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La contra

«En los cobertizos convivirán tractores y drones»

Lara Iglesia

Cofundadora y CEO de Pirineos Drones

Lara Iglesia, CEO de Pirineos Drone
Lara IglesiaPirineos drone

Un pequeño paréntesis en su trabajo en Pirineos Drone, pequeña empresa de la que es cofundadora y CEO, para recoger el Premio Orgullo Rural al Emprendimiento rural femenino que concede la Fundación de Estudios Rurales, y Lara Iglesia se aplica de nuevo a la gestión, la formación de pilotos, y pilotas, de drones, y el largo etcétera que conlleva ser al mismo tiempo empresaria enamorada de la aviación y permanente descubridora ella misma del potencial, posibilidades y aplicaciones de su herramienta de trabajo: los drones. Llegó a este sector medio casualmente y en pleno confinamiento, y en pocos años ha recorrido el camino que va del deporte a la aeronáutica con drones, y a crear una empresa de servicios de inspección, aplicaciones agrícolas y formación.

¿Cómo han llegado los drones a ser su medio de vida y con una empresa rural, además?

Soy una enamorada de la aeronáutica y piloto de vuelo sin motor. Mi padre era piloto y he heredado su pasión. Pero, profesionalmente, me he dedicado al deporte, como técnica y entrenadora. Por cuestiones familiares, me fui a vivir a un pequeño pueblo del Pirineo de veintitantos habitantes y la mitad somos familia. Durante el confinamiento, empezamos a explorar este mundo del dron. Lo primero que hicimos fue tratar de ayudar a mi suegro con la ganadería: a ver dónde estaba una vaca despistada y cosas así.

Y, como quien no quiere la cosa, creó una empresa de drones.

Es que, paralelamente, empecé a ver más allá sobre el concepto dron. Que es bastante más que una herramienta maravillosa para fotografía y vídeo. Fuimos del desconocimiento al conocimiento y a la necesidad de continuar formándonos y saqué el título de piloto de drones. Tuvimos la gran suerte de conocer a Dani Castet y a Nacho Lázaro, los otros dos fundadores de Pirineos Drone, y saber más de este mundo, de tantas aplicaciones posibles.

En poco más de tres años han recorrido un camino muy intenso. Y, por lo que parece, fructífero.

Cierto. Está siendo un tiempo de muchísimo aprendizaje y también de mucha preparación para el futuro. Nos hemos ido encontrando con algo que está por descubrir y desarrollar. Somos muy inquietos y hemos creado ya cuatro líneas de trabajo: inspecciones industriales, formación, logística y agricultura.

¿Cuáles son las posibilidades de los drones en agricultura?

Es una herramienta que puede dar mucha autonomía a los agricultores y ganaderos, sobre todo en las explotaciones familiares y en agricultura de precisión. Estamos trabajando en captación de datos con drones con cámaras multiespectrales y software de procesamiento de esa información. Podrán analizar y conocer el estado de sus cultivos, planificar su trabajo diario o anual, o anticiparse a los problemas: si hay estrés hídrico o una plaga, sembrar, aplicar fitosanitarios muy localmente y así reducir costes. Creo que dentro de no mucho convivirán drones y tractores en los cobertizos.

También ha impartido cursos de pilotos de dron a mujeres rurales.

Es un proyecto que hacemos con Fademur, la Federación de Mujeres Rurales, de aplicación de los drones en agricultura. Aparte de aprender a volarlos, claro, damos una especialización, en este caso en fotogrametría e interpretación de los datos y agricultura de precisión, para que sepan desarrollar ese vuelo y aplicarlo a un fin concreto. Muchas ya lo están utilizando y estamos recibiendo un retorno muy bueno de todas ellas. Es importante extender la red y que aumente la comunidad femenina de pilotos, en un campo con mayoría son hombres.

Por su experiencia, ¿cómo conviven el conocimiento tradicional de la agricultura y la tecnología?

El dron puede ser el ojo de una persona para que, en vez de coger el coche y subir a la montaña a ver cómo están las vacas, pueda hacerlo con un vuelo dirigido desde casa. Puede costar un poquito, pero nuestra labor ahí es escuchar sus necesidades, entenderlas y ayudar para ver cómo integrar la tecnología

en casos y usos reales. No tienen que tener miedo y desde luego hay que contar con que la transición de la tecnología al campo no se va a hacer en un día, claro. Pero, es muy bonito poder dar herramientas, conocimiento y formación a quienes trabajan en sectores y con métodos tradicionales, y que ellos mismos pueden decidir cómo y cuándo utilizarlos.