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Transición energética
Las comunidades energéticas rurales, innovación e impulso social
Tras dos años de generar su propia energía, el proyecto Hacendera Solar, ampliará la instalación de autoconsumo de Castilfrío de la Sierra a los 16 municipios de Mancomunidad de las Tierras Altas
Las comunidades energéticas son, simplificando mucho, instalaciones colectivas fotovoltaicas que generan energía eléctrica para autoconsumo de los socios adheridos. Un modelo que permite que los ciudadanos produzcan, consuman, almacenen, compartan y vendan energía renovable colectivamente. Desde el punto de vista ambiental, además de contribuir a la reducción de emisiones de CO2, facilita a los consumidores participar activamente en el cambio de modelo y la transición energéticas.
De momento, en España la expansión de este modelo va progresando. Según datos aportados por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético, (IDAE), actualmente en todo el país «hay al menos 73 comunidades energéticas en marcha que han sido beneficiarias de las ayudas de los fondos europeos Next Generation EU del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, CE IMPLEMENTA 01 y 02».
Además, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) acaba de lanzar a información pública un Real Decreto para regular las dos figuras jurídicas que entran en el concepto de comunidad energética: las comunidades de energías renovables y las comunidades ciudadanas de energía.
Municipios rurales se suman
En todo caso, mientras el Real Decreto toma su forma final, ya hay más de una treintena de comunidades energéticas funcionando.
Una de ellas es Hacendera Solar, la primera del mundo rural, ubicada en Castilfrío de la Sierra, Soria. Con 37 habitantes censados, ya han cumplido dos años generando la energía eléctrica que, desde las «dos plantas solares fotovoltaicas, de 7,36 y 5,5 kWp, instaladas en las cubiertas de dos edificios municipales, abastecen al ayuntamiento, el consultorio médico, el centro social, el lavadero -que hace la función de elevadora de aguas-, y tres domicilios particulares», enumera Tomás Cabezón, concejal del municipio, y uno de los protagonistas del inicio del proyecto, porque era el alcalde en aquel momento. Con ello, han reducido tanto la factura anual de electricidad, «un 80% de los 7.500 euros que pagábamos antes de tener las placas, de un presupuesto municipal de 30.000, además de una compensación en la factura por los excedentes que se vuelcan a la red», afirma Cabezón; como las emisiones de CO2: «60 toneladas al año, un resultado muy bueno para un proyecto tan pequeño», explica Francisco Martín, vicepresidente de la cooperativa Megara Energía, cooperativa que gestiona el proyecto, y uno de sus impulsores.
Esta experiencia es el resultado de una cadena de colaboración en la que han participado el ayuntamiento de Castilfrío de la Sierra, la cooperativa Megara Energía, (de la que el consistorio era socio), Redeia y Caja Soria. Que no solo ha dado lugar a esta comunidad energética, ya que al proyecto se sumarán también como socios los 16 ayuntamientos de la Mancomunidad de Tierras Altas, de la que forma parte Castilfrío de la Sierra.
De proyecto local a prototipo
Hacendera Solar, -que nació del encuentro en una edición de la Feria Nacional para la Repoblación Rural, Presura, de todas las partes antes mencionadas-, inicialmente iba a ser un proyecto de ámbito local. Con el aspecto destacable de que, además de abastecer de energía a una serie de edificios, también sería un proyecto piloto con el que Redeia «como operador del sistema eléctrico, dispondría de una instalación prototipo para disponer de datos para evaluar cómo influirán las comunidades energéticas en el futuro en el sistema eléctrico», indica Francisco Martín, que añade «este tipo de plantas generará energía para autoconsumo pero también volcarán a la red sus excedentes, de manera que lo que antes solo se generaba en grandes centrales, en el futuro también procederá de la generación distribuida».
Por ello, la planta está conectada a través de una red de fibra óptica con el Centro de Control de Redeia, que recibe 200.000 datos por segundo «de la generación que hacen las placas y de lo que están consumiendo sus usuarios. Con ello se puede hacer un aprendizaje tanto del lado de los ayuntamientos como por parte de Redeia, de un mecanismo que en el futuro será mucho más común», destaca Tomás Cabezón.
Los socios de Hacendera Solar consideran este proyecto un prototipo de innovación social y un impulso para el medio rural «un reto y una oportunidad que en un pueblo tan pequeño hemos abordado con mucha ilusión», recalca Cabezón. Pero, además, es un modelo extrapolable al resto de las poblaciones de la comarca que podrán cubrir su demanda energética una vez que sea realidad la extensión de las instalaciones fotovoltaicas de la comunidad a nivel comarcal.
Un paso más
La integración de los restantes municipios de la Mancomunidad de Tierras Altas ya está dando los primeros pasos con el acuerdo suscrito para su incorporación a la comunidad y la elaboración de los estatutos, con lo que ya han presentado «un proyecto, que incluye una minieólica para asegurar el suminstro continuo al pueblo más grande, 600 habitantes, a la convocatoria de las ayudas CE Implementa de los fondos europeos Next Generation EU del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia», detalla Rincón.
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