Veteranos del deporte

Competir en natación hasta los 96 años, la medicina de Paco

Club Master Madrid cuenta con un equipo de nadadores que compiten en categoría +75 por toda España

La natación es desde siempre el deporte que puede presumir de ser el más completo y por lo tanto es recomendado para todas las edades y lesiones. Sin embargo, en el club Master Madrid no solo lo aplican a la natación recreativa, sino a la alta competición. Este club demuestra que el espíritu competitivo no tiene edad. Así lo demuestran seis integrantes de este equipo, con más de 75 años, y entre ellos Paco, de 96.

Algunos de ellos, han estado siempre asociados a la piscina ya sea nadando o en otras disciplinas como waterpolo. En cambio, otros comenzaban hace solo unos años, por rehabilitación o para tener una rutina saludable durante la jubilación. Además, este club impulsa que sigan conociendo gente nueva y viajando por toda España para las competiciones. Algunos de ellos reconocen ponerse aún nerviosos antes de saltar desde el poyete en las pruebas.

Para todos, Paco es la gran estrella del equipo. Con su vitalidad y sentido del humor, nadie se puede creer que tenga 96 años: «Todo el mundo me pide el DNI», dice entre risas. En la categoría +95, Paco ya conoce la sensación de competir contra sí mismo: «Cuando compites solo, te das cuenta de que tu mayor enemigo eres tú». Pero cada vez se lo toma con más filosofía: «Hay días que simplemente la máquina no funciona y otros que sí». Paco se siente muy agradecido a Master Madrid por haberle enseñado a nadar: «Yo antes de los 70 años sabía no ahogarme, pero no sabía nadar». También presume de no tomar medicina alguna: «Soy un caso excepcional. El 99,9% de la gente de mi edad toma algo para el colesterol o el azúcar. Mi medicina es el agua, o incluso mi droga. En la piscina me siento feliz, estoy en otro plano. Ya no me preocupan ni los tiempos ni las marcas».

Carlos (72 años) sabe lo que es nadar para uno de los clubes más grandes del mundo. Así lo hizo en su adolescencia, cuando el Real Madrid tenía un equipo de natación, como en muchas otras disciplinas. Para él, su motivación para enfundarse el bañador, las gafas y el gorro cada día es «ver cómo mejoras cada día. Sino tienes el test de la competición pierdes la referencia, ni entrenas con la misma intensidad». De hecho, Carlos asegura, que desde que compite, sus problemas de azúcar han desaparecido: «No es lo mismo hacer deporte que esforzarte al máximo, con el hambre de mejorar constantemente».

Completan el equipo, Ricardo (77 años), Karen (77) y Conchi (76). Ricardo como exjugador profesional de Waterpolo, lleva la competición en las venas. Ahora sigue saciando su espíritu competitivo nadando los cuatro estilos: «Ya me llevé suficientes palos cuando era jugador, ahora prefiero esto», se ríe.

Conchi es de las que nunca piensa en tirar la toalla: «De retirarme nada. Yo quiero llegar por lo menos a la categoría de Paco. No sé si viviré tanto, pero pienso intentarlo». Karen también comparte que «no dejas de nadar porque te haces viejo, sino que te haces viejo porque dejas de nadar. Yo lo tengo claro, seguiré nadando hasta que me muera». Así, para todos ellos, la natación es una filosofía de vida y una forma de plantar cara al paso del tiempo. Todos aseguran que el deporte no solo repercute en su salud y calidad de vida, sino en su felicidad, estado anímico y salud mental.

Una filosofía de vida

Después de años de jubilación, el deporte forma parte de su rutina diaria. Algunos como Paco necesitan entrenar cada día, lo que le ha convertido en la estrella de la piscina municipal María Jesús Rosa, en el Barrio del Pilar. A estas instalaciones también acuden a hacer rehabilitación pacientes con algún tipo de parálisis o secuela de un ictus. Allí, acompañados por sus monitores, van recuperando poco a poco la movilidad y siendo inspiración para los veteranos nadadores del resto de calles. Pero, para ellos nadar es más que un deporte, más bien una filosofía de vida, que les permite seguir alimentados por la motivación. Para ellos el paso del tiempo no significa cumplir años, sino alcanzar nuevas categorías. Así, todos animan a Paco a convertirse en el único español en competir en +100.

Para las personas de esta edad, el agua se convierte en su verdadero ecosistema, el único lugar donde los años no importan. En cuanto se sumergen, aparentan transformarse. Además, elogian a los entrenadores, que no dejan de facilitarles mejoras técnicas para economizar esfuerzos. Desde su club, reconocen estar enamorados de ellos, ya que encarnan los verdaderos valores del deporte y tienen el mismo compromiso que los deportistas de élite. Aunque intentan no obsesionarse por los tiempos, reconocen que siguen llevando «el gusanillo de la competición» y que se siguen poniéndose nerviosos, «especialmente cuando competimos por equipos». A medida que se va ascendiendo de categoría, el número de competidores desciende. Tanto es así que Ricardo y Carlos, compañeros de equipo, han llegado a competir por la misma medalla. «No hay rivalidad, solo pique».