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Cuando pintaron la casa de los padres de Jorge Martínez, su mujer, Dominica Pérez, tuvo que dejar de ir al domicilio durante varias semanas. Cada vez que lo intentaba se encontraba mal. Hace ya tiempo que sabe que padece sensibilidad química múltiple (a la que se han sumado fibromialgia y fatiga crónica). Convive con la enfermedad –una pintura de pared le puede provocar una cistitis–, y su marido ha aprendido junto a ella a llevar un estilo de vida más saludable y libre de químicos. Lo peor, reconoce ella, son los productos de limpieza, pero hay muchas cosas en nuestro hogar no saludables; los muebles, sin ir más lejos, tiene colas y lacas.
Aprovechando su experiencia como arquitectos empezaron a diseñar su propia vivienda unifamiliar biosaludable al que han puesto el nombre de Nica (además, asesoran a quien les encarga su casa, porque «hay muchas soluciones que no suponen ni siquiera más coste, solo conocimiento»). «Vivíamos en una vivienda tradicional y sabemos cuando Dominica se encuentra mal que hay compuestos orgánicos volátiles (COV), o que los porcentajes de humedad no son adecuados o la calidad del aire no es buena. En general, los campos electromagnéticos que nos encontramos en las viviendas no son adecuados, el dormitorio no está pensado como un espacio recuperador. Alguna vez voy a hacer reformas y veo esquinas húmedas; techos con condensación; en los cabeceros, un montón de enchufes, cargadores... campos electromagnéticos que te están influyendo. Entonces pienso “este señor está durmiendo en este espacio, que es totalmente enfermo para él”», afirma Jorge Martínez.
El proyecto no ha sido sencillo y cada decisión tomada en el diseño tiene un propósito: aliviar síntomas, promover un mejor descanso, y garantizar que cada rincón del hogar contribuya a la salud. Antes de elegir el punto donde levantar su casa en el concejo de El Franco, Asturias, estudiaron a conciencia el suelo. «Estudiamos las radiaciones y las corrientes de agua», cuenta Jorge. Los muebles los están diseñando ellos mismos porque no encuentran en el mercado alternativa natural y para la envolvente han utilizado un material con el que ya trabajaban: Pladur. Estas placas de yeso no emiten COV, evitan humedades, permiten un rápido montaje en obra y, además, es un material «infinitamente reciclable», como recuerda Enrique Ramírez, director de Pladur.
«Cuando entras en un coche nuevo, ese olor que se nota son COV que se evaporan», recordada el directivo. Y es que la firma acaba de presentar las conclusiones de un informe sobre tendencias en construcción, basado en una muestra de más de 3 millones de personas y 29 millones de datos desde 2019. Una de las conclusiones, precisamente apunta a un creciente interés por la construcción saludable, con un incremento del 156% en las búsquedas online.
Además, el informe revela que en 2024 se proyecta un crecimiento adicional del 1,6%, lo que demuestra un interés cada vez mayor en entornos que fomentan el bienestar. «Desde la pandemia tenemos en cuenta la eficiencia energética, pero también hablamos más de calidad de aire, humedad... Pasamos el 80% del tiempo en edificios», recuerda Ramírez.
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