Opinión
Acollona Griezmann
L26 Estilo. La diferencia entre la señora Colau, alcaldesa de Barcelona, y el señor Zidane, entrenador del Real Madrid, al margen del sexo, es el estilo. La señora Colau presume de demócrata, pero no es demócrata:
–¿En qué notas que no es demócrata?
–En el estilo. Un demócrata con estilo, piense como piense, igual si piensa bien como si piensa mal (su caso), es siempre cortés. «Cortesía hasta en la disidencia en la disidencia».
El señor Zidane ha dicho algo tan democráticamente deportivo y tan democráticamente elegante como esto: «Jamás celebraré la lesión de un jugador rival. Ojalá Neymar pueda jugar el partido de vuelta».
¡Eso es democracia, señora Colau! Su desplante al Rey es, sencillamente, también, una antidemocrática patada a la milenaria, olímpica, culta y hermosa ciudad de Barcelona que usted representa. O sea: al pan, pan; al vino, vino, y a Barcelona una alcaldesa con estética democrática. Eso.
M27 VAR. Como ya todo el mundo sabe, el VAR , el día que se apruebe, será al fútbol lo que el Ojo de Halcón al tenis. El VAR (sistema de ayuda al árbitro por vídeo) genera, sin embargo, dudas. Lógico. El mundo del fútbol es un mundo de mundos: el de los goles, el de los árbitros, el de los errores (de los jugadores y de los árbitros), el de las ilusiones, el de los cabreos, el de la polémica. Una pizza, vaya, de olores, sabores y sensaciones. Con el VAR el fútbol, indudablemente, será reglamentaria y técnicamente más perfecto ¿Es eso, realmente, lo que se quiere? Hay quien considera, no obstante, que la perfección, si se abusa de ella, aburre.
–Es perfecto, qué tío, jamás se equivoca, qué memorión, qué sabio, qué asco. Eso, ¿quién no lo ha oído o detestado alguna vez en el colegio? Alexander Ceferin, presidente de la UEFA, de momento, prefiere el fútbol como mundo de mundos. «Hay que experimentar más el VAR», opina. Yo, como él, dudo también, porque la perfección absoluta es verdad que hastía.
X 28. Menores. Hay que hacer cosas, hay que trabajar, hay que admirar y loar a los hermanos menores del deporte como Javier Fernández (patinaje artístico) y Regino Hernández (snowboard). Menores por esta mezquina razón: ellos practican deportes todavía no «globalizados» ni popularizados por la televisión.
–Ser «inquilino» de la televisión, hoy, en este siglo, es lo que más, es el «cum laude», en punto a eso de ser absolutamente popular. Javier y Regino fueron homenajeados ayer en la Moncloa, junto a otros compañeros. Rajoy es un «inquilino» del deporte: «Me gusta, lo siento y me descansa». Por eso le voto. Yo sólo creo en políticos no demagógicos (la demagogia es el parásito de la democracia, vive de ella) y en deportistas como él.
Real Madrid. ¡Oh! Frenazo y marcha atrás, que diría el gran Jardiel Poncela. ¿Hay explicación para esa derrota en el campo del Real Club Deportivo Español? «A veces no entiendo el fútbol», es la honrada explicación de ZZ. Ni él ni Simeone, que piensa como el francés, ni yo, que soy un simple aficionado, un simple observador, un simple cronista.
V2 Acollona. No todos, como Guardiola, lucen lazo amarillo, color de mal agüero (fiebre amarilla, fiebre secesionista...), y no todos los futbolistas hacen siete goles en dos partidos como Griezmann). El galo es la «fiebre amarilla» del Barça. «Este chico, cada día que pasa es mejor, es más pariente, por talento y clase, de Messi», opinan los catalanes de seny en lugar de lazo amarillo en la solapa, o sea la inmensa mayoría de ellos. Tienen a Messi, en efecto, pero el Atlético alinea «todavía» a Griezmann, cuyo nombre, hoy, acollona al barcelonismo.
Así como el Barça es mucho más Barça con Messi, el Atlético es también mucho Atlético con Griezmann. «Día 4 de marzo, domingo: ¡qué excelente domingo si resulta un domingo rojiblanco!», suspira en rojiblanco mi querido amigo Hernán San Pedro. Titánico partido de pugna, de coraje, de testículos, de talento...
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