Entrevista

"Cuando deje la danza, bailaré todos los días en el salón de mi casa"

Jesús Carmona, declarado mejor bailarín del mundo en 2021, presenta "Carmen" en el Teatro Real

Entrevista a Jesús Carmona, uno de los más brillantes bailarines del panorama flamenco actual, Premio Nacional de Danza - Premio Benois de la Danse y que presenta el musical Flamenco “CARMEN” una nueva composición que pretende ser un reflejo de la sociedad actual partiendo de la popularidad de la ópera original © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 19 05 2023
Jesus Carmona, Bailarín © Alberto R. Roldán / Diario La Razon.Alberto R. RoldánFotógrafos

A Jesús Carmona (Badalona, 1985) ya no le caben los halagos. Acaba de ser galardonado con el Premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid, en 2021 recibió el Benois de la Danse (la mayor distinción mundial) y en 2020 fue Premio Nacional de Danza. Tanto reconocimiento le añade una dosis extra de responsabilidad, así que él prefiere no darle muchas vueltas y seguir con lo suyo. Lo último, la coreografía de «Carmen», que se estrena en agosto en Marbella y en noviembre llegará al Teatro Real.

Anuncian su espectáculo como el primer musical flamenco.

Es una tendencia que está creciendo dentro de este mundo. Creo que Oscar, el director, ha decidido de forma muy certera llamarlo musical porque al final te abre un abanico de posibilidades que no tiene, por ejemplo, la ópera, que es más encorsetada. Te permite pasar por todas las disciplinas sin estar defraudando en ninguna de ellas.

Así se evita que los puristas le lean la cartilla.

Ja, ja, efectivamente. Es que, además, pasa por todas esas disciplinas. Hay una parte actoral, vas a ver una coreografía, ópera... Es lo que hace grande a este discurso sobre esta nueva Carmen.

¿Cuando no baila se queda con las ganas?

No porque son trabajos totalmente diferentes. La coreografía empieza desde mucho antes de pensar un paso. No lo echo de menos y, de hecho, es el camino hacia donde irá mi carrera. Físicamente, un bailarín tiene un tiempo límite, el cuerpo no da para más. Yo no he parado de bailar desde los seis años y tengo 37. Me calculo 10 añitos más de baile, pero la coreografía te permite seguir vinculado a la danza. Me encanta poder ver lo que sucede en mi cabeza, que funcione y que, encima, cree belleza.

Nadal, que es de su quinta, acaba de anunciar que se retira el año que viene. Debe de ser difícil saber parar, ¿no?

Sí, lo es, pero creo que también es muy valiente. Darte cuenta de que has conseguido mucho, que has estado en primera línea y que ha llegado el momento de colocarte en otro lugar. A mí me dará mucha pena el día que ya no pueda bailar y creo que seguramente bailaré en mi salón todos los días. Yo me levanto con dolores todos los días hace al menos cinco años. Mi cuerpo lleva más de 30 años sometido a una exigencia altísima. Además, mi danza es muy física, llevo mi cuerpo muy al extremo. Lo que no quiero es tener que estar con 55 en una silla de ruedas porque no me pueda levantar. Y eso que me cuido, eh, pero la danza es la danza.

¿Apuntan maneras sus hijos?

Bueno, tienen 4 y 2 años. A la niña sí le llama la atención, él pasa. Le gustan los legos, ojalá salga arquitecto, ja, ja.

¿De dónde le vino a usted la afición de pequeño?

Pues es que no lo sé. Te prometo que yo creo que esto es algo que viene dado, sale de dentro. Fui yo el que obligué a mis padres a que se informasen de lo que era esto para meterme en una escuela, ellos no tenían ni idea. Sí que recuerdo que decidí ser profesional con 10 años, en mi primera clase de conservatorio. Me dije, esto es lo que yo quiero para mi vida.

¿Qué referentes tuvo cuando empezaba?

Bueno, tuve la suerte de que de que mis referentes fueron luego mis directores. A Canales yo lo veía y luego fue mi maestro dentro de su compañía. Güito, Manolete, obviamente Carmen Amaya, Gades... Son los que han creado muchas de las formas en las que hoy día trabajamos, incluso a nivel comercial.

¿Es este un buen momento para el flamenco?

Creo que hemos salido reforzados de la pandemia. El promotor sigue utilizando la excusa, claro, pero el momento ya ha pasado y la economía está resurgiendo y todo está yendo bien. A nivel internacional se está contratando mucho, igual qie a nivel nacional. Yo, por ejemplo, antes no trabajaba casi nada aquí y ahora muchísimo. El flamenco goza de una salud nacional e internacional muy buena. Además, hay un mercado muy amplio de flamenco, desde flamenco más tradicional hasta el más vanguardista, que es con el que yo me siento más vinculado.

¿Qué le parece Rosalía?

A mí me encanta. La conozco de antes de que pegara el bombazo y creo que tiene muchísima calidad. Sabe perfectamente lo que hace. Es lo que más me gusta, cuando el arte está hecho con sapiencia y calidad. Habrá gente que se haya acercado al flamenco a través de Rosalía y eso me parece bello y muy de agradecer también.

¿Qué se va a encontrar la gente cuando vaya a ver Carmen?

Es un drama-comedia. A nivel coreográfico, lo que la gente va a ver son la importancia de las personalidades de Carmen, no al estereotipo de mujer rebelde y libertina. Eso es un peso de su necesidad de ser libre. Tiene unas connotaciones feministas claras y otras tan pequeñas y sutiles que hay que masticarlas mucho. He intentado que no se quede en un cliché porque es mucho más. El cuerpo de baile son ocho mujeres, «las carmencitas». Cada una representa una parte de la personalidad de Carmen.

La prensa le etiquetó como el mejor bailarín del mundo. ¿Esto cómo se lleva?

Ufff... con mucho peso. Yo le quito mucho hierro porque, al final, son losas en tu espalda. Significa que tienes que tener una calidad mínima, que tienes que hacer las cosas con una inteligencia mínima y con unos mínimos que ya son muy altos. Lo llevo como puedo llevarlo, con responsabilidad. Siempre he sido un tío muy currante, esto no me viene de nuevas. Yo sigo en mi línea, trabajando, intentando que esto no me afecte. Trato de seguir con calidad y con discurso, que es lo que a mí me da poder para poder subirme al escenario y defender mis coreografías y mis espectáculos de la mejor forma posible. ¡Si pensara en los premios no saldría de mi casa!