. “Los niños están estupendamente”, añade, “es el personal quien está sufriendo esta situación, al igual que los proveedores”. En el centro Dionisia Plaza “todos los niños reciben una rehabilitación integral llevada a cabo por un equipo multidisciplinar”. “Trabajamos todos los aspectos, desde el nivel psicológico y psiquiátrico hasta el neurológico”, señala Juárez. “Hay también un neurólogo, un médico rehabilitador, un pediatra, un enfermero… Y, también todas las terapias. Trabajamos el área emocional y conductual y comunicativo-lingüística. Estamos hablando de niños de edades muy tempranas que suelen tener afectadas estas áreas. Por ello, hay también logopedia, grafoterapia, fisioterapia, terapia ocupacional, entre otras”. Trabajan todos los ámbitos del niño, pero también en el sistema familiar. “La gran mayoría de ellos traen a sus espaldas disfunciones familiares bastante graves, por lo que también tenemos que hacer mucho trabajo a nivel familiar, así como establecer coordinación con servicios externos, como los Servicios Sociales. Además, los niños aquí los niños tienen su escolaridad, por lo que reciben tres horas de tratamiento rehabilitador y tres horas de su competencia curricular correspondiente en niveles de Infantil y Educación Primaria”, añade. “Ahora hay clases de solo tres niños, pudiendo tener 15 y con el mismo gasto”, apunta Plaza. “No hay derecho a que estemos así por un error de la administración que, además, podría haberse minimizado corrigiendo los cálculos”, añade Plaza.
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