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Historia de Madrid

Los viejos «docks» de Pacífico

Un espacio de almacenaje, a un paso de la estación de Atocha, que dio paso a unos cuarteles militares también reconvertidos

Los viejos «docks» de Pacífico LR

Una palabra que nos lleva a Londres, a los embarcaderos y almacenes del río Támesis. Y sin embargo, antes de que los anglicismos se extendieran con fuerza por nuestro idioma, los «docks» ya tenían su lugar. En la ciudad de Madrid y en el idioma español. La Empresa de los Docks y Aduana de Madrid fue creada en 1861 por Mollinedo y Compañía. Era conocida por todos como los «Docks», palabra inglesa que se traduce como diques, refiriéndose, como ya apuntamos, a los situados junto al Támesis, donde se depositaban las mercancías (fundamentalmente hierros, maderas y alimentos) en unos almacenes en espera de su venta.

Atrás quedaron los sueños, las ensoñaciones, de conectar a Madrid con Sevilla o Lisboa por río, ayudándose de canales, como el famoso de El Gasco. Una gran obra de ingeniería, declarada ahora Bien de Interés Cultural, que buscaba alcanzar el mar navegando el Guadarrama, Manzanares, Tajo y Guadalquivir. Aquellos sueños, sueños fueron.

Cuarteles de Daoiz y VelardeCedida

De vuelta a la realidad y a la tecnificación, el tren, el ferrocarril, llegó en socorro de la gran capital situada en el centro de la península y sin ningún río relevante en las cercanías.

La facilidad que dieron las vías, para llevar y traer mercaderías, propició la construcción de las estructuras de las que hablamos.

Estos almacenes estaban ubicados en esta zona de Madrid, aprovechando la cercanía de la estación de Atocha y la carretera de Valencia. Se instalaron en la antigua calle del Pacífico, en la actualidad avenida de la Ciudad de Barcelona, constituyendo un gran centro de almacenamiento con locales de gran tamaño,​ en lo que hoy en día se conoce como barrio de Pacífico.

Pero la apuesta económica no salió bien. Así, tras su fracaso a los pocos años, los locales fueron adquiridos por el Estado, que los cedió al Ministerio de la Guerra y éste los destinó a cuarteles de Artillería e Intendencia, más conocidos por los cuarteles de los Docks. En 1878 se construyeron la mayor parte de los nuevos edificios de los cuarteles.

​Los Docks, o más adelante cuarteles de Daoiz y Velarde, cambiaron el perfil y el paisanaje de la zona: el marcado perfil militar era omnipresente.

En sus 23.000 m2, se llegaron a instalar a 3.500 hombres, 500 caballos y los carruajes de un regimiento montado de artillería. Todo perfectamente orquestado, a un paso de la estación de Atocha, por si fuera necesario subir a tren para hacer frente a cualquier conflicto.

Pero igual que se cambió su destino comercial por otro militar, con el paso de los años, aquel mudo en civil. Una situación que tiene ciertas similitudes con lo que hoy en día vemos en la «operación Campamento», ese cambio de uso militar por la construcción de viviendas o dotaciones municipales.

En este caso, a finales del siglo XX parte del conjunto, que había sido traspasado al Ayuntamiento de Madrid en 1981, fue derribado, y allí se levantaron viviendas. En el extremo sureste, se conservó parte de ellos, construyéndose el polideportivo Daoiz y Velarde, que mantendría la fachada original.​ Sobre ellos se levantó también el edificio de la Junta de Distrito​ de Retiro, además de destinarse otra parte del antiguo complejo para fines culturales.

En este sentido, grandes arquitectos trabajaron en su recuperación; como la Maestranza de Artillería, rehabilitada por Oscar Tusquets; la plaza Daoiz y Velarde, lugar de encuentro vecinal en Retiro Sur, y la nueva junta municipal del distrito, formada por dos edificios, uno de ellos de origen militar y el otro de nueva construcción, proyectado por Rafael de la Hoz. En ese mismo inmueble se encuentra el Centro Socio Cultural Clara Campoamor. Una nueva vida para aquellos «docks».