Sección patrocinada por
verde
Precio del aceite: más allá de la sequía
El sector agrario alerta de una nueva campaña con baja producción y precios altos, tras dos años de sequía, aumentos de costes y otros retos como el cambio en los usos de la tierra
Hace unos días un usuario de Tik Tok levantó la polémica. Un joven andaluz se grababa en un supermercado de Dublín con el fin de ver las diferencias de precio y nivel de vida entre España e Irlanda. Sin embargo, se dio cuenta de algo mientras realizaba el vídeo: una botella de litro de aceite de oliva costaba allí 4,70, mientras en España se está pagando a un mínimo de ocho euros por el mismo producto. La sorpresa está justificada a priori si se piensa que España es el primer productor de aceite de oliva a nivel mundial. ¿Cómo es posible entonces estas diferencias de precios? El sector agrícola se ha mostrado claro al explicar que «el consumo per cápita de España, de entre 12 y 13 litros al año por persona, es mucho más alto que en países no productores. Esto significa que cuando pones aceite en un lineal la rotación es más lenta. Los lotes de otros países igual se compraron hace meses cuando el precio en origen todavía estaba a 4.5 euros», explica José María Penco, director de la Asociación Española de Municipios del Olivo (Aemo). La portavoz de la plataforma S.O.S. Rural matiza «en Alemania, Reino Unido o Irlanda, las empresas dedicadas a la compra y venta de aceite de oliva suelen planificar sus operaciones con extensos plazos, estableciendo contratos de importación que abarcan toda la temporada de cosecha. Esta práctica les permite asegurar cantidades significativas de aceite a precios preestablecidos, independientemente de las fluctuaciones. Otro factor que juega un papel en esta ecuación alcista del precio son los tipos fiscales de IVA; mientras en España, el IVA aplicado al aceite de oliva se encuentra en un 5%, en Italia está en un 4%, en Portugal es 0%».
El último año el precio del aceite en origen se ha disparado. Si en octubre de 2022 se situaba entre los 4 y los 4,5 euros, a día de hoy es imposible encontrarlo por menos de 8,5 en origen. En los estantes de los supermercados, los precios finales suben hasta los 9 y 10 de media y en algunos casos, tal y como afirma la Organización de Consumidores y Usuarios, se puede encontrar hasta por 12 euros. ¿Por qué se ha encarecido tanto? La que acaba de terminar se considera «la peor cosecha que se ha tenido en España en el siglo XXI, debido a la sequía y las altas temperaturas. Los episodios extremos cada vez son más frecuentes y eso se nota. Una peculiaridad del olivo es que si se produce un año mucho, el año siguiente produce menos y al revés. Pero ahora llevamos dos años seguidos de mala producción. Algo poco usual», apunta Cristóbal Cano, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).El año 2022 se ha convertido en el año más caluroso en nuestro país desde que se tienen registros y la reducción de la cosecha ha sido casi del 50%. Si un año normal se producen unas tres millones de toneladas en todo el mundo. La última campaña se redujo a 2,5 millones. España suele aportar 1.500.000 toneladas, es decir que de cada dos litros que se venden en el mundo, uno es español. Sin embargo, el año pasado la producción no superó las 680.000 toneladas.
Además, a una oferta más escasa se le añade una demanda que no ha bajado en la misma proporción durante meses: «El consumidor de aceite de oliva es muy fiel. El precio ha ido subiendo, pero la demanda ha ido bajando en menor proporción desde las 120.000 toneladas que se consumen mensualmente hasta llegar a los 65.000 litros de las últimas semanas. Por eso en origen ha subido tanto el precio, porque la demanda ha tardado en bajar», apunta el director de la Asociación de Municipios del Olivo Aemo.
