Alcaldes de Madrid
Carlos Rivera, el alcalde madrileño sin sueldo que lleva 44 años gobernando con mayoría absoluta
El regidor de Torremocha del Jarama ha ostentado el bastón de mando presentándose como independiente. Compagina la alcaldía con el trabajo de secretario en otros cuatro Ayuntamientos de la zona
Carlos Rivera lleva 44 años gobernando el municipio madrileño de Torremocha de Jarama, de 1144 habitantes, pero todavía de ahí no lo saca nadie: sus vecinos lo siguen votando. Este torremochano llegó a la alcaldía de su pueblo de toda la vida cuando tenía 23 años. Desde ahí, ha enganchado 12 legislaturas en las que ha conseguido mayoría absoluta en todas. Además, lo ha hecho como independiente, ya que «no quería estar supeditado a las directrices de ninguna sigla», en una época en la que «presentarse con unas siglas significa que tenías un rechazo automático de los sectores de otras siglas». Cuando se convirtió en alcalde, en 1979, «el mundo rural y la vida en Torremocha era muy triste. El colegio desapareció en 1974». El deseo de cambiar la situación en su pueblo le hizo meterse en política.
El alcalde reconoce que no tiene mucho tiempo libre, al tener «una vida laboral muy ajetreada». Rivera no tiene sueldo por su condición de alcalde. «Soy funcionario de la administración pública. Soy secretario de otros cuatro Ayuntamientos de la sierra», explica Rivera en su despacho del Ayuntamiento. Después de tanto tiempo, el regidor torremochano tiene mucha experiencia en la política municipal, a la cual atribuye gran importancia, aunque considera que «antes era más vocacional y no importaba casi el sueldo».
El alcalde valora algunas de las particularidades de su pueblo. Una de ellas es que realiza plenos todos los meses. «La ley obliga a uno cada tres meses. Pero a mí me parece poquísimo porque en cuanto un concejal no está en un pleno, se tira medio año sin participar en la vida política de su municipio». Rivera considera que poco más se puede hacer en el pueblo, que cuenta con una gran variedad de servicios, como el colegio o el centro de mayores. Una de las cosas que espera ver es la ampliación del colegio. Rivera afirma que uno de sus éxitos para mantenerse tanto años ha sido adaptarse, como certifica el cartel a la entrada del pueblo que dice: «pueblo comprometido con la lucha contra la violencia de género».
¿Cómo entiende la política?
La política en un pueblo pequeño es vocacional. No es un trabajo, no es una opción de vida laboral, es algo vocacional. En mi caso, yo estuve siete años en el seminario, y eso también me ha dado un espíritu y unos valores que en una educación normal reglada en institutos o en colegios, no es habitual. Entonces, de alguna manera, es esa sección vocacional que la pude haber dedicado con sotana al servicio de los demás, pues sin sotana lo dedico al servicio de mis vecinos. Tienes que vivirlo, tienes que sentir que tu trabajo lo estás transmitiendo a un mayor servicio y a una mejor calidad de vida de tus vecinos. Y eso tiene unas satisfacciones que económicamente no se compensarían nunca. Por eso, en mis tiempos libres, los sigo dedicando también a mi vida de alcalde. Intento copiar cosas bonitas que veo en otros pueblos.
¿Qué importancia le da a la política municipal?
Muchísima. Somos capaces de transformar, somos capaces de ilusionar, somos capaces de cambiar tanto a nivel laboral como a nivel de servicios. Sobre todo aquí en Torremocha vamos por delante de las necesidades. Yo jamás he visto aquí que me pidan un colegio, que pidan un centro cultural, que pidan una pista deportiva, jamás. Y eso es porque siempre hemos ido por delante.
¿Nunca le llamó la atención la política nacional?
No. Yo quería sentirme cerca de mi pueblo.
¿Qué significó para usted presentarte sin siglas?
Yo no quería estar supeditado a las directrices de ningunas siglas. Llevo 12 legislaturas de independiente. La gente me vota por esa apuesta y esa incondicionalidad que tengo con mis vecinos.
Además, yo siempre he dicho que las siglas en el mundo rural nos dividen. Presentarte con siglas hacía que ya tenías un rechazo automático de un sector que no comulgaba con esas siglas. Yo me presenté por transmitir unidad. Qué mejor manera para eso que ser independiente.
¿Eso es solo posible en pueblos pequeños?
Sí. En pueblos grandes es muy complicado, porque se basan en un programa electoral. En los pueblos pequeños se basan en una cara, en una trayectoria, en el trabajo del día a día, en el contacto con la gente. En muchas cosas que en un pueblo mediano o grande es imposible.
¿Debería la política a nivel nacional aprender de estas dinámicas?
Debería estar mucho más cerca de los vecinos, de la realidad y no estar siempre en campaña política. Lo que se desprende es que lo que interesa es ganar votos y no dar un servicio a los demás. Hay que trabajar por los vecinos, por dar calidad de vida y servicios.
¿Alguna vez le han dicho que puede ser negativo que permanezca tanto tiempo como alcalde?
Sí. Me han dicho que esto parece un caciquismo, que soy un cacique. Pero yo les digo que cada 4 años el cacique va a las urnas. Y los vecinos, que son muy listos, siguen votando al mismo cacique.
¿Le cuesta a los jóvenes quedarse en Torremocha?
Les cuesta por la alternativa de vivienda. Es uno de los grandes problemas: ofertar bien a los jóvenes para que se queden. También un poco por las condiciones a nivel económico. Recientemente, hemos sacado 6 viviendas en alquiler para jóvenes de menos de 30 años a un precio de 250 euros al mes. Y una de las garantías es que puedan ser avalados por sus padres o por terceros.
Y el tema del trabajo es otro de los hándicaps, a pesar de todo el que ofertamos, que son unos 200 puestos de trabajo.
¿Cómo se ha mantenido tanto con paso del tiempo?
Hay que mantener las tradiciones, pero tienes que acomodarte a los nuevos tiempos. Yo creo que ese ha sido mi éxito a la hora de estar tantos años. Tienes que acomodarte a las nuevas realidades. Aquí hay muchísimas mujeres. Por eso hemos promovido un montón de actividades en el 8-M. También el tema del medio ambiente ha sido muy importante. Y, sobre todo, a los 4 años cambio la mitad de los concejales.
¿Qué diferencias ve entre los políticos de antes y los de ahora?
Antes era vocacional. No se cobraba prácticamente nada. Ahora se han hecho profesionales, eso ha pasado también con muchos alcaldes. Ha pasado de ser algo vocacional y de servicio a ser un puesto de trabajo. Esa autonomía que podías tener, a medida que tienes un sueldo se pierde porque dependes mucho de las siglas.
¿Será este su último mandato?
No, no, me queda el próximo, yo quisiera cumplir los 50 años. Con este mandato hago 48 años. Me quedarían dos años para mis bodas de oro como alcalde. Es un poco la meta que tengo. Yo creo que está bien cumplir con un servicio tan bonito como ser alcalde.
¿Qué opina del panorama político actual en España?
Veo un cambio. Ahora hay que asumir todo por querer estar en el gobierno. Ha cambiado el PSOE que había antes. EL PSOE de ahora no es el de antes. Todo gira en torno a mantenerse en el poder a costa de cualquier cosa. No se está gobernando para todos los españoles.
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