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BMW Serie 8: un toque de distinción y deportividad

Dentro de un diseño precioso y espectacular se esconde una poderosa mecánica que llega a los 625 caballos

 BMW Serie 8: un toque de distinción y deportividad
BMW Serie 8: un toque de distinción y deportividadBMW

La deportividad y la elegancia pueden ir unidas en una misma carrocería y la prueba de ello es la Serie 8 de BMW. Un precioso y espectacular dos o cuatro puertas con el acertado diseño que siempre tienen los coches deportivos de la firma muniquesa y la potencia de un automóvil de carreras. Un modelo que está disponible con tres carrocerías diferentes, a cada cual más atractiva: Coupé, Gran Coupé y Convertible. Cualquiera de las alternativas es un acierto.

BMW Serie 8
BMW Serie 8BMW

Esta Serie 8 forma parte de la historia más brillante de BMW que inició su andadura a finales de la década de los ochenta. Concretamente en 1989 salía al mercado el primer 850, heredero de los coupés de la serie 6, como los muy competitivos 635CSI que dominaron el cotarro en las carreras de «Touring Cars» e la época. Este primer Serie 8, con un frontal estilizado que recordaba a los M1, llevaba instalado bajo su capo delantero un poderoso V12 en sus versiones más potentes y hoy es una apreciada pieza de colección.

Este mismo espíritu se nota en el Serie 8 actual ya que muchas de las soluciones técnicas que incorpora están derivadas directamente de la experiencia de la esta firma alemana en el mundo de las carreras. Por ejemplo, el sistema de tracción a las cuatro ruedas xDrive, el diferencial M Sport y la estabilización electromecánica del balanceo. Gracias a esta combinación de elementos, la conducción al límite de este automóvil se convierte en algo eficaz y divertido, aunque quizás no al alcance de todas» las manos» ya que la potencia de su motor, que llega a los 625 caballos en las versiones más potenciadas, hacen que las cosas pasen muy rápidamente. Sin embargo, el coche se inscribe perfectamente en las curvas y, al límite de adherencia, muestra un comportamiento sobrevirador. Es decir, la parte posterior te ayuda a meter el coche en las curvas y su exceso se corrige con un contravolante y reacciones muy nobles.

En general la sensación es de una mayor agilidad que lo que deberíamos suponer en un vehículo de este tamaño, que supera los 4,8 metros de largo, tiene una anchura de 1,90 metros y su altura es de solo 1,34 metros. Para mover todo este conjunto encontramos bajo su capó delantero el motor más poderoso producido por BMW para un automóvil de larga serie. Un ocho cilindros con doble turbocompresor que puede llegar hasta los 625 caballos en las versiones M de Motorsport. Una mecánica que se combina con la caja de cambios M-Steptronic automática con convertidor de par y de ocho velocidades, muy agradable de comportamiento. Las prestaciones de estos deportivos son impresionantes, con una velocidad punta capaz de superar ligeramente los trescientos por hora y un paso de cero a cien en poco más de tres segundos.

El interior está al mismo nivel de exigencia que la carrocería. Grandes butacones anatómicos tapizados en cuero, volante deportivo multifunción con todos los elementos al alcance de los dedos, un salpicadero bien concedido y con materiales de gran calidad, una pantalla central de 12 pulgadas con todos los sistemas de información y conexiones… además del catálogo de todas las ayudas a la conducción habituales en los productos de esta marca.

Su precio, de unos 110.000 euros, variable en función de la terminación y los extras requeridos, se inscribe en la línea de exclusividad de un modelo que, en todas sus variantes, representa una de las opciones más brillantes de una marca «premium» como BMW.