Fotovoltaica
Las organizaciones agrarias consultadas (Aemo, UPA, Asaja y S.O.S. Rural) insisten en aclarar que estos aumentos de precios no repercuten en mayores ganancias para los agricultores y recuerdan que los agricultores llevan sufriendo aumentos en sus costes de producción desde el inicio de la guerra en Ucrania. «Durante los últimos dos años, hemos experimentado una fuerte sequía y los costes de producción en el sector agrícola se han disparado. Por si esto fuera poco, las Administraciones Públicas parecen habernos relegado al olvido. Estamos sometidos a regulaciones y normativas que ejercen un impacto significativo en los costes de producción y comercialización. La burocracia relacionada con los estándares, la necesidad de invertir en nuevas tecnologías para promover prácticas agrícolas más sostenibles y el constante aumento de los impuestos se acaba traduciendo directamente en un encarecimiento del precio del aceite. Este maltrato político y administrativo, unido a la falta de relevo generacional en algunos casos, está directamente relacionado con el desmantelamiento progresivo de hectáreas de producción, que vemos como desgraciadamente pasan a convertirse en suelo destinado a otros usos, como plantas de energías renovables, principalmente fotovoltaicas. La gente tiene que saber que cuando paga un litro de aceite a 10€, todos estos factores que parecen no importar a nadie, son directamente responsables», matiza Natalia Corbalán, portavoz de S.O.S Rural.
El sector agrícola se muestra preocupado por los cambios en el uso de la tierra productiva. Hace unos meses, la Junta de Andalucía acordó la suspensión cautelar de la autorización para la construcción de una planta fotovoltaica en Córdoba por presiones vecinales. Se han dado casos similares en otros lugares como el pueblo malagueño de Cartaojal donde se han quitado unos 20.000 olivos, según indican diferentes medios para la instalación de plantas solares. «De momento son situaciones puntuales, pero en todo se empieza poco a poco. Desde UPA abogamos porque esos nuevos usos se prioricen en zonas no productivas. Hay mucho polígono que se puede cubrir con placas y mucha tierra rústica no cultivable que se puede utilizar. Las administraciones deben frenar los intereses particulares cuando estos están por encima del general», dice Cristóbal Cano, quien insiste en que «tenemos constancia de que se han arrancado olivos tradicionales para implantar panales fotovoltaicos».
Rentabilidad
España es el primer productor mundial de aceite con una superficie de 2.700.000 hectáreas. De estas, más del 40% siguen produciendo de forma tradicional. Sin embargo, la manera de cultivar e, incluso, la elección de cultivo se ajustar para asegurar la rentabilidad. «Lamentablemente estamos presenciando un aumento constante en la pérdida de hectáreas de olivar tradicional en nuestro país... Europa está experimentando un momento crucial en su historia, donde nuestras políticas agrarias parecen promover la producción fuera de nuestro continente. Un ejemplo de esto es el proyecto de plantar 600.000 olivos en Marruecos, financiado con recursos de todos los españoles. Esta decisión carece de sentido, dada la excelente calidad de los productos españoles, la arraigada tradición de nuestros agricultores y las técnicas respetuosas con el medio ambiente que emplean», dicen desde S.O.S. Rural. «Hay que proteger el olivar tradicional (ahora el 45%, mientras que hace escasos años superaba el 60%) por que es el que tiene más riesgo de abandono. Dentro del sector es el que tiene más dificultad ya que asume mayores costes de producción. Sin embargo, hay que recordar que ayuda a la cohesión territorial y la creación de empleo y tiene ventajas a nivel medioambiental. Tiene que estar apoyado», afirman desde UPA.
Las previsiones de la campaña que empieza ahora en octubre no son mucho mejores en cuanto a precio. «Se espera una producción de 700.000 toneladas», apuntan desde UPA, lo que se traduce en que los precios se mantendrán altos. No son los únicos, esta misma semana, se han hecho públicas las previsiones del Banco de España sobre el coste de los alimentos. Subirán hasta un 4% en 2024.
Aumento de costes
«Desde octubre de 2020 a junio de 2023 los fertilizantes se han encarecido entre el 112 y el 191%, los fitosanitarios han sufrido hasta un 197% de incremento, los combustibles, un 104%, las semillas un 84% y la paja un 200%. Si a esto le sumamos la burocracia y las limitaciones y prohibiciones que vienen desde Europa se entienden muchas cosas de las que está ocurriendo. Esta misma semana los datos del Ministerio de Agricultura apuntan a que se va a cobrar menos que lo que se decía con los ecoregímenes de la nueva PAC», dice Pedro Barato, presidente nacional de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). Esta misma semana, el portal Libre Mercado publicaba una noticia en la que afirma que «un 25% de los profesionales del campo no han podido cumplir las exigencias ecológicas y, por tanto, estarán fuera de las ayudas», dice el portal.
La forma de cultivar se intensifica para hacer frente a los costes. El cultivo superintensivo en seto ya representa el 6% de la superficie, mientras que hace cinco años no llegaba ni al 3%.
✕
Accede a tu cuenta para comentar