Gastronomía
Tardeo para todos en el albor del otoño
En Cardenal Cisneros se ubica una coctelería que rinde homenaje a Madrid
Se nos acaba el verano y, por unos días, asistimos a un septiembre normativo y típico, con coletazos de lluvia y trombas de agua que, seguramente, dejarán paso a los asfixiantes días del llamado «calor del membrillo» o veranillo de San Miguel, y que inauguran los días de un otoño que, al menos en Madrid, cada vez suele ser más corto. Bajo el paraguas y la gabardina, reconfortados ya por el gabán y el cobertor, parecen lejanísimos los días pretéritos de verano, asueto y diversión. Entreguémonos pues, los que podamos o los que puedan, al noble pasatiempo del tardeo, palabra esta mucho más bonita que el denominado afterwork. El tardeo es para burgueses, funcionarios y autónomos, pero también para aquellos asalariados al uso que alargan una comida de negocios porque, qué duda cabe, los mejores tratos se negocian con una buena copa. Aquí van unos sitios que no defraudan.
En mis paseos por la Villa y Corte, encontré el otro día una nueva coctelería (apenas lleva cinco meses abierta) en la siempre animada calle del Cardenal Cisneros. Shift Public House es el proyecto conjunto de los bartenders Alberto Jaules y Alberto Pérez, que apuestan por elaborar casi todos los cordiales, sodas e ingredientes en su cuidado local. Cuentan con una doble carta: por un lado, los clásicos de siempre, ejecutados con gran corrección. Y por otro, y esta es la más recomendable, una selección de tragos de autor inspirada en lugares icónicos de la capital. Les recomiendo su best seller, el Capricho, una mezcla de gin redestilado de lavanda con miel de mil flores y soda de pandan, que se inspira en el precioso parque homónimo.
Si siguen apostando por buenos cócteles, acérquense a José Abascal y busquen el precioso local que es MamaQuilla, un espacio que homenajea la cocina latinoamericana con nivel gastro muy top en cocina y barra. El Head Bartender Juan Olmos y el barman a cargo del día a día, Daniel Font, tientan al personal con una oferta propia, llamada Moonwork, en la que botanas (tacos y tostadas realmente buenos, olvídense del batalleo) se ofrecen junto a tragos indispensables, como piscos, mojitos, palomas o gin fizzs.
Si seguimos la estela de lo latino sin querer renunciar a una buena carta, podemos ir hasta Apura, la sanguchería de Mario Céspedes, uno de los chefs peruanos más versátiles del momento. Además de copas muy bien puestas y ambiente garantizado (el IE está a un tiro de piedra), hay una carta con ricas hamburguesas, bocadillos andinos (el de chicharrón es de diez) y tapitas y piqueos ideales para compartir. También es joven y jovial el ambiente que se crea por las tardes en Salitre, el espacio más desenfadado del grupo Vespok. Hay disponible una buena oferta de platos patrios (tostas, empanadas gallegas, ensaladilla rusa, mejillones en escabeche casero…), música en directo los sábados por la tarde y DJ las noches del fin de semana. Por si se relían. Y claro está, indispensable nombrar Bicai, en el Moda Shopping, indispensable de la fauna financiera más joven que frecuenta Azca.
Los más añosos valorarán ambientes más sosegados como el de La Cervecería de Cícero, anexo al restaurante del mismo nombre en el que tan bien trabajan las brasas, la plancha y el horno. Con una barra muy confortable y una sala bastante agradable e íntima, se ofrece buena cerveza de bodega, cócteles clásicos y otros revisados en los que se ofrece un papel relevante a los tequilas de José Cuervo, marca fetiche de este establecimiento. No muy lejos de allí, y para aquellos que busquen opciones de tardeo sin alcohol, se encuentra Cappuccino, uno de los sitios más populares de la plaza de la Independencia. Por supuesto, hay una selección amplia de cócteles (y mocktails), pero nos gusta más la selección golosa de tartas y meriendas, además de una carta en horario non-stop. Y siempre, buen ambiente en un sitio realmente bonito.
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