Opinión
El señor del tiempo
Cifuentes se irá después del 2 de mayo, fiesta de la Comunidad. Será la despedida –recepción incluida– de la segunda lideresa que devora la autonomía. Así lo ha decretado Rajoy, el señor del tiempo, para que los de Ciudadanos se queden tranquilos y, sobre todo, para que los Presupuestos puedan salir adelante, que parece que sí.
La dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid estaba cantada, pero Rajoy quiere ser siempre el que decida el momento. Y sus momentos no son los del resto de los mortales. Algo que provoca mucha ansiedad; sobre todo a la oposición. Pero la dimisión de Cifuentes es sólo el comienzo. Sabe el presidente que, a partir de ese mes de mayo se pone en marcha el reloj y la maquinaria electoral. Un año para las autonómicas, municipales y europeas. Con un Manuel Valls en Ciudadanos, Gabilondo postulándose, Carmena dejándose querer por el PSOE, Podemos tragándose la quina de Errejón y sus muchachos y muchachas, esto va a parecer un circo de muchas pistas. Y en ese ambiente disparatado, los silencios de Rajoy van a ser de apuntar. En primer lugar porque ahora su única prioridad son los Presupuestos, y también porque sabe que de aquí a un año puede pasar la mundial.
¿Recuerdan cuando algunos le recomendaban que hiciera públicas las candidaturas de Cifuentes y Casado a la Comunidad y Ayuntamiento? Pues dos meses después ya ven en las que estamos. Por eso, por lo que en Cataluña pueda pasar, por las candidaturas que puedan nacer y morir, y porque el futuro no lo escriben las encuestas, Rajoy ha decidido volver a marcar los tiempos.
Ciudadanos ya está con su nueva presa: Montoro, pero el ministro de Hacienda es mal enemigo. Dicen sus colaboradores que ha vuelto a sonreír. Es lo que tiene hacer la declaración de la Renta. Él espera. Y Rajoy también.
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