Gastronomía

Naveira do Mar: santuario del marisco con alma gallega en el barrio de Tetuán

Julio Bouza abrió las puertas de esta casa hace más de 40 años: un rincón donde Galicia se siente en cada bocado

A esta casa se acude con hambre y con muchas ganas de rendirse al Atlántico
A esta casa se acude con hambre y con muchas ganas de rendirse al AtlánticoLRM

Hay lugares que son auténtico refugio, donde la tradición no solo resiste, sino se fortalece con el paso del tiempo. En el corazón del barrio de Tetuán de «Madrí», se encuentra Naveira do Mar, uno de esos santuarios de la cocina gallega donde el marisco es religión y su materia prima, la única ley. Un rincón donde Galicia se siente en cada bocado. Julio Bouza abrió las puertas de esta casa en el año 83, y generaciones de parroquianos han cruzado el umbral en busca de sus productos que llegaban directamente de su querida terra galega.

En esa casa se va con hambre y con muchas ganas de rendirse al Atlántico, ya que en Naveira do Mar la vida se celebra. No hay modernidades innecesarias, solo mesas amplias, manteles blancos, en los que centollos y bogavantes aguardan su destino con la misma resignación con la que sus comensales esperan su comanda. Casa donde desfilan los mariscos y pescados de primera clase que parecen ser traídos por el mismo oleaje del mar.

La carta de Naveira do Mar es un himno a la frescura. Nécoras, percebes, cigalas, gambas rojas, berberechos, bogavantes y muchos más aparecen en sus vitrinas cada mañana. De elaboraciones sencillas, a la plancha, cocido o a la gallega, porque cuando el producto es un «productazo», no le hace falta «disfraz». Tampoco pueden faltar sus grandes clásicos que nunca fallan como la merluza a la gallega, firme y jugosa acompañada de sus patatitas cocidas y por supuesto un albariño fresquito. Su maravilloso pulpo a feira, en su punto con su aceitito, sal y pimentón servido en tabla de madera, como manda la tradición. No podemos dejar de nombrar a su estupendo arroz con bogavante en meloso que enamora a cualquiera y que tan solo olerlo, te alimenta. Su carne asada, que para los que llegan a una marisquería, contra todo pronóstico, también la tocan con maestría. No podemos olvidar la parte dulce, pues en Naveira do Mar se pueden disfrutar auténticos postres caseros que saben a hogar como la tarta de queso, la de Santiago o un flan de huevo que con ese sabor te devuelve a la infancia. Buena y cuidada selección de vinos blancos gallegos, donde los albariños y Ribeiros dominan la oferta, sin olvidar los tintos correctos.

En este templo de la buena vida hay algo especial además de su marisco: su gente. Aquí conviven clientes de toda la vida con primerizos que llegan por las recomendaciones, obreros, ejecutivos cerrando negocios o grandes personajes públicos disfrutando de un buen arroz con bogavante sin miedo a ser reconocidos. En Naveira do Mar no importa quién eres, solo importa que disfrutes. Productos de primer nivel con precios más que justos. La honestidad con la que Julio Bouza, padre e hijo, gestionan su negocio, se traduce en raciones generosas a precios al alcance de cualquier parroquiano que hace que para muchos se convierta en su marisquería favorita.

Porque Galicia no es solo un lugar, es un recuerdo tatuado en el alma, el ruido del mar, el aroma a salitre, esa brisa fresca que peina los sentidos y acaricia el alma. En Naveira do Mar de la calle Santa Juliana 57 cada plato de su buen marisco, cada copa de su buen vino, trae un pedacito de esa tierra infinita que siempre nos llama de vuelta, el placer gallego.