Opinión
Te engañan, mamá
De la misma manera que un día ellos nos explicaron cómo teníamos que manejarnos por el mundo, nos toca ahora explicar bien a nuestros padres, aunque se las saben todas, qué está pasando con las pensiones.
Claro que tienen que subir. Más diáfano está que los que hasta anteayer les molestaba el olor a viejo, que al parecer eran los responsables de sus testarazos en las urnas, ahora tienen un señor mayor de cabecera, de esos que salen por televisión y hacen llorar. Cómo no. Toda una vida trabajando para cobrar de lo que queda en la hucha. Quién puede oponerse a ese deseo. Por eso la rabia es aún mayor. Les están engañando, hacen barricadas con hombres y mujeres a los que habría que tratar de usted y saludarles con respeto casi religioso.
Sí, la pensión de viudedad de mi madre deja mucho que desear. Veremos cómo serán la de los que vamos detrás. Pero, mamá, no hagas caso a los que prometen que la van a elevar con un chasquido de dedos. Es una cruel mentira. Lo has dicho: algunos ni verán el desenlace. Hay que tener la vergüenza raspada, como dicen en el pueblo, y el corazón podrido para que estén jugando con ustedes como si fueran niñatos.
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