Reportaje
Cuatro familias ganaderas producen la primera leche 100% madrileña
Visitamos una de las cuatro granjas que producen Leche Madriz, con la que pretender dar valor al sector ganadero
Que la adversidad hace que las personas saquen su mayor instinto de supervivencia es algo que está más que demostrado. Uno de los sectores más azotados por la pandemia fue el primario. Los agricultores de la región vivieron como el mundo a su alrededor se paraba, mientras la actividad en sus granjas no podía hacerlo y los costes para que estas siguiesen en funcionamiento no dejaban de crecer. A raíz de esta situación, cuatro familias ganaderas de la Comunidad de Madrid plantaron cara a la industria y apostaron por una producción de leche que aprovechara eficientemente los recursos del territorio y que fuera sostenible con su entorno. «La idea principal era buscar alternativas para no desaparecer. Sabíamos de vacas, de leche y de calidad… pero no de logística, por eso necesitábamos encontrar un socio que nos aportase eso que nos faltaba», dice Ángel García, ganadero y presidente de la Cooperativa Lechera Madrileña a este periódico. Así, dos años después sale a la luz Leche Madriz, una leche 100% madrileña, trazada y con origen garantizado que busca aportar valor y renovar al sector ganadero de la región. Se elabora desde cuatro granjas bovinas ubicadas en Griñón, Leganés, Valdemoro y Villa del Prado en las que a diario se producen cerca de 35 toneladas de leche de alta calidad que cuenta con certificación de Bienestar Animal. Es necesario poner en un pie en alguna de ellas para entender cómo esto es posible.
En cada una de las granjas, habitan una media de 200 vacas, lo que supone una producción diaria de 8.500 litros de leche. «La leche se recoge íntegramente en estas cuatro ganaderías. Son de mediano tamaño y, entre todas, recogen el 23% de los litros producidos en la Comunidad: unos 12.500.000 litros anuales. El objetivo es ser la marca de leche más querida por los madrileños y madrileñas», explica Álvaro Peironcely, director comercial de Leche Madriz. El bienestar vacuno es su máxima prioridad. Por eso, desde el principio han tenido claro que las vacas deben estar cómodas, tranquilas y felices, tanto en las épocas de calor como de frío, era fundamental. Solo así es posible alcanzar la máxima calidad. «Tu entras aquí y puedes ver como una se está ordeñando, otra espera y el resto hacen su vida. No hay estrés. Son ellas las que deciden cómo y cuándo», explica Sergio González, desde su granja en Griñón.Ellas son las protagonistas de este negocio, se llevan toda la atención y por ello todos sus datos están monitorizados –comida, movimientos y necesidades-, algo clave para que la leche que se produce sea la mejor del mercado. «Si el producto que sale de aquí es bueno, puede estar tranquilo, porque cuando lo vayas a echar en el brick lo va a seguir estando. Es una leche rica, con sabor y que al echarla en el vaso, lo mancha. Un signo de calidad», apunta García.
La inversión tecnológica, juega también un papel clave en esto y en la sostenibilidad del sector. Algunas de estas cuatro ganaderías disponen de lo último en ordeño: un robot que permite que sean las propias vacas las que se acerquen a él cuando quieran ser ordeñadas. Solo deben esperar a que se abran las puertas y mientras se alimentan vacían su leche en cuestión de minutos. Además de robots que les ayudan a repartir la comida y empujar el estiércol. Una tecnología, apunta, que permite trabajar a los ganaderos y ganaderas con una mayor libertad y tranquilidad, mientras que para las reses, cuentan con rascadores, ventiladores y pulverizadores que garantizan su bienestar cuando las temperaturas son elevadas.
Por otro lado, además de cuidar y alimentar a las vacas de manera natural, mantienen la circularidad en todos sus procesos y priorizan el respeto a sus vecinos y el cuidado del entorno. Por ejemplo, con el uso del estiércol de las vacas como abono en fincas del alrededor y que después pasa a ser de nuevo alimento para estas. En las cuatro, todo se reutiliza y es algo que las diferencia del resto. Y es que, en la gestión de las granjas, un sistema de economía circular es un pilar clave para la sostenibilidad, el entorno y la permanencia de las propias ganaderías. «El problema es que cada vez quedamos menos. Hace diez años solo en Madrid había unas 120 granjas, ahora unas 30. A este ritmo nos quedamos sin vacas y sin leche… Debemos de ser conscientes», sostiene García.
Las cuatro familias ganaderas que integran la Cooperativa Lechera Madrileña llevan décadas dedicándose a la ganadería, un sector cuyo futuro está en riesgo por la falta de personal y la ausencia de relevo generacional. Este nuevo proyecto les permite mantener vivo el sector pecuario y, además, poner en valor la calidad de la leche de las vacas de la Comunidad de Madrid. Además, crear Leche Madriz hace que los propios ganaderos sean líderes de una marca y puedan controlar el mercado de la leche. «Si lo vendes a externos y te quieren bajar el precio, no tienes capacidad de negociación. Si tú eres el dueño, eliminas intermediarios, lo compran al precio que tú marcas y haces que el negocio sea sostenible», señala Peironcely.
Actualmente, el precio de la leche ha vuelto a bajar-ronda el euro y medio - después de que en 2022 alcanzase su máximo histórico. «El problema es que el precio viene de arriba abajo. Es decir, el precio lo impone la distribución, que es el que tiene vender al consumidor y se lo traslada a la industria. Y la industria nos lo traslada a nosotros pero ahí ya estamos indefensos porque nosotros no podemos decirle al proveedor que nos vende el pienso o la alfalfa que le vamos a pagar menos porque a nosotros nos pagan menos. Somos el último eslabón de la cadena y, por ende, el que más sufre», sostiene García. Así, los ganaderos se enfrentan a un negocio en el que no tiene ningún control, mientras desempeñan un trabajo para el que es necesaria una atención 24 horas, los 365 días del año. El resultado no es otro que un negocio que no es rentable, granjas que terminan por desaparecer y un país desabastecido. «Si el sector primario desaparece, vamos a tener que traer la leche de otro países y esta ni costará lo mismo ni será de la misma calidad».
Desde la cooperativa animan a más familias ganaderas a unirse al proyecto. «Lo primero que deben tener son ganas de sumarse a un proyecto tan ilusionante como este, a la par que ambicioso. En él caben todas aquellas ganaderías que quieran aportar valor al sector y que tengan ganas de renovarlo, de movilizarse y trabajar duro por lo nuestro», sentencia García. Los únicos requisitos que les piden es que se encuentren ubicados dentro de la región y que cuenten con la certificación de Bienestar Animal.
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