Historia

Pioneros: el primer gimnasio de España

A decir de algunos, Chueca albergó el primer espacio dedicado a fortalecer el cuerpo: el Gimnasio Vignolles

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El primer gimnasio de EspañaEuropa Press

Hoy no sería novedad... pero entonces fue una auténtica revolución. El higienismo, una forma de vida que nació en la primera mitad del siglo XX, de la mano del liberalismo, cuando los gobernantes comenzaron a reparar con más detenimiento en la salud de la ciudad y sus habitantes tuvo una traducción directa en la «forma física» de los ciudadanos. En aquel momento se consideraba la enfermedad como un «fenómeno social» que abarcaba todos los aspectos de la vida.

Hasta comienzos del siglo XIX el hacinamiento y la pobreza que afectaban a gran parte de la población provocaba epidemias agravadas por la desnutrición. Los médicos, con sentido social, comenzaron a denunciar las condiciones de vida como causa primera de las enfermedades.

Al hilo de todo aquello, los primeros casos documentados sobre el Higienismo se encuentran en 1848, tras la publicación de la «Public Health Act» en Inglaterra, por Edwin Chadwick. Se proponía una manera de combatir la alta mortalidad y las enfermedades epidémicas que estaban llevando a las ciudades industriales, sino un medio de neutralizar la radicalización obrera y la creciente agitación social. Dos años más tarde, en Francia se promulgó la primera Ley Higienista. Unas teorías que algunos llevaron al extremo, como el nacionalsocialismo, con una «traducción» terrible en lo racial.

Pero volvamos a los orígenes: a las investigaciones de Robert Koch y principalmente de Louis Pasteur. Entonces se descubre la «verdadera» razón de las enfermedades, que se relacionaban con microorganismos y no con las emanaciones de las sustancias en descomposición. Entonces la higiene pasa a ser una cuestión social: se comienza a analizar bacteriológicamente el agua, se utiliza el cloro para desinfectar, se prohíben las fábricas en áreas de vivienda, etc.

Ahora que vivimos un nuevo momento del culto al cuerpo, algo de lo que tenemos buen ejemplo en la proliferación de gimnasios en cualquier barrio de la ciudad, no debería extrañarnos su «origen». Y es que el primer gimnasio de toda España... se abrió en Chueca en 1859.

Aunque parezca una moda relativamente reciente, los gimnasios llevan existiendo más de 100 años. Esos establecimientos que rinden culto al cuerpo humano llegaron a España a mediados del siglo XIX. El primero se levantó, como avanzamos, en el madrileño barrio de Chueca, más concretamente en la calle de la Reina, en la que había algo muy de moda y «moderno» entonces: salas con máquinas e instrumentos de madera y de hierro. El establecimiento lo abrió el francés Alfonso Vignolles con el objetivo de fortalecer hombres fuertes de cuerpo y de espíritu.

Este gimnasio situado en el número 14 de la nombrada calle se anunció en numerosas publicaciones en la prensa del momento, en las que se ofrecía servicios para enfermos, mujeres e incluso clases gratuitas a determinadas horas para aquellos que no se podían permitir pagarlas.

Además de «cultivar el cuerpo», el centro deportivo del Sr. Vignolles era un gimnasio médico muy innovador. Las duchas escocesas y la «máquina Vignolles», compuesta por poleas y escaleras ortopédicas, se convirtieron en artilugios totalmente modernos para la época, aptos para hombres, mujeres, niños y personas convalecientes. Una «invención» que también ha tenido críticos y acusaciones de plagio y falsificación a partir de otras máquinas similares.

Un lugar frecuentado por personajes como Manuel Becerra y José Canalejas.

Sea como fuere, lo cierto es que aquel local de la calle de la Reina fue matriz de algo que en nuestros días ha crecido con fuerza: el culto a una mejor forma física.