Opinión
Adoctrinar
Las quejas por adoctrinamiento en las escuelas catalanas ascienden al menos a 87. Así lo ha reconocido Rafael Ribó, Síndic de Greuges, una especie de Defensor del Pueblo en versión catalana, tras analizar las denuncias recibidas en su institución. Las 87 incidencias corresponden a 53 centros distintos y tuvieron lugar desde el 1 de octubre hasta hoy. Las incidencias se refieren a exhibición de símbolos, actos de protesta en el centro, participación en huelgas, etc. Además, el Síndic abrió dos actuaciones de oficio: una en el Instituto El Palau de Sant Andreu de la Barca, en el que la fiscalía acusó a nueve docentes por humillar a hijos de guardias civiles. A estas incidencias se suman a las recogidas por el Ministerio de Educación en los tres primeros requerimientos que le constan al Síndic.
La Generalitat alentó a montar actos de protesta en los colegios públicos «con todos los alumnos» durante el 1-O. Pero Ribó sólo ha incorporado «incidencias concretas de seis centros, que son las que según él tienen posibilidad de verificación». También ha señalado que antes del 1-O no había recibido ninguna queja sobre adoctrinamiento. Y por eso ha mandado una carta a Rajoy pidiéndole que no interfiera en la comunidad docente. Para rematar la faena, UGT y otros sindicatos han creado una Mesa contra la «represión y la criminalización de los docentes catalanes». Así están. Pues bien, parece que por fin se está haciendo algo donde había que hacerlo: en la educación. Es la ocasión, antes de que el 155 expire. Y quizá incluso, hasta pueden empezar a cambiar las cosas.
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