Cargando...

Mercadillos

Morata de Tajuña volvió a compartir sus palmeras más invernales

Cada año se producen en la localidad más de 100.000 kilos de este dulce artesano

Feria de palmeras de chocolate @Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata PHOTOGRAPHERS

Solo durante los dos días que ha durado la VII Feria de la Palmerita de Morata de Tajuña, las pastelerías locales De La Torre, Paco-Pan, La Dulcería, Real, Panificadora Morateña, Conejo y El Carmen han vendido más de 170.000 unidades de estos hojaldres con chocolate, una cifra que ha vuelto a superar a su predecesora. El sábado por la mañana tuvo lugar uno de los momentos más emblemáticos de la cita, el reparto de una palmerita gigante elaborada por la pastelería De La Torre, además de la ya tradicional interpretación de la «canción de la palmerita» a cargo de la Rondalla Morateña. Además, el domingo, en torno a las doce del mediodía, la chef Cristina Oria recibía la Palmerita de Oro, un galardón que en la pasada edición recayó en la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y que ahora recibió la empresaria por su apoyo al municipio madrileño, donde tiene una finca en la que produce muchos de los productos de su tan prestigioso catering.

Feria de palmeras de chocolate @Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata Fotógrafos

Las palmeritas de Morata se han convertido en un símbolo de la localidad y en un motor de la economía morateña: cada año se producen en la localidad más de 100.000 kilos de este dulce artesano que se elabora diariamente para que esté en perfectas condiciones. Además, como en años anteriores, el epicentro de la Feria volvió a estar en la Plaza Mayor, donde las pastelerías autóctonas situaron sus «stands» para que los visitantes puedan degustar, conocer y comprar las palmeritas.

Por si fuera poco, hubo castillos hinchables, un mercado de artesanía, música en directo, charangas, animación itinerante y hasta un tren turístico que llevó a los visitantes a otros lugares de interés del municipio, como la iglesia parroquial o el recién inaugurado Museo de la Guerra Civil y Postguerra. Para ello, se preparó un dispositivo especial de tráfico con zonas de estacionamiento disuasorio para asegurar el aparcamiento a todos los visitantes. Pero la gran novedad fue en la Casa Mac-Crohon. Se trataba de la I Feria Morata Mágica, que ofreció una experiencia única del mundo espiritual y el esoterismo.