El Madrid de

Lara Fernández: «Las pantallas afectan al desarrollo cognitivo»

Periodista, maestra y autora de «Enséñame a comunicar». La obra ofrece contenido teórico y práctico sobre la comunicación

Lara Fernández Peña, escritora. © Jesús G. Feria.
Lara Fernández Peña, escritora.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Más de 20 años afincada en Madrid, le encanta conocer nuevos restaurantes, un plan que, por cierto, nunca se le agotará. Pasear por el centro, visitar el Museo del Ferrocarril o comer en el restaurante italiano Numa Pompilio son sus infalibles. Ella es Lara Fernández, se define como «periodista, maestra y madre» y acaba de lanzar su libro «Enséñame a comunicar». El fruto de este trabajo responde a un cóctel de su definición y, además, «comunicar es como respirar, comer o dormir», señala la autora.

En su opinión, manejarse en la comunicación sigue siendo una tarea pendiente, desde los más pequeños hasta los adultos. Por ello, se ha decantado por este proyecto que responde a todas las aristas de la misma, desde cómo afectan las pantallas a los dotes comunicativos, la influencia de las redes sociales o el lenguaje no verbal, menos estudiado pero que supone más del 90% de nuestra comunicación. «Es útil desde los dos hasta los doce años, pero nos lo podemos aplicar todos en distintas áreas de nuestra vida: en el trabajo, los estudios, las familias y el día a día», explica Lara Fernández

«Nos cuesta hablar en público, escribir una carta formal, enfrentarte a una oposición, dirigirnos a una administración pública… y eso se traslada a nuestros hijos o alumnos». En este sentido, el libro se divide en una parte teórica que aborda la comunicación oral, escrita y no verbal (la gran olvidada y más importante según Fernández); y otra segunda parte que muestra ochenta dinámicas de actividades y juegos que se pueden hacer en casa, en equipo y para todos los públicos. «Empiezo hablando desde el lenguaje de los bebés, el ‘baby signs’ y llegamos hasta los 99 años, porque es para todos. Aunque es cierto que los juegos, ilustraciones y la forma en la que está planteado va muy bien a los niños hasta los 12 años».

Lara Fernández Peña, escritora. © Jesús G. Feria.
Lara Fernández Peña, escritora. © Jesús G. Feria. Jesús G. FeriaFotógrafos

En cuanto a la tecnología, Fernández considera que nos ha perjudicado porque resta oportunidades de aprender comunicándonos. «Al final, las pantallas, sobre todo en edades tempranas, afectan a las funciones ejecutivas del cerebro, al desarrollo cognitivo, a la capacidad de atención y concentración, manejo de emociones, frustración y control de impulsos. Todas estas habilidades básicas en la interacción entre personas las estamos perdiendo por el uso excesivo y temprano de las pantallas», aclara.

Este retraso en el lenguaje añade, lo experimentamos por ejemplo en la pandemia, donde se perdieron aptitudes de gestualidad y lenguaje no verbal, aunque en aquel entonces tenía una justificación diferente. Y poner límites, considera, no es tarea menor: «Los adultos tenemos que ser ejemplo. Y no lo somos en muchas ocasiones. Las familias tienen un papel fundamental y no podemos decir una cosa y hacer la contraria. El uso de las pantallas hay que controlarlo y no es nada fácil; sin negar donde vivimos, pero con sentido común». De hecho, la Asociación Española de Pediatría no aconsejan la utilización de las mismas hasta los 12 años.

La autora menciona algunos consejos para hacer frente a esta problemática: «pisar el barro y planes de mucha calle, la luz del día, no recurrir a la tecnología para calmar rabietas o relacionarlo con la comida; sino en otros ámbitos, como cine en familia o audiocuentos en el coche». Además, teniendo en cuenta que «la comunicación es el puente más bello que existe entre las personas», Lara Fernández apela a la oratoria como una necesidad actual y pendiente. «Una oratoria correcta es útil todos los días», y recurre a Adolfo Suárez como una figura modelo en esta área, «los silencios, las pausas y las miradas, todo importa». Para ello, «hay que derribar conductas instaladas como el miedo al error, invalidar sentimientos o nervios, así como «trabajar la escucha activa, no juzgar, no interrumpir, conceder espacios… Por supuesto también evitar palabras malsonantes y faltas de respeto».