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Medioambiente

El reto de descarbonizar la industria electrointensiva

La industria en España paga 2,8 veces el coste de la energía en francia a pesar de los precios bajos de la producción renovable

El humo emana de varias chimeneas en una planta química de Tianjin, China.
El humo emana de varias chimeneas en una planta química de Tianjin, China.RYAN TONGAgencia EFE

La descarbonización de la economía afecta a gobiernos, instituciones financieras, ciudadanos e industrias, incluso las más básicas, las que están en la base de la cadena productiva y se dedican sobre todo a transformar materias primas. Acerías, cementeras, productoras de papel o aluminio, industria química, etc., se consideran electrointensivas porque su consumo de energía supone el 50% de su coste de producción. No son fáciles de descarbonizar y, además, cada una tiene sus propias dificultades. «Funcionan con rangos de temperaturas diferentes según los procesos y algunos se pueden electrificar y otros no. Por ejemplo, el cemento necesita hornos de 1.400 grados, pero el papel en general requiere usos de temperatura más bajas», explica Miquel Rovira, director de Sostenibilidad del Centro Tecnológico de Cataluña (Eurecat).

¿Qué opciones tienen? «De forma transversal digitalizarse y optimizar la eficiencia energética. Luego llegaría la electrificación de los procesos que lo permitan (a través de compra de energía renovable y contratos PPA, por ejemplo) y, en aquellos de tipo térmico que no se pueden electrificar, usar combustibles no fósiles como la biomasa o el hidrógeno verde», continúa Rovira.

Digitalizar y ahorrar

Un ejemplo de eficiencia lo encontramos en el ámbito del acero. La Asociación Mundial del Acero afirma que las fábricas de este material «pueden llegar a emitir 2,33 toneladas de CO2 por tonelada de acero, pero gracias a la adopción de hornos de arco eléctrico (los EAF utilizan energía eléctrica para fundir el hierro y la chatarra) la emisión baja a 1,37 toneladas de CO2 por tonelada. Actualmente el 7% del acero se fabrica así», explica en un artículo El Periódico de la Energía.

Electrificar

La electrificación puede suponer el 70% del ahorro energético total en el sector industrial, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), pero una de las claves para el éxito de este proceso es el precio de la energía. Las empresas electrointensivas francesas o alemanas pagan la mitad, argumenta desde hace meses la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE engloba a 30 compañías electrointensivas entre siderúrgicas, químicas y productoras de gases industriales) a pesar de que en España el precio de la electricidad en el mercado es más barato. En Francia (pagan 2,8 veces menos) debido al peso nuclear, pero también a las tarifas reguladas y en Alemania se debe a compensaciones al CO2.

Su consumo de energía supone el 50% de su coste de producción y son la industria básica

La entidad reclama precios competitivos para ellas, apostar por infraestructuras digitales o compensaciones por la compra de derechos de emisión de hasta 850 millones (lo permitido por Europa). En 2022, recuerdan, el estado recaudó más de 3.600 millones por estos derechos. El gobierno ha aprobado un paquete de ayudas para la descarbonización industrial de 11.8000 millones de euros y el presidente Sánchez hace unos días afirmaba en el Parlamento que se ha prorrogado la reducción del 80% de los peajes eléctricos y aumentado las ayudas para compensaciones por emisiones de dióxido de carbono hasta los 300 millones de euros.

Piden compensaciones de 850 millones de euros por la compra de derechos de emisión

«En 2023 la industria ha continuado sufriendo el impacto de la crisis de precios energéticos, un lastre en su competitividad reflejado en una caída del 8% en su consumo eléctrico. En los dos últimos años esta caída alcanza el 30%», dice, sin embargo, AEGE. Raymond Torres, director de Coyuntura del think tank de investigación económica y social Funcas opina: «Es importante electrificar pero hay que tener en cuenta que se necesita energía barata. La clave es la inversión para compatibilizar descarbonización con rentabilidad. La descarbonización es factible, pero falta más tiempo y una política industrial estratégica clara de hacia dónde va la industria. El Next Generation es el embrión de esta política. Sin embargo, al final se ejecuta en cada país y eso origina problemas de competencia entre estados».

Reciclar: el caso del aluminio

La producción primaria del aluminio consume mucha energía, pero si se recicla se consigue ahorrar el 95% de dicha energía y de emisiones, aunque irónicamente, de momento, no se pueda superar el proceso de fundición que es el que requiere energía térmica. «Primero necesitas extraer la bauxita que se transforma en aluminio a través de un proceso electroquímico. Cuando lo reciclas ahorras emisiones, porque ese proceso te lo saltas», explica Rovira.