
Salud
Cocaína, alcohol y cannabis, las sustancias que llevan a los madrileños a buscar rehabilitación
Proyecto Hombre advierte sobre el impacto de las adicciones en la salud mental

Proyecto Hombre Madrid celebra este año cuatro décadas de dedicación a la prevención, tratamiento y sensibilización sobre las adicciones y la salud mental. Desde su fundación en 1984 como respuesta a la crisis de la heroína, la organización cuenta a LA RAZÓN que ha logrado consolidarse como una referencia en la Comunidad de Madrid, adaptándose a las necesidades cambiantes de la población y ofreciendo apoyo integral a quienes buscan superar sus problemas de adicción.
Actualmente, Proyecto Hombre cuenta con 15 centros en la Comunidad de Madrid. Cada uno de ellos brinda atención a personas con adicciones, ya sean a sustancias o comportamentales, como el juego patológico o el uso inadecuado de nuevas tecnologías. Aunque la demanda de servicios no varía significativamente según la ubicación de los centros, sí lo hace en función del tipo de atención que ofrecen. Los centros ambulatorios y de día se adaptan a las necesidades de cada persona, ofreciendo un enfoque personalizado para cualquier tipo de adicción y problemáticas relacionadas con la salud mental. Pese a la actualización constante de sus programas para adecuarse a las nuevas realidades, Proyecto Hombre Madrid no tiene planes inmediatos de abrir nuevos centros en la comunidad. Sin embargo, su compromiso sigue firme en ofrecer una respuesta ajustada a la creciente complejidad de las adicciones y sus múltiples manifestaciones.
Según indican desde la organización, la labor de Proyecto Hombre Madrid no se desarrolla en solitario. «A lo largo de estos años se ha trabajado estrechamente con administraciones públicas y organismos internacionales para diseñar e implementar políticas eficaces contra las adicciones. Este trabajo conjunto busca incidir de manera efectiva en la mejora de la calidad de vida de la comunidad madrileña, fortaleciendo el tejido social y promoviendo la sensibilización sobre la importancia de la salud mental».
Desde los años 80, cuando la heroína era la principal sustancia de consumo, hasta la actualidad, el perfil de las personas que acuden a Proyecto Hombre ha cambiado notablemente. En aquellos años, el consumo era una forma de evasión para una generación desencantada. Hoy en día, la problemática es mucho más diversa: las adicciones afectan a personas de todos los géneros, edades y niveles socioeconómicos. Las sustancias más comunes por las que se busca tratamiento son la cocaína, el alcohol y el cannabis, aunque la tendencia al policonsumo y las adicciones comportamentales como la ludopatía y el uso problemático de nuevas tecnologías son cada vez más frecuentes.
«Ponemos especial énfasis en la prevención y la educación, considerando fundamental intervenir desde edades tempranas», señalan. «El objetivo es visibilizar los efectos negativos del consumo de sustancias y el desarrollo de adicciones, evitando que los más jóvenes se vean atrapados en estas problemáticas». En este sentido, la organización entiende que la prevención es la mejor herramienta para asegurar el futuro de la sociedad.
Retos futuros
En un contexto en el que las adicciones pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su condición social, Proyecto Hombre identifica como uno de sus grandes retos visibilizar la relación entre las adicciones y otros problemas de salud mental. La normalización de ciertos consumos ha generado la falsa percepción de que el problema de las adicciones ha disminuido, cuando en realidad sigue teniendo una incidencia considerable. Otro de sus desafíos es influir en las políticas nacionales para mejorar la prevención y el tratamiento de las adicciones, haciendo especial hincapié en los jóvenes, que son un colectivo especialmente vulnerable.
Una visión desde la psicología
Pablo Llama, psicólogo en Proyecto Hombre Madrid, destaca que el inicio de esta organización en Madrid se vivía la epidemia de los opiáceos, especialmente con la heroína. «Había mucha preocupación social, acompañado de un aumento exponencial de consumidores de heroína, y a partir de ahí había mucha demanda de ayuda». Sin embargo, aquellos años no contaban con los servicios adecuados para atenderla. «Las administraciones no habían salido a dar respuestas y por ello, se tomó la iniciativa. El modelo fue el Centro Italiano de Solidaridad, donde ya había comunidades terapéuticas que trabajaban con el programa de drogodependencia». A partir de ahí, se creó el Centro Español de Solidaridad que atendió a familiares y usuarios que sufrían los problemas derivados. «Somos los primeros en trabajar con este tipo de problemáticas. De hecho, el Plan Nacional sobre droga reconoce a Proyecto Hombre como una organización pionera que va por delante de las administraciones. Posteriormente ya llegó toda la red pública de atención que nace de ministerio y consejerías de Sanidad».

Además, Madrid fue la primera sede de la organización, donde la congregación de los pavonianos tomó iniciativa; aquellos primeros religiosos que iniciaban su andadura en un mundo novedoso de trabajo en favor de los jóvenes marginados y excluidos socialmente, con problemas de drogas, cárcel, enfermedades y un sinfín de problemas asociados. Pablo Llama señala que los objetivos de entonces no distan demasiado de los de ahora, que no son más que «dar respuesta y ayudar a personas que estaban sufriendo un problema grave con el consumo de opiáceos». Sin embargo, antes no contaban con un abanico amplio de referentes en los que inspirarse y el reto de conseguir la autonomía de las personas afectadas era mayor. Las consecuencias fueron tanto directas, como por ejemplo los problemas físicos o riesgos de muerte repentina por sobredosis e infecciones por VIH; como indirectas, que suponían la desestructuración muy potente en la vida personal de los consumidores. «Era y es un reto también ayudar al entorno, es decir, ayudar a las familias a sobrellevar dichas situaciones y tener conocimiento de lo que puede hacer la gente que acompaña en estos procesos para que el resultado sea satisfactorio».
Ha habido una gran evolución a lo largo de estos cuarenta años, pues según menciona el entrevistado, «en aquella época, dentro de las encuestas que hacía el CIS, el problema con las drogas estaba en cabecera de las preocupaciones sociales». La percepción social también ha mejorado, pese a que continue existiendo la estigmatización. Actualmente, las sustancias más consumidas que han provocado adicción son, en adolescentes el cannabis y el alcohol, y en edad adulta la cocaína y el alcohol. «Y no olvidemos las adicciones del comportamiento, como el juego patológico o nuevas tecnologías». Y pese a que el perfil sea cada vez más diverso, siguen siendo los hombres quienes más demandan ayuda por comportamientos adictivos, aunque también crece la cifra de mujeres, «por eso aplicamos la perspectiva de género en las intervenciones».
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