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Ratas en el vecindario

En Madrid tienen un nuevo paisano de lo más molesto. La capital está en alerta por la presencia de la rata negra, originaria de Asia. El bicho transmite enfermedades y es una especie de saltimbanqui con bigotes y rabo que se mueve por los árboles

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RatasJosé MaluendaLa Razon

El termino rata ya es de por sí desagradable y suele emplearse de forma peyorativa. En realidad, y aunque polisémica, no hay un significado que no sirva para poner a caldo al destinatario del «regalo». Están de moda por la recién llegada versión negra del roedor a la capital, pero la verdad es que sus compinches autóctonas son habituales de los subsuelos de prácticamente todas las ciudades del mundo. Las cloacas son lo suyo y como es fácil imaginar y entender no son animales precisamente salutíferos. Es objeto preferente de los departamentos contra las plagas de los servicios municipales que se emplean a fondo para frenar a este contenedor de enfermedades de aspecto, querámoslo o no, realmente desagradable. El censo de las poblaciones es casi una misión imposible y casi que podríamos decir un tanto estúpida, aunque hay ciudades empeñadas en saber cómo andan de demografía. En realidad, los consistorios escrutan la amenaza a partir de las quejas por avistamientos, lo que permite estimar si las ratas están de buen año y hay que actuar. En cualquier caso, la superpoblación no es una rareza, por lo que los procedimientos están perfectamente diseñados. La realidad es que se ha registrado un incremento del volumen de ratas en todo el mundo y la tendencia es creciente. A su favor está su extraordinaria capacidad reproductora. Un sola rata y sus crías pueden poner en circulación a miles de ejemplares en un año. Aunque los cálculos, como decíamos son controvertibles y meras ponderaciones, los expertos estiman que el número de estos bigotudos pestilentes puede ser de una a ocho por vecino. Convendremos en que la proporción no es tranquilizadora y si se repasa el catálogo de patologías que pueden inocular al ser humano, la tentación de acabar con todas y cada una puede derivar en psicopatía. Y la verdad es que estos bichos también nos salen por un pico. En EEUU, tan atentos al dinero y a estudiarlo todo, aseguran que el coste anual de bienes ensuciados o dañados por estos seres supera los 19.000 millones de dólares. Vamos que unas prendas estas ratas, sean negras, blancas o grises.