Un grupo de mujeres y de hombres buscan refugio durante la Guerra Civil / Efe

Sara Jordà y Dolores Berti, dos heroínas en la sombra de la Guerra Civil

Numerosas personas fueron asesinadas por traición durante la contienda, al ofrecer su humilde ayuda a quienes eran perseguidos

A lo largo de la Guerra Civil, las mujeres hicieron tareas realmente dignas de mencionar. Sara Jordà se dedicó a una admirable actividad caritativa dentro del llamado Socorro Blanco. Desde los centros oficiales de Gerona, donde si infiltró, ayudó a obtener permisos, pasaportes, impresos oficiales, sellos de goma, firmas y dinero que evitaron que muchas personas fueran perseguidas. Organizó expediciones para pasar clandestinamente gente a Francia. Fue descubierta, detenida y fusilada en el castillo de Montjuic el 11 de agosto de 1938. La condenó el Tribunal de Alta Traición con el visto bueno del presiente de la Generalitat de Cataluña Lluís Companys. Su hija pidió que se la indultara. Companys, ante esa demanda, exclamó que “para los traidores, no hay piedad”. Aquel mismo día, en los fosos de Santa Elena de Montjuic se fusiló a 64 personas, 7 mujeres y 57 hombres. Durante muchos años la Rambla de Figueras llevó su nombre.

Dolores Berti era una chica de familia humilde, católica, y natural de Figueras. Su familia, durante la Guerra Civil, protegió en su casa a mosén Luis de Maciá Llavanera. Desconocemos si por una delación o por pura casualidad una patrulla de control anarquista fue a casa de los Berti. Dolores Berti, con arrojo y gallardía, cerró la puerta a los patrulleros para que no pudieran detener al sacerdote allí escondido.

Aquella reacción de la joven hizo suponer a los patrulleros que algo pasaba en esa casa. La caza de aquel día tendría sus frutos. Amenazaron con derribar la puerta si no la abrían y los dejaban entrar. La familia Berti accedió a abrir la puerta ante las amenazas de los patrulleros.

Ya, con la puerta abierta, Dolores Berti fue lanzada escalera abajo por los miembros de la patrulla de control. Quedó mal trecha y casi no se podía mover. Esto no les importó. Sería una víctima más de las muchas que ya habían asesinado. La detuvieron y se la llevaron de allí. La subieron a un coche “fantasma” y cuando llegaron a Vilafreser -partido jurisdiccional de Villademuls (Pla de l’Estany)- la hicieron bajar del coche y la asesinaron en medio del camino. No sin antes insultarla y vejarla. Desconocemos la fecha de su muerte, pero si la de mosén Luis de Maciá Llavanera, asesinado en el Castillo de San Fernando de Figueras el 27 de agosto de 1936.

Dolores Berti es una de las víctimas olvidadas de la guerra civil española. Su nombre no aparece en ningún listado. Nunca existió su muerte y no quedó reflejada en ningún registro. Nadie la reclamó. Debemos suponer que murió a finales de agosto de 1936, pero es solo una suposición. Tampoco sabemos nada de sus padres. Si la detuvieron a ella, también es lógico que a ellos les pasara lo mismo. El caso de la familia Berti, por desgracia, no es único. Muchas personas, y no sólo de la retaguardia catalana, nunca fueron reclamadas o inscritas. Quizás por miedo o al desaparecer todos sus familiares directos.