Reportaje
El gran paso de Yareth en un centro pionero de menores
El Centro de Atención Temprana Envera transforma la vida de niños con trastornos del desarrollo
Esther Anula sabía que algo no iba con su hijo Yareth. El pequeño, que por entonces tenía un año y medio, vivía en su burbuja. No interaccionaba con nadie y no hablaba. Después de un año y medio de pruebas, sin diagnóstico, desde la sanidad pública detectaron un trastorno del neurodesarrollo social y del lenguaje y le derivaron al centro de atención temprana de Envera. En servicio pionero que desde hace más de treinta años ofrece tratamientos a niños de cero a seis años que presentan trastornos en su desarrollo o tienen riesgo de padecerlo, con el objetivo de detectar y dar respuesta, lo más pronto posible a sus necesidades.
Encontramos a Yareth trabajando el fonema «P» con Raquel Molina, su logopeda. «Un pirata con un papagayo, con una pata de palo…», lee el niño en voz alta. «Con libros trabajamos los fonemas que le cuestan un poquito más y después hacemos un dibujo sobre lo que hemos leído», explica Molina. En este año y medio de trabajo han conseguido que se le entienda bien cuando habla y que sea capaz de crear frases completas. «En comparación de cómo llegó ha avanzado muchísimo. Aún le cuesta comprender preguntas o frases más complejas, pero es en lo que nos centraremos este último curso».
La evolución ha sido también evidente en casa. «Es muy duro ver cómo tu hijo no se comunica, no habla o ni te mira. Gracias a este centro ahora tiene conversaciones, te cuenta lo que ha hecho en el colegio y es capaz de socializar con otros niños, está totalmente integrado», confiesa su madre. Después de este curso y de los avances vistos hasta ahora, esperan que con el apoyo que reciba en su colegio sea suficiente. «Si no tendremos que pedir alguna beca, hablar con alguna asociación… es un problema que en estas situaciones no las cubra lo público». Son más de doscientos los niños que pasan a diario por el centro de atención temprana de Envera, pero la lista de espera es interminable. «Todo va demasiado lento. Desde que empiezan a verle, le evalúan, te conceden el servicio… puedes estar un año de espera. Es necesario que se reduzca el tiempo de espera porque cuanto antes se empiece a tratar a estos niños será mejor para ellos y su recuperación», sentencia Anula.
Envera también cuenta con un servicio de Neurodesarrollo Infantojuvenil dirigido a niños y jóvenes de seis a dieciocho años que han sido dados de alta en los programas de atención temprana por criterio de edad y continúan necesitando atención especializada para el desarrollo de sus capacidades y habilidades, así como a aquellos cuyas dificultades han sido detectadas o han aparecido más allá de la primera etapa infantil.
Nuevas patologías
Desde el centro sostienen que se pensaba que cada vez iba a haber menos personas discapacidad, en cierta medida porque muchos embarazos no llegan a completarse y son interrumpidos antes. «Nada más lejos de la realidad, aquí cada año atendemos más niños y según el INE cada vez hay más personas con discapacidad en España», nos dice Cristina Sánchez, Directora del Centro de Atención Temprana. Según la última Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia elaborada en 2020, casi cuatro millones y medio de personas declaran tener una discapacidad en España. «Esto puede ser por dos motivos, nuevos síndromes y nuevas patologías que van surgiendo y que cada vez somos una población más envejecida y a la medida que nos hacemos mayores tenemos más probabilidades de tener una discapacidad», afirma Sánchez.
A este centro acuden especialmente niños con retraso madurativo en el desarrollo (es decir, que no consiguen alcanzar los hitos del desarrollo para su edad en las distintas áreas), con trastorno del espectro autista, con síndromes más específicos debidos a la genética o de embarazos prematuros que necesitan estimulación. «Estos últimos hemos notado que han aumentado mucho en el último tiempo y que creemos que puede estar relacionado en gran parte a los embarazos múltiples y con que las mujeres se quedan embarazadas cada vez con más edad», apunta. Su metodología de intervención se ajusta a las necesidades específicas de cada niño y familia y buscan corregir o compensar, en la medida de lo posible, las dificultades existentes y ayudar de esta manera a mejorar los niveles de autonomía y calidad de vida de los menores. Para ello ofrecen varias modalidades terapéuticas que, en función de las necesidades pueden incluir tratamientos únicos o combinados de estimulación, logopedia, fisioterapia, psicoterapia, psicomotricidad y terapia ocupacional.
Cuentan con una unidad de valoración especializada, conformada por un equipo multidisciplinar del centro, cuyo principal objetivo es llevar a cabo una evaluación tanto cuantitativa como cualitativa de la situación actual del niño, así como de las necesidades específicas que presenta. A través de entrevistas con la familia, la observación sistemática y la aplicación de pruebas estandarizadas, recopilan toda la información relevante para poder recomendar las estrategias de intervención más adecuadas a cada caso particular. Además, disponen de un programa de seguimiento continuo y exhaustivo que abarca todos los aspectos relacionados con el neurodesarrollo del niño. Este programa tiene como propósito detectar de manera temprana posibles signos de alerta que les permite intervenir de forma rápida y efectiva en caso de ser necesario. Así, garantiza un acompañamiento integral en el proceso de desarrollo y bienestar del niño.
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