Choque

Ayuso vs. delegado del Gobierno: tensión política al límite

El conflicto ha escalado hasta la descalificación personal contra la presidenta madrileña y la amenaza de ruptura de las relaciones institucionales por parte de la Comunidad de Madrid

El delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, asisten a la solemne eucaristía con la que se da inicio al ministerio episcopal de monseñor José Cobo como arzobispo de Madrid, en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena.
El delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso en la catedral de la AlmudenaAlejandro Martínez VélezEuropa Press

En medio de un escenario político polarizado, la relación entre el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, representante del «sanchismo» en Madrid, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no podía ser más tormentosa. Martín Llegó para desempeñar una labor de representación y coordinación entre la Administración central y la autonómica, pero el resultado han sido dos años de desencuentros tanto con el Ejecutivo de Díaz Ayuso como con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Las disputas han ido desde la ruptura de relaciones institucionales hasta acusaciones personales y críticas a la gestión de la región.

¿El resultado? Una situación de tensión política al límite que llevó hace unos días al Gobierno de la Comunidad de Madrid a dar un ultimátum al delegado del Gobierno: o deja de «insultar» a Ayuso o romperá las relaciones institucionales. «Ha traspasado los límites de la decencia política e institucional», sentenciaba el consejero de Presidencia, Miguel Ángel García. En este caso, la polémica alcanzaba al ámbito personal cuando el delegado del Gobierno se refirió a la pareja de Ayuso, Alberto González Amador, como un «presunto defraudador fiscal».

La afrenta para el Gobierno de Ayuso le sirvió a Martín, sin embargo, para ganar posiciones, como se ha podido constatar este fin de semana en el congreso del PSOE-M. Así, el partido anunciaba el sábado que encabezaría la Secretaría de Política Institucional «por su experiencia como delegado del Gobierno». Antes hubo quien interpretó su afán por acaparar foco político como un intento de mover la silla al exsecretario general de los socialistas, Juan Lobato.

Martín empezó ya con mal pie el día de su toma de posesión deshaciéndose en halagos durante más de media hora con los logros del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo que le valió las críticas de que más que una toma de posesión aquello había parecido un mitin. Lejos de apaciguarse, la relación entre Ayuso y Martín siguió marcada por la confrontación abierta, con continuas acusaciones y descalificaciones porque la presidenta madrileña rápidamente vio en Francisco Martín no a un delegado del Gobierno, a un representante neutral del Gobierno central, sino a un «comisario político».

Uno de los grandes choques entre ambos ocurrió cuando Martín denunció la falta de comunicación con el Ejecutivo autonómico, afirmando que las relaciones estaban rotas desde su llegada al cargo. La situación se agravó cuando el Gobierno de Ayuso amenazó con romper formalmente cualquier vínculo institucional si Martín no cesaba sus críticas, a las que consideraban «insultos y ofensas».

Gestión de la seguridad

Uno de los puntos de mayor conflicto ha sido la gestión de la seguridad en Madrid. Martín ha señalado reiteradamente la falta de cooperación de la presidenta en este ámbito, subrayando su ausencia en reuniones clave sobre el tema, como la convocada para abordar problemas de seguridad en La Latina. Ayuso, por su parte, ha acusado a Martín de crear polémicas artificiales para desviar la atención y erosionar su gobierno. Las acusaciones de deslealtad institucional han sido una constante en este enfrentamiento. El Gobierno de Ayuso ha denunciado en reiteradas ocasiones que Martín actúa como un «activista político» en lugar de ejercer su papel institucional con neutralidad. Por su parte, el delegado del Gobierno ha acusado a la Comunidad de Madrid de utilizar la confrontación con el Ejecutivo central como estrategia de desgaste.

En el ámbito sanitario, Martín ha sido un crítico de la gestión de Ayuso, especialmente en lo referente a la atención primaria y la situación de los hospitales madrileños. Ha acusado a la presidenta de desinformar y de no atender las necesidades reales de los ciudadanos. Ayuso ha respondido asegurando que su administración está llevando a cabo políticas eficaces y que las críticas de Martín responden a un intento de manipulación política. Otro de los frentes abiertos ha sido la política fiscal. Martín ha cuestionado el modelo económico de la Comunidad de Madrid, argumentando que favorece a las rentas más altas en detrimento de la equidad social. Ayuso, por su parte ha defendido su estrategia fiscal, asegurando que ha convertido a Madrid en un motor de crecimiento y generación de empleo tras acusar al delegado de intentar humillar y desprestigiar al Ejecutivo madrileño. La ruptura total se escenificó el Día de la Constitución, en que Martín se montó un acto alternativo tras no contar con tiempo para un discurso en el acto que organizó la Comunidad de Madrid. El delegado del Gobierno pedía diálogo y concordia al tiempo que lanzaba dardos a Ayuso por «los garrotazos».