Tabernarios
La Burbujería: la cocina asequible y democrática
La ensaladilla intercontinental es uno de los bocados mas originales de este restaurante de la calle barco
Si hubiera un poco de memoria en esta ciudad a Abraham García había que hacerle varios homenajes y monumentos. El heterodoxo y genial cocinero toledano ha creado escuela, y entre algunos de sus discípulos se encuentran desde el propio Dabiz Muñoz hasta Hernán González. Este último, después de haber estado al frente de la cocina de Viridiana algunas temporadas, en pleno azote pandémico ha abierto su casa de comidas. Y la manera libre de cocinar de Abraham, donde el talento y la inspiración se dan la mano, parece haber calado profundamente en este joven y preparado cocinero.
Ha elegido un gracioso y chispeante nombre, La Burbujería. Ello resulta evidente por la devoción a los espumosos que tiene Hernán, y de lo que es una buena muestra que la mitad de su carta de vinos esté poblada de estos néctares de felicidad. Lo seguro es que la fiesta empieza con un montón de platillos de precios insólitamente asequibles, democráticos como le gusta decir a este cocinero todoterreno. Las influencias se combinan de manera coherente, bien sean mexicanas, tal vez heredada esa pasión de Abraham por la cocina de intensidades sápidas, la italiana o lo que en esa coctelera de recetas gustosas tiene en su cabeza y corazón este fogonista.
La ensaladilla intercontinental, donde destacan el huevo frito, el pollo o los nopales es uno de los bocados más originales de de este restaurante que es un rompecabezas de buena vida. Muchos días puedes comerte unas alitas de coliflor y brócoli, una croqueta de vaca vieja, o una sopa castellana de puro sabor y técnica, con torreznos, llamada aquí de manera cachondona ramen ibérico. También puedes dejarte seducir por el montón de actividades entre lúdicas y sensoriales que de lunes a miércoles se programan en este local un tanto extravagante y maravilloso de la calle del Barco.
Alegría de vivir como las hamburguesas, tanto la más castiza como la Saint Patrick, donde el ternasco de Aragón se da un irlandés toque con salsa de Guinness. Uff, rico tiramisú al amontillado. Libre, libre quiere ser Hernán, y lo es.
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