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Historia

Torrelaguna, la universidad que no fue

Una villa madrileña, que es un tesoro artístico, y podría haberlo sido educativo, de haber escuchado a su hijo más ilustre

Iglesia de Santa María Magdalena en Torrelaguna Comunidad de Madrid (página oficial)

La bella desconocida. Eso es en parte la villa de Torrelaguna. Un lugar de la geografía madrileña que para algunos, los más cinéfilos, fue una de las localizaciones para la película «Orgullo y pasión», protagonizada por Cary Grant y Sofía Loren. Pero ese lugar es algo más. Mucho más. Y más que pudo haber sido y no fue: universidad. El Cardenal Cisneros, natural de esta villa, intentó fundar allí la universidad, pero la oposición de los vecinos de Torrelaguna, preocupados por el impacto en la producción de vino, y la importancia de Alcalá de Henares, lo impidieron. En el origen de ello, estuvo este hombre principal en la historia de España. Su figura, pese a aquel «rechazo universitario» es casi omnipresente en Torrelaguna, y las huellas de su legado todavía están muy presentes en sus calles y rincones. Y es que Francisco Jiménez de Cisneros, nacido con el nombre de Gonzalo, fue, además de uno de los hombres más poderosos de su tiempo, un orgulloso vecino comprometido con su pueblo natal y un destacado mecenas que contribuyó a sus desarrollo de manera decisiva.

Un hombre que gobernó la Corona de Castilla en dos ocasiones por incapacidad de la reina Juana. Entre 1506 y 1507 presidió el Consejo de Regencia que asumió el gobierno castellano tras la muerte del rey Felipe el Hermoso en espera de la llegada de Fernando el Católico. Entre 1516 y 1517 volvió a asumir el gobierno tras la muerte del rey Fernando y en espera de Carlos I. Él fue también inspiración para el cardenal Richelieu.

Fuego para la biblioteca nazarí

A sus luces, que fueron muchas, hay que sumar algunas sombras. Aunque en perspectiva sin duda, y teniendo en cuenta los tiempos y las luchas que entonces se vivieron. Entre 1499 y 1500, Cisneros mandó destruir la biblioteca nazarí en Granada. Y es que, con el celo de eliminar todo aquello que contribuyese a una percibida impiedad mahometana, ordenó una quema de libros en la plaza de Bib-Rambla, en pleno centro de la ciudad, en aquel entonces conocida como Puerta del Arenal, donde fue convertido en cenizas todo el acervo poético, histórico y patrimonial de la cultura nazarí, salvándose únicamente los libros de medicin.

Durante su vida participó, en mayor o menor medida, en todo lo que se hizo durante el reinado de los Reyes Católicos y contribuyó de forma decisiva a la configuración del nuevo Estado. Reformó la vida religiosa, que había caído en una gran relajación moral y precariedad intelectual, según apuntan los expertos. Y supo ver que toda renovación empezaba por la educación y, sin ser un erudito, y aquí su destacada relevancia, fundó en Alcalá de Henares una de las instituciones que más ha influido en la cultura española: la Universidad Cisneriana. En la península y al otro lado del Atlántico también.

La universidad fue fundada en el año 1499 a partir del antiguo Studium Generale de Alcalá de Henares, del que Cisneros fue alumno. La Universidad de Alcalá fue la primera universidad renacentista, humanista y universal. Cisneros fue consciente de la transcendencia de su fundación y no escatimó esfuerzos para dotar a su Colegio del marco urbanístico adecuado, de una buena financiación y de los mejores maestros de la época, por lo que la villa de Alcalá de Henares se vio enormemente beneficiada con ello. La primera piedra del edificio que lo albergaría la puso Cisneros el 14 de marzo de 1501. Con rapidez, en 1508 comenzaron las clases y en 1510 dotó a su fundación de unas Constituciones. Cisneros dotó a la nueva Universidad de Alcalá con una magnífica biblioteca, en la que un elevado porcentaje de libros versaba sobre ciencias naturales. Una riqueza artística y educativa que, podría haber estado, quizá, en Torrelaguna.