Deportivo
No apto para todos los públicos
La belleza de diseño y la potencia bruta del Jaguar F-Type se unen para crear un auténtico deportivo
Hay pocos deportivos así. Un dos plazas sin concesiones al espacio adicional, en el que los diseñadores han dado prioridad a la belleza de las formas y al disfrute de la conducción no sólo con unos motores brillantes, sino por todo el conjunto, que implica chasis, suspensiones, cambio e incluso sonido. Jaguar, una de las marcas con más tradición en la competición, vuelve a la esencia del espíritu que le hizo ganar un sinfín de carrera. Entre ellas Le Mans, cuatro veces en los años veinte y nuevos laureles en los noventa. El nuevo F Type no decepciona y es un digno heredero de una tradición de modelos que se cuentan entre los más bellos de la historia del automóvil. Los C Type, D Type, XK 120, 140 y 150, E Type o XJS son todos piezas de museo. Este F Type ha sido retocado respecto a la primera versión y presenta algunos detalles que le hacen más estilizado, como una parrilla un poco más grande, unos faros de 128 bombillas leed en forma de J o las grandes entradas de aire en los laterales de la parte frontal. En la trasera, los escapes forman parte de la estética, con dos salidas para los motores más potentes y sólo una para la versión más moderada.
En el interior, las concesiones son únicamente para que los dos ocupantes se sientan más confortables en un ambiente de deportividad absoluta. Asientos envolventes, cuero y materiales nobles, pero ni un sitio donde dejar la chaqueta. Estamos en un auténtico biplaza en donde prima sobre todas las cosas la efectividad de la conducción y el refinamiento del equipo, como se demuestra en la pantalla digital de 12,3 pulgadas en la que tenemos toda la información necesaria del funcionamiento del coche y también el entretenimiento con conexiones a los principales sistemas de móviles.
Por lo que respecta a la mecánica, a España llegarán tres versiones diferentes con motores de ocho cilindros en V y de cuatro en línea. Los dos primeros llevan el V-8 de 5,0 litros turboalimentado que ofrece 450 caballos pero que en su opción más deportiva, la denominada R, esta potencia puede llegar hasta unos brutales y deliciosos 575 caballos. Una alternativa más moderada, pero igualmente satisfactoria, es el bloque de cuatro en línea y 2,0 litros de cilindrada que llega hasta los 300 caballos, cifra que no está nada mal y que se puede adquirir desde setenta mil euros. En todos los casos, Jaguar ofrece estos modelos con carrocerías coupé cerrada o descapotable por unos ocho mil euros más. La apertura del techo de lona se lleva a cabo en unos pocos segundos.
En todos los casos incluye una caja de cambios automática de ocho velocidades con levas en el volante que aumentan las sensaciones de conducción deportiva. La versión de entrada, la de cuatro cilindros, resulta muy agradable de conducir. Se trata de un coche elegante y rápido, ideal para viajar y disfrutar de un tracción trasera veloz y confortable por un precio que es bajo si lo comparamos con productos similares de la competencia que, además, son mucho más feos. El equipado con el V8 que llega a los 450 caballos es mucho más fuerte, con aceleraciones importantes y un comportamiento mucho más deportivo. Podríamos decir que es la versión más equilibrada para un buen conductor que quiera disfrutar de la conducción sin sobresaltos. Su dueño podrá elegir entre tracción trasera o 4X4.
Porque al que lleva el apellido R, de Racing, los ingenieros no le han puesto esta letra en la parrilla por casualidad. Su V8 de cinco litros turbo proporciona 575 caballos que son brutales y divertidísimos. Hecho para una conducción sin límites, para lo cual, además de incorporar tracción a las cuatro ruedas permanente, los técnicos han incluido algunas modificaciones como el chasis reforzado para darle mayor rigidez, muelles y amortiguadores más duros, barras estabilizadoras e incluso frenos cerámicos, además de estar calzado con generosos Pirelli P-Zero.
Para buscar los límites aconsejamos accionar uno de los botones de la consola central hasta poner el modo deportivo. El salpicadero se teñirá de rojo y podemos además accionar unas válvulas en los silenciadores que permiten modificar el volumen del ruido de escape. Ya sólo queda apretar con fuerza el acelerador hasta donde nuestra habilidad al volante nos permita. Es conducción pura, con largas derivas del tren posterior en las curvas más cerradas y velocidades y aceleraciones de escándalo en las zonas rectas. Su velocidad punta esta autolimitada a 300 por hora. Las carreteras portuguesas de la Sierra de la Estrella fueron un escenario muy adecuado para exprimir casi todo su poderío.
Es cierto que su precio no es un regalo, porque puede llegar hasta los ciento cincuenta mil euros con la carrocería descapotable. Pero es la factura a pagar por llevar un deportivo tan especial y con todo el prestigio de Jaguar, una de las marcas míticas en el mundo del motor. Por eso no es un coche para todos los públicos. No sólo por el aspecto económico, sino además porque no todos los conductores tienen un nivel de conducción suficiente para poder sacar todo el partido a un R. Por eso las otras versiones pueden ser también un acierto pleno.
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