Opinión
El fascismo, ahora sí
Hace doscientos años que nació Marx. El marxismo resultó uno de los mayores fracasos de la Historia, aunque hay quién todavía lo reivindica para vestir una existencia de mentirijillas. El descalabro de las utopías, ahora que se recuerda los cincuenta años del mayo del 68, trae nuevos adoquines que pegan fuerte con el objetivo de imponer teorías totalitarias. Ahí están los populismos que agitan a las masas para inocularles el virus del malestar, y todas sus ramificaciones, como el nacionalismo, el ecologismo desnortado en animalismo salvaje y, quién lo diría, el feminismo. Muy borrico tiene que ser uno para no ser feminista, pero no hablo de esa obviedad sino del feminismo radical que parte de un hecho cierto -la desigualdad- para terminar poniendo el foco en la reivindicación exagerada ante la que si uno se desentiende acaba marcado como una res con el cartel de franquista o casposo.
El caso de La Manada acumula ya mucha tinta y horas de radio y televisión en el ejemplo de que la ira no puede mantener un discurso abstracto sobre las injusticias que sufren las mujeres sino otro más bien a pie de calle, algo que todo el mundo cree que puede entender aunque no tenga ni idea. Así es más fácil manipular. Los vídeos de los descerebrados hacen más fácil tomar partido. Para empezar, nueve años de cárcel no es poca cosa. Del resto de casos, violaciones o asesinatos, no hay imágenes, así que ni una palabra. En la creencia de que en esta agitación caminamos hacia una democracia más completa se desprecian los signos que señalan lo contrario: que el totalitarismo está a dos manzanas de la plaza pública donde se debate sobre todo como en una asamblea de patricios, sólo que con faltas de ortografía.
El poder judicial, que será el primer gran perjudicado y el ministro de Justicia se enzarzan en una pelea estéril mientras los enemigos del sistema ordeñan el veneno. Este último capítulo se antoja una anécdota ante lo que se avista, una algarada en cuyas redes se ha desplomado esa burguesía que se cree revolucionaria en su aburrimiento y que responde a los estímulos del ganado. Una manada al revés. Bien está que se debata sobre lo que es la violación. Muchos de ustedes saben, sin embargo, que tras las buenas intenciones de algunos se agazapan las malas artes de muchos para que caigan las piezas del tablero. Los que antaño estaban arriba y protegían nuestra libertad ahora se ven como gigantes con los cimientos carcomidos por ese malestar de plástico. Hasta que no les dejen hablar. Entonces sí que llegará el fascismo.
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