Fondo buitre
El desalojo forzoso de cuatro de los «últimos de Torrijos»
Después de que un fondo inversor tapiase sus puestos de trabajo en plena campaña navideña, los comerciantes han podido recuperar la mercancía
El final que nunca imaginaron llegó este miércoles para cuatro de los “ocho últimos de Torrijos”. Después de que este mismo lunes, propietarios de cuatro de los puestos de este mercado ubicado en el barrio de Salamanca, se encontrasen con que no podían acceder a su puesto de trabajo, dos días más tarde pudieron recuperar el género que habían acumulado desde su cierre forzoso. El motivo de este, las obras que la socimi Numulae, propietaria mayoritaria del inmueble, va a acometer para hacer según se supone un gimnasio. A primera hora de la mañana de este miércoles, las cajas con productos frescos se acumularon a la entrada del mercado con el tiempo corriendo en su contra para lograr darle salida.
Mariano González, es propietario de una carnicería charcutería desde hace veinte años, negocio que heredó de su padre, al frente de este desde los años 60: «El género llevaba en la cámara frigorífica parado cinco días y hay que darle salida para que las pérdidas sean las mínimas posibles. Ya que no nos dejan entrar, al menos que nos dejen venderlo de otra forma», contó a este periódico. Con la campaña de navidad prácticamente en marcha, la mercancía alcanzaba los 10.000 euros entre embutidos y diferentes tipos de carnes en su caso. «Tengo varios pedidos pendientes que sacar, por suerte me siguen haciendo más y los sacaré poco a poco, hasta donde llegue. El resto de mercancía, si está en mal estado no me quedará más remedio que tirarla», sostiene.
Así, tanto el cómo los compañeros de los otros tres comercios de la planta superior -otra carnicería, una charcutería y una pollería-, pudieron acceder finalmente a su negocio, después de un intento infructuoso el día anterior. A los pies de una de las escaleras capadas para comerciantes y clientes, se fueron apilando cajas y cajas con productos frescos mientras clientes habituales se acercaban, algunos para hacer sus compras y otros para mostrarles su apoyo e indignación ante esta situación. En su mayoría, sorprendidos y otros emocionados, afirmaron: «Es que os están echando de vuestros negocios y os están prohibiendo el acceso a vuestro puesto de trabajo», «no hay derecho, es una vergüenza que os hagan esto y más en estas fechas», «los vecinos del barrio queremos que este mercado permanezca, nos gusta venir especialmente por la atención que recibimos por parte de estos profesionales», se pudo escuchar a lo largo de la mañana.
Por su parte, David López, propietario de la pollería desde hace trece años ha tenido que cancelar todos los pedidos de género de cara a las navidades. «Me he visto obligado a anularlo porque no sé en qué momento voy a poder servir a la gente. Ahora lo primordial es recolocar en alguna tienda o a través de pedidos el género que ya tenía en el puesto», afirmó. Este rondaba los 5.000 euros. El no poder servir a su clientela habitual, es la mayor preocupación de Pepe Díaz. Después de 51 años en este mercado, confiesa que jamás se hubiese imaginado llegar a este punto. «Está siendo bastante duro pero la vida es así, no siempre es bonita. Lo tengo claro, voy a seguir luchando por esto, porque es mío y porque es lo que me hace feliz», asegura emocionado. En lo últimos meses, sus clientes han sido su gran apoyo para seguir adelante. «Estoy muy agradecido, no he dejado de recibir mensajes y llamadas para que siga adelante. No voy a abandonarles». Ahora, trasladará toda la mercancía a las cámaras frigoríficas de un amigo y desde allí les dará salida. «Suministraré sus pedidos de forma telefónica o por nuestra web porque no puedo ponerme cara al público; no quiero perder el derecho que tengo. Aunque desde Numulae me digan que no tengo ninguno».
Fue el pasado 5 de diciembre, a las puertas del puente de la Constitución, cuando Numulae envió un burofax a los cuatro comercios de la planta de arriba avisando de que este lunes no se podría acceder a la planta, donde comenzarían las obras. Sus propietarios, lo ven como la maniobra definitiva para que la socimi, que se ha hecho de forma ilegal con el control de casi todo este icónico mercado, consiga su propósito: emprender su proyecto empresarial. El mismo lunes, los tenderos se personaron en el Mercado de Torrijos y pudieron entrar a la planta superior, tapiada con paneles de pladur, con la Policía Nacional, y su representante legal. Este último, presentó una denuncia en el Juzgado de Guardia pidiendo medidas cautelares para que se retirase el «muro» y que comerciantes y clientes puedan seguir comprando y vendiendo.
Ante esto, González, subraya que «no tiene mucho sentido que con una licencia de obra consideren echarte», y señala el rechazo generalizado de los comerciantes de la primera planta para aceptar la oferta que les ha hecho la socimi de trasladarse a otros puestos de la planta de entrada del mercado. «Son puestos de juguete. Eso no es una tienda, son de quita y pon. Además de que tampoco nos han garantizado nada, ni qué va a pasar dentro de seis meses», asegura el comerciante. A Díaz le han ofrecido un dinero para jubilarse: «No se trata de dinero, se trata de que me encuentro bien de salud, con ganas de trabajar y de tener los amigos que tengo. No quiero dejar de trabajar», sentencia. En la planta baja, puede palparse la tensión, pues son conscientes de que son los siguientes. Estrella Gordo, portavoz del grupo de comerciantes y propietaria de una frutería en la planta baja, donde siguen abriendo, asegura que, «de momento podemos estar aquí pero está clarísimo que en lo que tarden en demoler la planta de arriba, harán lo mismo con los que estamos abajo. Yo estoy viendo esto y sufro por mis compañeros, y porque sé que dentro de nada, a corto plazo, voy a estar yo en su misma situación». Sin embargo, todos confían en lo mismo, que la justicia vaya más rápido y que apoye a los más débiles.
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