Sanidad
Ayuso contra la ley de Mónica García: "Quieren reventar Madrid por envidia, sectarismo y política”
"El 70% de los hospitales en Cataluña son privados y también opera Quirón. ¿Los van a cerrar, van a tener valor?", reprochó a Más Madrid
La Sanidad ha sido motivo de confrontación en la Asamblea de Madrid entre Isabel Díaz Ayuso y la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, a cuenta de las reformas que «cocina» el Gobierno central.
Ahora que está en marcha la Ley de Gestión Pública e Integridad del Sistema Nacional de Salud, impulsado por la ministra de Sanidad, Mónica García, que la Comunidad de Madrid considera un ataque a su modelo de colaboración público-privada, Más Madrid, a través de su portavoz, Manuela Bergerot, quiso amplificar en la Cámara de Vallecas la gestión de su antecesora en el cargo y ahora ministra. Lo hizo a la vez que contraponía el modelo madrileño para reducirlo al desastre: «Su modelo es un fracaso, hay un millón de personas en lista de espera, se necesitan 15 días para coger cita en el centro de salud, ha dejado a Colmenar Viejo sin urgencias y eso cuesta vidas...», enumeró Bergerot para armar su argumento.
La ley de Gestión Pública, «va a servir para sacar el lucro de la sanidad (...) A alguno se le va a acabar el chollo y los madrileños van a dejar de pagar sus beneficios con nuestros impuestos». En la sanidad, «se puede estar del lado del negocio o de lo público», dijo durante Bergerot durante la sesión de control al Gobierno en el Pleno de la Asamblea.
Pero Bergerot dejó claro que quedarán solo dos opciones a Madrid una vez que la norma se apruebe: «Sumarse al blindaje (de la sanidad pública) o van a tener que hacerlo por imperativo legal», sentenció.
La presidenta madrileña se enfrentó a su adversaria política defendiendo el sistema sanitario madrileño contando sus bondades y desmintiendo a Más Madrid: «Somos la región con las menores listas de espera, están mintiendo… ¿Qué facturas? ¿No les da vergüenza decir que en Madrid la gente tiene que pagar por ser atendido en las urgencias? ¿Pero no se les cae la cara de vergüenza? Tanta mentira tiene que llegar a pesar».
Y prosiguió su discurso poniendo más argumentos sobre la mesa, como que la Fundación Jiménez Díaz es la mejor valorada por sus pacientes a la par que acusó a Bergerot de querer «desguazar la colaboración público-privada que está funcionando en lugar de buscar médicos para toda España, que es el gran problema que tenemos en este país, como tienen un ministerio sin competencias, desguazarlo todo…?».
Ayuso fue sumando en su réplica otros logros de la sanidad madrileña, como el nuevo centro diurno de ELA, único en el mundo, que Madrid sea la región con mayor esperanza de vida o que cuente con la mejor tecnología en el ámbito sanitario o la más solidaria con otras regiones.
Remató su intervención acusando a Más Madrid de querer «reventar el sistema sanitario, cuando es el mismo en Asturias o en Cataluña, que es mucho más privatizado. El 70% de los hospitales en Cataluña son privados y también opera Quirón. ¿Los van a cerrar, van a tener valor? Claro que no porque tiene la cara de cemento todos ustedes».
Por último acusó a la ministra de Sanidad de «querer reventar toda la Comunidad de Madrid por envidia, sectarismo y política», sentenció tras hacer una gestión «desde el sindicalismo».
Los dardos de Matute
Pero Ayuso no fue la única que lanzó dardos contra la ministra de Sanidad. Otros fueron lanzados por la consejera de Sanidad, Fátima Matute, al ser preguntada en la la I Jornada de Prevención en Salud Mental de la Comunidad de Madrid, en el Hospital Clínico San Carlos. La responsable madrileña acusó a García de enfrentar a las comunidades autónomas al haber comparado el modelo madrileño y el catalán de gestión privada y poner a este último como exitoso. «No tienen nada que ver», dijo con indignación. Y tiró de datos para avalar su afirmación: «Las listas de espera del modelo catalán son de 112 días, frente a los 45 días de Madrid, mientras que la media del país está en 138 días».
La consejera no ocultó su malestar por el hecho de que García arremeta siempre que pueda contra la Comunidad de Madrid y criticó la «dictadura» de la ministra frente al diálogo que, a su juicio, debería fomentar. De ahí que acabara su flexión deslizando que «tal vez lo que le queda grande a ella es el sombrero de ministra».
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