El Madrid de

Cristina Cazorla: «Hay que apostar por la cultura. Vas al teatro a emocionarte»

La bailarina de danza española nacida en Carabanchel hace de su trabajo un homenaje que recorre la ciudad

Entrevista con Cristona Cazorla. La bailarina y coreógrafa madrileña Cristina Cazorla homenajea a su ciudad natal en 'Madrileña', un espectáculo que se estrena los días 21 y 22 de septiembre en la Sala Negra de Teatros del Canal dentro del marco de Canal Baila y que ofrece al espectador un paseo por las costumbres y la esencia de la capital © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 21 09 2023
Cristina Cazorla, bailarina y coreógrafa. © Alberto R. Roldán / La RazónAlberto R. RoldánFotógrafos

Gata de nacimiento y orgullosa de ello. La bailarina Cristina Cazorla se muestra muy orgullosa de la ciudad que la vio crecer y del lugar del que quiere seguir formando parte. Tanto es así que su último trabajo consiste en la exploración de su ciudad natal, sus tradiciones y su identidad. «Madrileña» –obra que se representa en los teatros del Canal– es tanto un tributo al pasado como una expresión del presente, una representación auténtica de la esencia de Madrid mediante la danza y música en directo.

Con tan solo 26 años, ha recibido numerosos premios como el Premio Extraordinario en el Conservatorio Profesional de Danza Mairemma o la obtención del título como Coreógrafa en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila. «Mi sede y mi hogar están aquí», manifiesta Cristina. Ella es de Carabanchel y desde muy niña el arte ha sido uno de los ejes de conexión y vínculo con su familia. Veía pintar, cantar y bailar a su madre, su tío es pintor y su tía fotógrafa. Su hermana mayor, a quien nombra como referente, también se decantó por la danza clásica como profesión. «Desde bien pequeña lo he mamado y me he nutrido de distintas labores, la rama y la vena creativa han estado presente desde que nací». Y en este punto se encuentra la explicación de todo, pues como Cristina indica: «Es cuestión de educación». Y añade: «Cuando somos niños, bien temprano, las familias y los colegios deberían apostar por el afán de ir al teatro, visitar exposiciones, crear una biblioteca con libros y literatura… es una cuestión de formación cultural. Todos los apartados artísticos deberían estar igual de valorados que las matemáticas, ciencias o física». Y es que esta bailarina forma parte de esa generación que ha crecido con la incertidumbre del futuro pero que, gracias al apoyo que recibe de su entorno, luchó y sigue luchando por hacerse hueco en el mundo de la danza. «Es mi pasión y voy a por todas», confiesa. Y no cabe dudas porque hasta siete vidas tiene un gato.

Cristina Cazorla, bailarina y coreógrafa. © Alberto R. Roldán / La Razón
Cristina Cazorla, bailarina y coreógrafa. © Alberto R. Roldán / La RazónAlberto R. RoldánFotógrafos

No obstante, también pertenece a ese sector que reúne aplausos de cualquier parte del mundo: «La danza española gusta muchísimo, su fuerza y carácter conecta sin límites, tanto aquí como a nivel internacional. Sería importante que se conociese mucho más porque es nuestra cultura y nos representa, además de tener un amplio registro», explica. «Madrileña» Se emociona cuando habla de su ciudad, no es la excepción de la regla que afirma que Madrid acoge. Destaca la tranquilidad que te da un paseo por el Retiro, el caos frenético de la Gran Vía, la esencia de la Plaza Mayor o la impetuosidad del Madrid de los Austrias. Todo ello puede percibirse en su obra, que amanece entre las Cuatro Torres de la ciudad y se despide con un bello atardecer, porque solo quien haya vivido en Madrid sabe del poder de sus colores.

Cristina Cazorla representa la Escuela Bolera, donde las castañuelas, el zapato de tacón y la danza clásica se abrazan; entre esa personalidad pícara, de carácter fuerte, de distintos acentos y del ímpetu que define la personalidad española. A lo largo de la actuación, el público es transportado a través de momentos históricos y paisajes sonoros emblemáticos de la ciudad, como el chotis o las vibrantes épocas del Madrid de la Movida, la agitación del siglo XXI, la estética goyesca, y la pasión de la copla, que sigue poniendo la piel de gallina. La artista habla de cómo a veces le ha sido difícil convivir con su hobbie y su trabajo, ya que ambos son los mismos. La presión siempre está presente, pero a la vez es su mayor liberación y pasatiempos. Su objetivo es que «Madrileña» solo sea el principio de un largo camino por andar, dentro y fuera de la ciudad. Para ello, también reivindica la apuesta de las instituciones públicas por el papel de la cultura. «Pese a que en Madrid se concentre todo, en cada pueblo y en cada ciudad siempre hay un hueco para la cultura, pero requiere de interés, así como inversión en su oferta. Somos muchos quienes formamos parte de este sector y necesitamos del público para seguir emocionando».