Opinión
Otra tomadura de pelo
Estoy a favor de que los ciudadanos, con el magnífico transporte público que tenemos en la ciudad, utilicen lo menos posible el vehículo privado
El lunes entraron en vigor los nuevos parquímetros en Pueblo Nuevo, San Juan Bautista, Concepción, Atalaya y San Isidro. En total, 6.809 plazas ya pintadas y con sus parquímetros en marcha por «petición de los vecinos», según el Ayuntamiento. Se creen que somos tontos de capirote y nacimiento.
Este caminante no se había enterado de las enormes manifestaciones que se han producido en estos barrios para solicitar que les pongan esos malditos parquímetros que nos cuestan una pasta a los conductores y que sólo buscan una cosa: recaudar. Los residentes en esas zonas SER tendrán que pagar casi 25 euros al año por aparcar en sus calles y los invasores cotizar en el parquímetro. Todo el dinero es bueno para el convento, o sea el Ayuntamiento.
Estoy a favor de que los ciudadanos, con el magnífico transporte público que tenemos en la ciudad, utilicen lo menos posible el vehículo privado. La red de Metro es de las mejores del mundo y la EMT, aunque le falta un poco de sentido común, no está mal. El problema se produce en las zonas fronterizas con las que tienen aparcamiento de pago. Los conductores de fuera, y los que viven en barrios periféricos, se acercan al centro y aparcan en distritos que aún no tienen este sistema. Estos coches quitan las plazas a los residentes. Desde que se instaló el SER en la calle cercana a mi domicilio no hay aparcamiento.
Se calcula que en Madrid entran al día 800.000 coches y furgonetas de reparto de la zona metropolitana y que trabajan en la ciudad. Está bien que quieran que estos vehículos no contaminen y no provoquen atascos, pero señores concejales, digan la verdad, que no cuesta nada.
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