Opinión
Nanjing (II): Historia
Aunque me encantaría poder relatarles, siquiera someramente, la Historia prodigiosa de una Nanjing que fue capital de los seis reinos, que resistió con bravura la brutalidad japonesa y que se convirtió en sede del gobierno nacionalista chino, resistiré con firmeza la tentación. Me voy a limitar a referirme a la manera en que en esta ciudad se puede ver cómo trata la Historia el actual gobierno chino. Si alguien visita la sede del gobierno nacionalista chino –el mismo que combatió ferozmente a Mao durante una sangrienta guerra civil– no sólo verá abierto al público un conjunto de edificios cuidados con mimo sino que se encontrará con un reconocimiento histórico-público hacia la figura de Chiang kai-shek, el enemigo por antonomasia del comunismo chino. No menor sorpresa causa que en el extraordinario museo dedicado a narrar las atrocidades perpetradas por el imperialismo japonés en Nanjing se rinda un más que merecido homenaje a Chiang kai-shek y a sus hombres que resistieron gallardamente hasta donde pudieron la ofensiva nipona.
Es cierto que los monumentos contienen siempre una referencia al avance actual y que no faltan las referencias al régimen, pero, como ha logrado prodigiosamente Putin en Rusia, los chinos han logrado integrar su Historia de manera global. ¿Se imagina alguien que en España se rindiera homenaje a Franco por su papel en el desembarco de Alhucemas en un museo nacional dedicado a las guerras de Marruecos? ¿Puede alguien pensar en que se glorifique como héroes a los combatientes del bando vencedor de la guerra civil cuando se quitan las calles al fundador de la Legión o a un almirante de la guerra de Cuba? Sin embargo, eso, de manera equivalente, es lo que están realizando desde hace tiempo los comunistas chinos que han comprendido que un sentimiento nacional fuerte que incluya a todos resulta esencial para el progreso. En España, los actuales comunistas –y no sólo ellos– no sólo van por el camino contrario sino que no se frenan a la hora de vomitar sobre la nación y de colaborar con sus enemigos jurados como son los nacionalistas catalanes y vascos. Que nadie se engañe. Una de las claves del resurgir espectacular de China es no sólo la flexibilidad económica sino, fundamentalmente, el patriotismo. Esa ausencia de patriotismo, sustituido por el ansia de mantenerse en el poder, es una de las causas esenciales de la crisis actual española.
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