
Juegos Olímpicos
«La música no es mi terapia, es mi vida»
Eduardo Uceda, el atleta madrileño que se prepara para los Juegos Paralímpicos de París y se apoya, entre otras cosas, en el heavy metal
«Estoy muy agobiado y nervioso», reconoce Edu. Lo que no lo exime de sentir felicidad y orgullo por haber llegado hasta aquí. LA RAZÓN habla con Eduardo Uceda, el paralímpico que muy pronto llegará a los Juegos Paralímpicos de París. |
Una meningitis en su infancia le dejó consecuencias irreparables hasta el punto de perder la visión. Pero ni siquiera este acontecimiento le impidió llegar a numerosas metas y cumplir sueños. Muchos, todavía están por llegar.
Tesón, humildad, talento, habilidad social de matrícula de honor, constancia, valiente, enérgico… Así define su entorno a Edu, quien pese a las piedras del camino es un ejemplo de ganas de comerse el mundo. Con tan solo 23 años colecciona entre sus logros, ser campeón de España y subcampeón mundial de los 400 metros; también jugó en los olímpicos de Tokio y ahora se prepara para París. Por si fuera poco, actualmente es el único velocista de 11 a nivel nacional y eso le supone «mucha responsabilidad, tensión y presión», confiesa a este medio. «Me miran con lupa», ríe. Por suerte, cuenta con el apoyo de su entrenador, amigos y familia, incondicionales para Edu.
Su día a día requiere una ardua preparación, aunque, según cuenta Edu, en su caso «principalmente necesito una preparación psicológica». Así lo explica: «Mentalmente lo paso muy mal. En eventos importantísimos en los que hay mucha gente expectante y viéndome me lleva un trabajo previo. Después llega la parte física, por supuesto muy importante». Señala que esta coyuntura previa a los Juegos Paralímpicos lo llevan a someterse a entrenamientos muy duros. De hecho, recientemente ha pasado por el «test de lactato, en el que me extraen sangre reiteradas ocasiones y practico las carreras al máximo nivel. Ahí miden todos los niveles para saber mi mejor rendimiento. Una especie de escáner y análisis que muestra cómo mi cuerpo responde a las carreras, tanto en resistencia como velocidad», explica.
Pilares de apoyo
En el contexto del nerviosismo previo a unos Juegos Paralímpicos, Edu se apoya en unos pilares fundamentales. Uno de ellos es Capacis, un centro de acompañamiento a personas con discapacidad intelectual e inteligencia límite en su desarrollo personal y profesional mediante una formación adaptada, apoyo y asesoramiento en sus itinerarios laborales. «Nos forman en el mundo laboral, pero también inciden en el comportamiento e intelectualidad».
Edu apunta que en Capacis le han ayudado en el ámbito emocional, por ejemplo, entendiendo cómo gestionar enfrentarse a unos Juegos Paralímpicos. «Mi problema es emocional. Aquí me ayudan mucho. En estos juegos me acompañan y dan pautas para saber gestionarlo», detalla. Uno de los profesores de Capacis, Javi, observa una enorme evolución en Edu, ayudándolo, en palabras de Edu, a «desenvolverme, salir de los bucles y controlar mis emociones sin que el mundo se venga encima».
Pero si hay algo que es fundamental en la vida de Edu, prácticamente desde que nació, se trata de la música. Lo viene acompañando desde que tiene uso de razón y confiesa no poder pasar un día sin ella, concretamente el heavy metal, estilo del que se considera un apasionado. «La música me ayuda, es importantísima en mi vida, está conmigo en todos los momentos de alegría y tristeza. Yo la describo como la novia que está a tu lado y nunca te deja (ríe)».
Con todo ello, Edu toca en una banda musical de heavy y todo lo lleva para adelante sin secretos ni trucos, sencillamente «porque no paro», reconoce. «Entreno de lunes a jueves por las tardes; también esos días tengo clases de canto; y los días libres de entreno me dedico a ensayar con el grupo, además de los conciertos los fines de semana». Esto explica lo que el entrevistado afirma: «La música no solo es terapéutica, es mi vida». Y añade: «El heavy metal es lo que necesito, lo que el cuerpo me pide y lo que canto».

Lejos de querer ser considerado un héroe o ser visto desde la pena, Edu Uceda se define como una persona normal que, si algo quiere, es que no se le prejuzgue. «Quienes padecemos alguna discapacidad, sí sufrimos el que la gente nos quiera conocer por el logro que hacemos, pero luego se apartan». En este sentido, Edu traslada que «es difícil que la gente se quede a conocerme, por ejemplo, las chicas. Piensan que estar con una persona con discapacidad es algo raro y aconsejo que pregunten y conozcan las situaciones antes de juzgar o hacerse ideas previas».
Tener discapacidad visual no debería asentar ningún precedente a la hora de definir a una persona, y esto es algo que Edu viene denunciando desde hace tiempo. «Pediría que pregunten y se informen, no hay que ser incultos», apostilla. «Chicas me han hablado y se han interesado por mí. Sin embargo, cuando llega el momento en el que les digo que soy ciego no quieren seguir conociéndome. Por desgracia esto no solo me ha pasado a mí sino a mucha gente de mi entorno».
Pese a estas situaciones que Edu ha experimentado a lo largo de su vida, también ha sido y es, sobre todo, un espejo y un ejemplo para otros muchos que han pasado por la misma situación. «El consejo que les daría es que lo lleven con mucha calma, que disfruten el día a día y no aceleren el momento. Ya vendrá el día de la competición y no quedará otra que comerse el mundo». Y ese es el mensaje y la moraleja de alguien que algún día perderá completamente la visión: «Cuando me levanto de la cama, voy a comerme el mundo».
✕
Accede a tu cuenta para comentar