La luz solar ya «deslumbra» la región más oscura del mar

La zona crepuscular oceánica se encuentra a 1.000 metros de profundidad en el mar. Ahí, donde ni siquiera la luz del Sol alcanzaba a llegar... hasta ahora. Los rayos ya comienzan a penetrar en este oscuro ecosistema por acción del cambio climático y, según un nuevo estudio, esto podría reducir drásticamente la población del reino de las sombras. Allí habitan desde animales con luces integradas a peces ciegos con fauces que parecen desproporcionales a su tamaño. También hay especies que integran un valioso ecosistema microscópico. Pero el calentamiento global podría mermar la vida hasta en un 40% para finales de siglo.

La investigación, publicada en El trabajo se publicó en la revista Nature Communications y dirigida por la Universidad de Exeter, analiza dos periodos cálidos del pasado de la Tierra, hace unos 50 millones de años y hace 15 millones de años, examinando registros de conchas microscópicas conservadas. Así, descubrieron que en esos periodos vivían muchos menos organismos en la zona crepuscular, ya que las bacterias degradaban los alimentos con mayor rapidez, lo que significaba que llegaba menos cantidad.

«La rica variedad de vida de la zona crepuscular evolucionó en los últimos millones de años, cuando las aguas oceánicas se enfriaron como un frigorífico, conservando los alimentos durante más tiempo y mejorando las condiciones para que prosperara la vida», explica la Dra. Katherine Crichton, autora principal del estudio. Huelga añadir que la zona crepuscular es un hábitat vital para la vida marina. Alberga más peces que el resto del océano junto, así como una amplia gama de vida que incluye microbios, plancton y gelatinas. También desempeña una función medioambiental clave como sumidero de carbono, extrayendo de la atmósfera gases que calientan el planeta.

Los científicos simularon lo que podría estar ocurriendo actualmente en esta región y lo que pasará en el futuro. ¿El resultado? «Ya está cambiando y, a menos que reduzcamos rápidamente las emisiones, se podría provocar la extinción de gran parte de la vida de la zona crepuscular en un plazo de 150 años, con efectos que abarcarían milenios a partir de entonces».