Exposiciones de arte

Las técnicas de Alberto Rodríguez Serrano para contar historias

El pintor madrileño expone su ‘Ars Gratia Artis’ en Las Ventas del 27 de abril al 12 de mayo, con el foco en la figura del toro y con representaciones teatrales de algunos de sus cuadros con una técnica especial de luminiscencia

Alberto Rodríguez Serrano inaugura la exposición “Ars Gratia Artis” en las Ventas. @Gonzalo Pérez Mata
Alberto Rodríguez Serrano inaugura la exposición “Ars Gratia Artis” en las Ventas. @Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata Fotógrafos

Al pintor madrileño Alberto Rodríguez Serrano, de 35 años, lo regañaban sus profesores en el colegio porque creían que calcaba sus dibujos; en realidad, los copiaba. Esa virtud artística nació con él, pero no fue consciente de querer dedicarse a ello. Fue un proceso «natural» al que le ha dedicado mucho «esfuerzo». «He sacrificado muchas cosas para tener la técnica que tengo ahora», cuenta Rodríguez en su estudio, sentado en una silla de escritorio manchada de pintura. Es «amante» de los animales y sobre todo del toro –a quien dedica muchos de sus cuadros–, por eso le emociona el escenario de su próxima exposición. Desde este sábado 27 de abril hasta el 12 de mayo se podrá ver su «Ars Gratia Artis» en la sala Antoñete de la plaza de toros de Las Ventas. La muestra, que es gratuita, está organizada por la Comunidad de Madrid y el Centro de Asunto Taurinos de Madrid. Con ella, Rodríguez espera «dar a conocer su trabajo», como su gran técnica de luminiscencia en algunos de sus cuadros, que utiliza para «contar historias». Esta necesita su representación teatral, que ejecutará el pintor los días 28 de abril y 1, 2 , 5 , 10 , 11 y 12 de mayo a las 12:30.

«Ars Gratia Artis» es una continuación de su trabajo: todas sus exposiciones se titulan igual, lo único que cambia es el escenario y la fecha. En abril de 2023 presentó su muestra en el centro cultural Casa de Vacas, en el parque de El Retiro. Allí, dio a conocer su técnica de luminiscencia. «Esa parte gustó muchísimo», dice Rodríguez. «No sabía que iba a tener tanto éxito. Fueron decenas de miles de personas». El pintor quería «aprovechar» ese «impulso» para que las personas descubran su trabajo, que es «lo que quiere todo artista». Hoy se puede decir que Casa de Vacas fue el preludio de Las Ventas.

La muestra de la sala Antoñete será parecida, pero cambiando el foco: ahora la mayoría de sus obras expuestas serán las que representan toros, en torno al 60%. «Soy un amante de pintar animales. Y me siento muy identificado con el toro, quizá porque sea de mi tierra, de aquí, de España. El toro me encanta: es muy potente y lo veo un animal muy noble», detalla Rodríguez. Además, es más «fácil de trabajar que, por ejemplo, los caballos». Rodríguez suele «pintarlos con las manos»: «Me meto directamente con el animal: no hay un intermediario con el pincel, aunque a veces use la espátula». Reconoce no ser un experto en tauromaquia. «En ese sentido, soy un ignorante. De ese mundo conozco poco. Para pintarlos he tenido que verlos por televisión. Lo cierto es que son los mayores amantes del toro que he conocido». Sin embargo, considera que la colaboración con el Centro de Asuntos Taurinos, que se interesó por las pinturas del animal de Rodríguez, es «perfecta»: «Creo que puedo proporcionar una obra artística de calidad que refleja lo que es el animal, el toro en su máxima belleza, en su potencia, en su libertad. Y encima en el entorno que es Las Ventas, el centro internacional del mundo del toro».

Alberto Rodríguez Serrano inaugura la exposición “Ars Gratia Artis” en las Ventas. @Gonzalo Pérez Mata
Alberto Rodríguez Serrano inaugura la exposición “Ars Gratia Artis” en las Ventas. @Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata Fotógrafos

El porcentaje restante de obras contiene otras representaciones relacionadas con el flamenco y con una serie de danzas –como el tango–. Y, después, el plato fuerte: su técnica de luminiscencia. Una vez visto, es posible pensar que quizá esto del arte sea solo una excusa para hacer lo que realmente le gusta: «Yo pinto para contar historias, no para vender, aunque evidentemente esto lo necesito para mantener todo esto, pero no es el fin principal». El madrileño cree que «el arte es comunicación». «Puede haber obras que no comuniquen nada y que sean arte, pero otra cosa es dedicar toda la vida a no comunicar nada. La utilidad del arte, si lo podemos decir así, es contar algo que es difícil contar con palabras».

Y es que a Rodríguez el arte «se le quedaba corto» para esa empresa. «La técnica tradicional se me quedaba corta. Yo pinto un cuadro y está muy bien, pero es algo estático. Y claro, tu vida no es quieta, tu vida es un movimiento constante de llegar a ser. Necesitaba romper la barrera tradicional para poder contar más. Y eso me lo permite esta técnica: me permite contar presente, pasado, futuros, sueños, pérdidas». Al final, «no es un cuadro, es una experiencia».

Lo hace, además, con una técnica poco común. «Yo no conozco a alguien que la haya desarrollado así. Luminiscencia sí que ha existido, en los años 60, pero no así. Sin embargo, sería muy valiente por mi parte decir que de los 8.000 millones de personas en el mundo no haya otras personas que lo usen de esta manera».

¿La definición? Una «técnica novedosa de aplicar la luminiscencia» que lo convierte en una «experiencia interactiva». La práctica: el pintor juega con luces, que desvelan secretos contenidos en sus pinturas. Además, estas «historias» guardadas en sus cuadros las acompaña con música y una «coreografía». «La música es básica y fundamental para mi vida y mi trabajo. Si yo voy a contar una historia que tiene mis lágrimas, la música tiene que ser acorde». Rodríguez dice que trabaja “para que la gente vibre”, cosa que consigue en sus obras realizadas con esta técnica, que también espera que sea lo que le «consagre».

La palabra experiencia es el motor de la vida de Rodríguez. «Sin experiencias no se puede contar historias», dice. Por eso, ahora está una fase algo «dura». Trabaja todo el día en su estudio, a veces «16 o 18 horas». «Estoy en un momento creativo muy bajo. Pero no es malo, simplemente es lo que tiene que ser. Cuando acabe este proceso invertiré mi tiempo para generar esas experiencias. Me iré a Mallorca, a Nepal. A viajar y recuperar esa fase creativa».

El cuerpo de un artista

Rodríguez pinta muchos de sus cuadros con las manos. Para él, su cuerpo es funcional a su trabajo y su pasión. Por ello, lo primero que hace cuando se levanta sobre las 7.30 es ir al gimnasio. «Es absolutamente vital estar sano. El orden, creo, se basa en el equilibrio: en el punto justo entre dos extremos. Si tú tienes un cuerpo que no funciona, tu mente no va a funcionar. Y si tienes una mente que es una autotorturadora, tu cuerpo va a decaer», explica Rodríguez, que confiesa: «A mí no me gusta el deporte, no lo hago porque me encante. Intento hacer 1 o 2 horas de ejercicio al día porque es bueno para mí y porque mi cuerpo lo agradece». Su experiencia le hizo cambiar de opinión: «Jugué al fútbol sala, pero lo dejé. Y en la Universidad no hice mucho deporte. Me di cuenta de que tenía un cuerpo muy chiquitito para tanta tensión y tuve algún problema de ansiedad y por eso me di cuenta de la importancia que tiene la buena alimentación y de ejercitar el cuerpo».