
Historia
Una iglesia bajo la M-30 de Madrid
Un templo sobre el que pasan miles de coches al día y que a muchos les recuerda las catacumbas de los primeros cristianos

Una ciudad que ha ido creciendo al lado de las iglesias. Barrios enteros que se construyeron a la sombra de las iglesias parroquiales. Y luego un cambio de paradigma, con la construcción de grandes templos como San Francisco o La Almudena. Madrid, como tantas otras capitales de Europa ha crecido gracias también al influjo de la iglesia católica. Luego, con el paso de los años, de los siglos, las iglesias han padecido también los cambios y las crisis de la población, la falta de vocaciones o la llegada de nuevos credos.
De ahí lo sorprendente de iglesias como esta que nos ocupa, la capilla de Santo Domingo de la Calzada, un templo casi subterráneo... pero que no está bajo tierra, sino escondida bajo la M-30.
La gran vía de comunicación de la ciudad de Madrid alberga un espacio desconocido por muchos. El templo es conocido como la capilla del Puente y anteriormente adoptó la identidad de Parroquia del Bautismo del Señor. Varios nombres para un lugar especial. Así, la construcción lleva 42 años cobijada junto al paso subterráneo de la calle Arroyofresno, en su cruce con la avenida de Fuentelarreyna, muy cerca de Ciudad Universitaria. La idea de esta capilla surgió por la necesidad de dotar de una iglesia de culto a la zona donde se ubica. Sin embargo, no había recursos para acometer la construcción de una iglesia convencional de mayor tamaño y que requeriría un plazo amplio. Siendo las necesidades de los feligreses inminentes se optó, como se hace muchas veces, por habilitar un espacio provisional. Algo tan antiguo como todo culto religioso. Aprovechar lo que ya existe. Resignificarlo.
La capilla se construyó y consagró en 1977 y desde entonces está operativa para el culto. Primero, como sede provisional de la Parroquia del Bautismo del Señor y, una vez construida la iglesia definitiva, como Capilla de Santo Domingo de la Calzada.
Cuando entró en uso la M-30 comenzaron los problemas de filtraciones y humedades en la capilla. Esto estuvo a punto de provocar su cierre. Sin embargo, se decidió acometer una reforma consistente en una rehabilitación profunda interior.

El proyecto se llevó a cabo con la realización de una cubierta interior que esconde un drenaje de aguas. Estas son canalizadas a cuatro pozos de desagüe.
Actualmente la capilla, construida en el ojo de un puente y en forma de catacumba, presenta un aspecto moderno y armonioso y sigue dedicada al culto. Un espacio que se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos y carismáticos de Madrid. Tanto por lo constructivo como por el lugar en el que está.
El hecho singular de la capilla es que se aprovechara el ojo de un puente para su habilitación. Tan solo se aprovechó el túnel formado por el ojo del puente. Un espacio de 35 metros de largo que forma un cañón de medio punto de 4,5 m de radio.
A dicho espacio sólo se le añadieron las instalaciones básicas de suministros, dos cierres, anterior y posterior, de mampostería de ladrillo enlucido y vidrieras abstractas y una solera de terrazo. Se dejó el hormigón visto y tan solo pintado.
Este interior, abovedado y corrido en toda su longitud, y el hecho de apenas contar con iluminación natural, a lo cual se le añade el estar bajo la vía pública, confiere a esta capilla un cierto aspecto de catacumba. No son pocos los que apuntan que esta construcción les recuerda las celebraciones litúrgicas clandestinas de los primeros cristianos en Roma. Un puente corta una zona residencial o un barrio en dos. Esto provocó que se diese acceso por ambas caras del túnel. De esta forma, los feligreses de uno y otro lado no tenían que dar un amplio rodeo. Un lugar hermoso para todos los que aquí rezan a Dios.
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