
Opinión
Incapacidad política
Pedro Sánchez comenzó el lunes por la noche una ronda de contactos para explicar a los partidos políticos los motivos de la moción de censura que defenderá en el Congreso de los Diputados el próximo jueves y viernes. El secretario general del PSOE llamó por teléfono al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias; al presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y a la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal. En paralelo, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, telefoneó también al portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Joan Tardà, y al de Compromís, Joan Baldoví. Tras la llamada, este último se reunió con Ábalos, que le agradeció el apoyo de Compromìs a la moción sin ninguna contrapartida.
Pero lo asombroso de estos contactos es que, según fuentes de Ferraz, no está previsto que Sánchez se reúna con el resto de los grupos parlamentarios porque «no hay tiempo para ello». Es decir, que la llamada «moción de censura, estabilidad y convocatoria electoral», nace sin que el PSOE haya cruzado una palabra con Rivera. Toda una declaración de intenciones. También ayer, en una intervención ante los grupos parlamentarios del PSOE en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo, Sánchez llamó a consensuar una fecha electoral que consiga «estabilizar y normalizar la vida política de nuestro país» y advirtió «a aquellos que defienden el ‘‘no’’ a la moción» que piensen «qué consecuencias tendrá para la democracia española que Mariano Rajoy continúe tras la sentencia».
Pues bien, de momento las consecuencias son claras. La prima de riesgo española ha superado los 140 puntos básicos en la mañana de ayer y el Ibex 35 culminó su quinta sesión consecutiva en rojo, con unas pérdidas que superan ya el 2,5%. Las cosas estaban tan mal, que el ministro de Economía, Román Escolano, desaparecido hasta la fecha, tuvo que salir a la palestra para aclarar que el único culpable de esta situación es el «Gobierno Frankenstein», que pretende montar Pedro Sánchez: «Jugar con la estabilidad es grave».
Y así hemos vuelto donde solíamos. Nada nuevo tras la anterior y breve legislatura, y lo que costó poner en marcha la actual. Tampoco merece la pena hacer nuevas reflexiones sobre la incapacidad de nuestros partidos para pactar, ni sobre los nuevos casos de corrupción que aparecerán en el PP. Estos políticos que tenemos son incapaces de ver más allá de sus propios intereses.
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