Barcelona
Miguel Poveda: «Al cantar flamenco tengo sensaciones casi orgásmicas»
Las canas le empiezan a asomar por las sienes, pero no ha perdido la mirada inocente de buena persona que le ha hecho triunfar encima y detrás del escenario. Charlamos con Miguel Poveda, que ocupa desde hace varias temporadas el primer puesto del escalafón flamenco, horas antes de que celebre sus 25 años de carrera en la primera plaza de toros del mundo.
-Ha llenado cosos tan importantes como los de Jerez y Sevilla, ¿los flamencos, como los toreros, no confirman la alternativa hasta llegar a Las Ventas?
-Sevilla tiene un peso muy grande y más si cantas en la Maestranza. Jerez también es una plaza importante de este arte. Madrid ha sido durante mucho tiempo la capital del flamenco. Además, es un sitio donde se me ha tratado con mucho cariño, respeto y paciencia desde que canté por primera vez en 1994. Elegí Las Ventas porque no quiero que nadie se quede sin entrada y, además, se trata de una celebración será un concierto festivo.
-¿Cree que con esta cita, en un lugar con tanto aforo y tan emblemático, el flamenco sube un escalón?
-Sí. No solamente es importante para mí, sino también para el mundo del flamenco.
-En Las Ventas, como en el flamenco, hay un sector más purista, en este caso, el tendido 7. ¿Ha vencido las resistencias de ese grupo en el cante?
-Trato de disfrutar, que ningún tendido 7 me someta a un estado de tensión, nervios o inseguridad, aunque lo hago desde el más profundo respeto que tengo a esta música y desde la vocación. Quiero que estén contentos todos los tendidos, el 1, 4, el 7... pero lo mejor es poder seguir experimentado las sensaciones que tengo encima de un escenario, que muchas veces son hasta orgásmicas.
-¿Va a lidiar esta corrida solo?
-Gran parte sí que estaré solo con mis colaboradores habituales. No he querido convertirlo en una gala por la que no deje de pasar gente. Habrá tres participaciones puntuales: Serrat, en la parte dedicada a los poetas, pues creo que es uno de los vivos más grandes de nuestra historia; del mundo del flamenco, estará Carmen Linares, que es la artista a la que más respeto; en la música popular, tenía confirmada Maritza, pero no ha podido finalmente, y he optado por María Dolores Pradera, que es una gran dama de la canción.
-Un cantaor catalán sin tradición flamenca en la familia ni antecedentes andaluces... ¿Se sintió alguna vez como un torero japonés?
-Me he relajado mucho más y ahora siempre trato de hacer lo que me sale de las entrañas, aunque me pueda equivocar. Tener -Ha sido muy fiel a su «cuadrilla», sobre todo, a Chicuelo y Joan Albert Amargós... ¿Qué parte de estos años les debe?
-Una grande. He vivido con ellos experiencias muy diferentes que me han hecho crecer como ser humano y como artista. Además de la complicidad que te dan los años de trabajo sobre el escenario, ayuda mucho en la improvisación.
-Hablando de improvisación, si algo se ha visto en sus conciertos es que casi ha perdido la timidez para hacerse con el escenario, incluso bailando.
-Cuando me dejan los nervios... Pero he ido adquiriendo más dominio del espacio. He encontrado un hábitat en el que me siento cómodo y puedo ser finalmente yo olvidándome de presiones.
-¿Qué queda de aquella persona que con 15 años empezó en los tablaos en Barcelona?
-Si miro atrás, no me reconozco. Conservo intacta la vocación y la pasión, pero, inevitablemente, cambias. Si tengo que ser honesto conmigo mismo, debo reconocerlo. No es que ahora sea mejor, ni tampoco peor.
-¿Sigue considerando que el paso crucial de su carrera fue vencer en el Festival de Cante de Las Minas?
-Sí, allí arranca mi carrera profesional. Gracias a eso hice la colaboración con Bigas Luna, empecé a dar conciertos fuera de Cataluña y me llamaron de festivales flamencos.
-Badalonés que vive en Sevilla, le han dado la Medalla de Oro de Andalucía, pero también el Premio Nacional de Cultura de Cataluña. ¿Es un hijo de la España plural?
-Me gustaría que se me viera como un artista no encorsetado, porque España son muchas cosas y participo de algunas; además, yo soy una mezcla y alguien al que le gusta mezclarse.
-¿Por qué se mudó a Sevilla hace un tiempo?
-Estaba enamorado de esa tierra más allá de los tópicos. Tuve la necesidad de tomar el pulso de ese paisaje y vivir y sentir el día a día. Cuando me mudé, caí en la cuenta de que muchas de las letras que llevaba cantado tanto tiempo cobraban sentido.
-Miremos hacia adelante: ¿y ahora qué?
-No tengo otra ambición que poder cantar más en Latinoamérica, que me fascina.
-¿Es más empresario ahora que nunca?
-Fui durante mucho tiempo trabajador para un mánager. Me han robado mucho porque soy un desprendido. Además, los ayuntamientos no contratan, así que soy yo quien alquila los recintos para actuar y quien corre los riesgos.
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